Las diminutas moscas de la fruta pueden parecernos unas insignificantes y vulgares criaturas, pero lo cierto es que su técnica de vuelo es admirable. Con el objetivo de atrapar una presa o escapar de una amenaza, son capaces de modificar su trayectoria como aviones de combate, realizando giros imposibles en menos de una centésima de segundo. Cualquiera conoce la frustrante experiencia de intentar atrapar una y quedarse con la mano vacía en el aire. Inspirados en estos insectos del tamaño de una semilla de sésamo, investigadores de la Universidad Técnica de Delft y la Universidad de Wageningen, ambas en los Países Bajos, han desarrollado un novedoso robot volador que imita sus hazañas acrobáticas. El singular ingenio, de apenas 29 gramos de peso y 33 cm de envergadura, autónomo y de vuelo libre, ya ha permitido revelar algunos de los secretos de las maniobras extremas de estos insectos.
Según explican los autores en la revista “Science”, el nuevo robot, denominado DelFly Nimble, tiene un diseño simple y fácil de producir, con un rendimiento “incomparable”. Al igual que las moscas, el robot no tiene cola, por lo que son sus cuatro alas, que golpean 17 veces por segundo, las que controlan el vuelo mediante pequeños y precisos ajustes en su movimiento. Con unos mecanismos de control altamente efectivos, la máquina no solo puede desplazarse en cualquier dirección y mantenerse en vuelo estacionario, sino también ser sorprendentemente ágil (No te pierdas el vídeo sobre estas líneas para comprobarlo).
“El robot tiene una velocidad máxima de 25 km por hora y puede realizar maniobras agresivas, como giros de 360 grados y bucles similares”, dice Matej Karásek, su principal diseñador y primer autor del estudio. “Además, por su tamaño, tiene una excelente eficiencia energética, permitiendo cinco minutos de vuelo estacionario o más de 1 km de alcance con una batería completamente cargada”, añade.
Maniobras replicadas
Para demostrar su gran potencial para la investigación del vuelo de los insectos, el equipo decidió programar el robot para que imitara a las moscas durante sus vertiginosas maniobras de escape, como las que emplean cuando tratamos de golpearlas. Y resultó que DelFly, aunque es 55 veces más grande, consiguió ser un maravilloso imitador. «A diferencia de los experimentos con animales, teníamos el control total de lo que sucedía en el ‘cerebro’ del robot. Esto nos permitió identificar y describir un nuevo mecanismo aerodinámico que ayuda a las moscas, pero posiblemente también a otros animales voladores, a dirigir su trayectoria a lo largo de estos rápidos giros inclinados», señala Karásek.
Hasta ahora, el estudio del vuelo de los insectos había sido realizado con cámaras de alta velocidad, modelos teóricos o robots a escala conectados a fuentes de energía externas, pero estos métodos son limitados y no permiten modelar todo el rango de movimientos relacionados con el vuelo libre, por lo que los investigadores creen que Delfly Nimble puede ser muy útil en este campo. Además, según explican, los drones inspirados en insectos tienen un gran potencial para aplicaciones novedosas, ya que son livianos, seguros para los seres humanos y pueden volar más eficientemente que los diseños tradicionales.
Fuente: abc.es/ciencia