“Sin la ingeniería, la ciencia sería filosofía”, dice el dicho. Y es cierto, gran parte del avance tecnológico que hoy gozamos se debe en parte a la ingeniería. Gracias a esta disciplina hemos podido administrar agua, mejorar el transporte y las telecomunicaciones, generar energía y visitar otros cuerpos celestes.
Sin embargo, la ingeniería también falla. Y mientras más grande es la obra, más espectacular es el desastre. Los ejemplos sobran, tan solo hace unos meses la represa Hidroituango en Colombia sufrió un rebalse que puso en riesgo a la población aledaña, hace unos años un avión de Malaysia Airlines desapareció totalmente y es imposible olvidar la tragedia de la misión Apolo 1. Pero para este caso vamos a recordar 4 fallas de ingeniería que parecen sacadas de una película de terror:
El hundimiento del Titanic
Inmortalizado en más de una película, el hundimiento del Titanic es el desastre marítimo más grande de la historia. El barco más grande del mundo del aquel entonces, zarpó desde Nueva York el 10 de abril de 1912 y cuatro noches después golpeó un iceberg en el Atlántico Norte y se dañó tanto que resistió menos de tres horas antes de que se hundiera. Más de 1500 personas perdieron la vida en aquel accidente.
Aunque la nave tuvo el infortunio de estrellarse con una gigantesca montaña de hielo, muchas vidas se hubieran podido salvar si los fabricantes hubiesen dado más importancia a la seguridad que a la estética. El diseño original incluía dos filas de botes salvavidas en la cubierta, pero se eliminó una para permitir más espacio y una mejor vista para los pasajeros de primera clase.
Además, investigaciones posteriores han encontrado que es probable que el iceberg abrochara las placas y sacara remaches de calidad inferior a lo largo del casco, permitiendo que el agua entrara en al menos cinco de los compartimentos. Cuando el bote bajó por la cabecera, el agua fluyó sobre los mamparos transversales, que estaban apenas por encima de la línea de flotación, en otros compartimientos. La altura de los mamparos se redujo para evitar estropear las salas públicas de primera clase.
La tragedia del transbordador espacial Challenger
La mañana del 28 de enero de 1986 ocurrió uno de los episodios más tristes de la exploración espacial. Luego de 73 de su lanzamiento, el transbordador espacial Challenger explotó matando a sus siete tripulantes.
La posterior investigación descubrió que la causa del accidente fue la falla de las juntas tóricas primarias y secundarias en el propulsor de cohete sólido derecho, lo que permitió que el gas y el fuego escaparan entrando en contacto con el tanque externo resultando en un fallo estructural. Este problema se conocía desde hacía nueve años, pero se había ignorado, en parte porque la seguridad se consideraba garantizada con la presencia del segundo anillo. Las advertencias de los ingenieros de que las bajas temperaturas agravarían el problema también fueron ignoradas debido a la presión para cumplir con los plazos de lanzamiento.
Este desastre se ha utilizado para enseñar muchas lecciones: principalmente que la gerencia debe considerar cuidadosamente el asesoramiento de los ingenieros; y que se debe introducir la cultura de comunicar y la toma de decisiones grupales. Luego, hubo un rediseño total de los propulsores sólidos de cohetes, en los cuales se incorporaron tres anillos tóricos.
El desastre nuclear de Chernobyl
Este desastre es uno de los más conocidos de los últimos años. La mañana del 26 de abril de 1986, explotó un reactor estructuralmente defectuoso en la central nuclear de Chernobyl cerca de Pripyat en Ucrania en la Unión Soviética. Ésta provocó la liberación de grandes cantidades de partículas radiactivas a la atmósfera que se extendió por gran parte de la URSS occidental y Europa. Más de 350,400 personas fueron evacuadas y otras decenas fallecieron en los siguientes meses.
El desastre comenzó durante una prueba de sistemas cuando hubo una subida de tensión seguida de un apagado de emergencia y un aumento exponencialmente mayor en la salida de potencia. El contenedor del reactor se rompió, hubo una serie de explosiones de vapor y el moderador de grafito del reactor fue expuesto al aire, causando que se inflamara. El fuego resultante envió un penacho de lluvia altamente radiactiva a la atmósfera sobre una extensa área geográfica que afectó principalmente a Ucrania, Bielorrusia y Rusia.
El desastre de Bhopal
Este caso es menos conocido que los anteriores, pero considerablemente más trágico. En 1984, una liberación de gas tóxico en una planta de pesticidas en Bhopal, India, produjo 2,259 muertes inmediatas y unas 11,000 muertes en las semanas siguientes. Con el tiempo se supo que más medio millón de lesiones.
Más de 42 toneladas de isocianato de metilo, un material altamente tóxico e irritante utilizado en la fabricación de pesticidas, se contaminó con agua y causó una reacción exotérmica, que aumentó la temperatura dentro del tanque a más de 200°C. Al notar el exceso de calor, los los sistemas automatizados de liberación de emergencia se activaron y liberaron la presión adicional y un gran volumen de gases, los cuales escaparon y comenzaron a extenderse. Si ese gas hubiera sido más liviano que el aire, podría haberse dispersado con un daño mínimo. Pero al ser más pesado que el aire, se dispersó por kilómetros, filtrándose en la cercana ciudad de Bhopal.
Aunque el desastre ocurrió hace más de 3 décadas, la tierra alrededor de Bhopal sigue siendo tóxica para los humanos y animales. Hasta la fecha el agua de la región permanece contaminada y se han realizado diversos esfuerzos internacionales por limpiarla.
Fuente: nmas1.org