El cerebro de las personas infectadas por el VIH presenta niveles elevados, y anómalos, de la proteína amiloide beta, conocida por su relación con la enfermedad de Alzheimer. Pero, ¿puede el virus favorecer la acumulación del péptido y contribuir así a la muerte neuronal? Científicos de la Universidad del Noroeste de Chicago han descubierto que la respuesta se halla en la proteína precursora amiloidea, APP (por sus siglas en inglés), y en cómo el VIH influye en la degradación de esta. Detallan su investigación en la revista Nature Communications.
APP es una proteína embebida en la membrana celular o transmembrana que participa en varios procesos neuronales, como la regulación sináptica. Aunque su función principal aún se desconoce, los científicos han descubierto la acción antivírica de la proteína en macrófagos y células microgliales infectadas por el VIH. Dentro de estas células, el virus empieza a replicarse con el objeto de generar nuevas partículas víricas o viriones. Sin embargo, durante este proceso, APP se une al principal componente de la cubierta protectora del virus, la proteína Gag, e impide la liberación de viriones al espacio extracelular. Por consiguiente, APP evita la propagación del VIH y la infección de células sanas.
Para evitar este bloqueo, el virus ha desarrollado una estrategia: Gag reduce los niveles de APP mediante la activación de las enzimas secretasas beta y gamma endógenas. La función de estas es facilitar la proteólisis o degradación de la proteína APP. Pero su acción promueve la formación del péptido amiloide beta, principal componente de las placas amiloideas características de la enfermedad de Alzheimer. El resultado es un aumento de los niveles de amiloide beta que favorece la degeneración y la muerte neuronal. No obstante, los experimentos realizados con cultivos celulares también muestran que la inhibición de la actividad de la secretasa gamma revierte el efecto de Gag.
En el ochenta por ciento de las persona infectadas, el virus del sida es capaz de atravesar la barrera hematoencefálica. Así, además de provocar el síndrome de la autoinmunodeficiencia humana, favorece la aparición de demencias asociadas al VIH. Con anterioridad, se ha demostrado la correlación existente entre la carga vírica (cantidad de VIH en la sangre) y la aparición de demencias. Para los científicos, sus resultados concuerdan con estas observaciones. A mayor presencia del virus, más acumulación de péptido amiloide beta y mayor pérdida de capacidad cognitiva. Pero también dan esperanza: el descubrimiento de la función antivírica de APP podría ayudar a combatir tanto la infección por VIH como las enfermedades neurodegenerativas.
Fuente: investigacionyciencia.es