La sofisticación y complejidad de los sistemas biológicos es una fuente constante de inspiración para los científicos. Ahora investigadores de la Universidad Tecnológica de Tampere (Finlandia) se han fijado en la popular planta carnívora Dionaea muscipula (conocida como una venus atrapamoscas) para desarrollar un atrapamoscas artificial, que en lugar de cerrarse por el contacto del insecto, se activa con la luz.
“Este dispositivo está formado por un elastómero (compuesto elástico) de cristal líquido sensible a la luz, fabricado sobre la punta de una fibra óptica, que actúa como fuente de energía y como una sonda sin contacto que tantea el ambiente”, explican los autores en su estudio, que se publica esta semana en Nature Communications.
Cuando un objeto pasa por delante del campo de visión, la fibra óptica lo ilumina, y la luz reflejada induce la flexión del elastómero. El resultado es que el atrapamoscas artificial se cierra y captura al ‘intruso’ si pasa cerca. Después, cuando se desconecta la luz, se abre el mecanismo y sale el objeto, que puede tener formas diferentes y una masa cientos de veces mayor que la del dispositivo.
Los investigadores destacan que este atrapamoscas “se autorregula y puede reconocer de forma autónoma objetos diferentes”, por lo que se podrían aplicar en la construcción de robots blandos a pequeña escala. Dentro del campo de la microrobótica inteligente, estas diminutas pinzas activadas con luz podrían ser ideales para manipular objetos pequeños y delicados.
Aplicación en microrobótica
Los robots blandos tienen un gran potencial para proporcionar contactos más seguros y amigables con el ser humano, pero hasta ahora su automatización suponía todo un desafío para los científicos.
Una de las maneras en que se abordaba este problema era emplear materiales que cambiaban de forma en respuesta a estímulos de luz, pero usando iluminación externa. Ahora el nuevo atrapamoscas artificial ya la lleva incorporada.
El atrapamoscas artificial en acción. Cuando entra el objeto en el campo de visión, la fibra óptica lo ilumina y la luz reflejada hace que se cierre el dispositivo (que se abre cuando se apaga la luz). / Owies Wani et al., Nature Communications.
Aumentando o disminuyendo la potencia de la luz se puede, respectivamente, cerrar y abrir el mecanismo del atrapamoscas artificial (reflejado aquí en un espejo para ver mejor el efecto). / Owies Wani et al., Nature Communications.
Fuente: SINC