La Palma vuelve a postularse con fuerza como sede de una de las infraestructuras astronómicos más ambiciosas
Canarias vuelve a postularse con fuerza para acoger al próximo gigante de la astronomía: el Telescopio de Treinta Metros (TMT). La gran infraestructura científica lleva más de una década aspirando a convertirse en líder de la observación del espacio pero no ha terminado de ponerse en marcha. Los trámites burocráticos, varios varapalos judiciales y una férrea oposición de la población local han impedido que la construcción se haga efectiva en Mauna Kea, en Hawái, como quieren los promotores del proyecto.
El último inconveniente ha sido el mismísimo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que retiró los fondos previstos para el TMT hace algo más de un mes. Con este nuevo revés para la ciencia, Canarias se ha colocado de nuevo en la pele a y cuenta con el apoyo del Gobierno de España , que esta misma semana anunciaba la oferta de 400 millones a los promotores del telescopio para acercarlo al Archipiélago .
Es una vieja aspiración del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), después de que el que fuera su director Rafael Rebolo, iniciara los trámites para que se construyera en el Observatorio del Roque de Los Muchachos en La Palma. Aquella primera pugna se resolvió a favor del estado americano pero ahora, más de diez años después, la Isla Bonita vuelve a la carga por este gigante.
Origen
Se gestó en el Instituto de Tecnología de California ( Caltech ) a mediados del inicio del siglo XXI, aunque no fue hasta la siguiente década cuando el proyecto empezó a materializarse.
Tal y como ocurre en el caso del Telescopio Europeo Extremadamente Grande (E-ELT) en construcción en Chile, esta infraestructura pertenece a la nueva generación de la observación astronómica y la investigación astrofísica, siguiendo la estela del Gran Telescopio Canarias ( GTC ), en el Observatorio del Roque de Los Muchachos. Un camino abierto en La Palma que el TMT está preparado para ampliar con creces, alcanzando un nivel de observación y retos científicos de primer orden.
Los números
Los avances parten de su propio diseño, que por lo pronto triplica el que es hasta ahora el más grande de los telescopios operativos : frente a los 10,4 metros de diámetro del GTC, la infraestructura a la que vuelve a aspirar La Palma dispondrá de 30 metros.
El espejo primario, uno de los elementos más imponentes de este tipo de instalaciones junto con el propio edificio, está formado por 492 segmentos hexagonales, cada uno de ellos de aproximadamente 1,44 metros.
El espejo secundario, de 3,1 metros de diámetro, refleja la iluminación que recibe del primario y lo convierte en un rayo de luz para los instrumentos científicos que se instalan a ambos lados el Telescopio de Treinta Metros. La luz , no obstante será redirigida por el espejo terciario, que será plano y algo más pequeño.
Óptica
Entre las principales novedades tecnológicas que ofrece el Telescopio de Treinta Metros se encuentra que se trata de la primera infraestructura de este tipo que se fabrica con óptica adaptativa. De esta manera se conoce al sistema que se emplea en observación astronómica para corregir la distorsión de la imagen causada por la atmósfera. Al contar con este procedimiento, el TMT podrá proporcionar imágenes doce veces más nítidas que el telescopio espacial Hubble.
Esta particularidad implica que el telescopio esté integrado en un sistema de estrellas de guía por láser que se suman al resto de controles (de señalización, posición o sincronización entre otros) hasta alcanzar más de 30.000 canales de entrada y salida.
Según explican los responsables de la infraestructura, “ya que el TMT se ha diseñado como un telescopio activo, prácticamente todas sus funciones dependen de estos sistemas de control”, lo que evidencia la relevancia especial de la ingeniería y tecnología que están presentes en el proyecto, avanzando incluso el que en su momento fue el diseño pionero del Gran Telescopio Canarias.
Inversión
Llevar a cabo una iniciativa de estas dimensiones implica una inversión de vértigo , una financiación que corre a cargo de universidades, agencias gubernamentales y fundaciones científicas. Precisamente, debido al importante costo de construcción así como a su complejo diseño, Caltech buscó desde el inicio socios entre varios centros de investigación, que corresponden a cinco países: Estados Unidos, Japón, China, Canadá e India.
Según los cálculos de los promotores del proyecto astronómico, las operaciones se estiman en alrededor de 26 millones por año más otros 12 en desarrollo de instrumentos. Como es habitual en infraestructuras científicas como el TMT, los gastos en construcción y operaciones corresponden a una parte del tiempo del uso del telescopio para cada socio.
Sus cifras marean. El proyecto involucra desarrollos tecnológicos por un valor aproximado de 1.400 millones de dólares . Además, se prevé que la vida útil del telescopio para desarrollar su actividad científica se prolongue por al menos unos 65 años.
A estos números se puede añadir uno con especial relevancia para el Archipiélago: Según el IAC, en el caso de que la infraestructura científica se instale finalmente en La Palma, la inversión anual en las Islas será de más de 25 millones de euros tanto en gastos de personal como contratos de diversos suministros. Además, de instalarse en el Archipiélago, supondría la creación de unos 430 empleos.
La ciencia
Toda esta infraestructura tiene por objetivo escudriñar en el Universo hasta donde de momento no es posible y de forma aún más evidente que hasta ahora. Los proyectos concretos de investigación dependerán de lo que se pongan en marcha una vez que el TMT esté construido, pero según sus promotores, el gigante científico ya tiene algunos retos por delante.
En ese sentido, citan algunas de las cuestiones que forman parte de los misterios de todo lo que rodea al planeta, especialmente lo relacionado con la física a grandes escalas . Por eso, el telescopio está diseñado para funcionar en diferentes longitudes de onda (ultravioleta, óptica e infrarroja) así como con mediciones espectroscópicas.
Entre los asuntos, se encuentra la indagación de la materia oscura, un reto que se podrá sustentar en el estudio de supernovas muy distantes consideradas como candelas estándar, cuyo brillo se amplifica por la fuerte gravedad de cúmulos de galaxias cercanas, con el objetivo de conocer la evolución del Universo.
Los agujeros negros son otro de los grandes misterios de la astrofísica y el TMT no los deja de lado, puesto que la mayor resolución que permite ofrece considerar estos fenómenos hasta 20 veces más pequeños de lo que es posible ahora.
Todo ello a pesar de que durante los últimos años se han logrado avances, muchos de ellos generados en el propio GTC , y que aún podrían profundizarse gracias a la tecnología del Telescopio de Treinta Metros.
La gran pregunta de la población sigue siendo la posibilidad de vida en otros planetas, una cuestión que depende de las estructuras de otros cuerpos alrededor de sus propias estrellas. Al margen de la detección de conjuntos de planetas, el siguiente paso es el estudio de sus correspondientes atmósferas.
Estudiar las moléculas presentes y buscar la existencia de agua y organismos, evidencias de actividad biológica y posiblemente vida extraterrestre, es una las posibilidades del TMT.
Fuente: eldia.es