Durante la pandemia, la implementación de nuevas tecnologías se hizo la constante; sin embargo, existe una laguna legal sobre las responsabilidades éticas
Si alguien fue mal diagnosticado durante una consulta de telemedicina y, en consecuencia, se tienen afectaciones a la salud, ¿en quién recae la responsabilidad legal de esta mala praxis médica?, ¿en el doctor que atendió al paciente, en el proveedor de los instrumentos de medición o en el paciente si éste tuvo una mala apreciación de sus síntomas?
Esta pregunta sólo evidencia la laguna legal sobre la responsabilidad legal y ética en el ejercicio de la telemedicina, pues si bien la aplicación de Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs) e inteligencia artificial en materia sanitaria se incrementó desde la pandemia por Covid-19, también ha sido una práctica que cada día gana más terreno.
No obstante, especialistas y la UNESCO advierten sobre la falta de regulación legal para la implementación de este servicio que cada vez se hace más popular. Esto porque el gobierno debe de emitir Normas Oficiales (NOM) para delimitar un estándar mínimo de calidad en el uso de tecnologías e insumos médicos; sin embargo, la tecnología ya rebasó el trabajo legislativo en México.
¿Qué es la telemedicina?
La telemedicina es la capacidad de recibir atención médica a distancia por parte de algún profesional de la salud. Para que ésta pueda darse, el paciente requiere de un instrumento de comunicación, como un teléfono, teléfono inteligente, tableta electrónica o computadora.
Del otro lado de la línea habrá un doctor que reciba información y pueda establecer recomendaciones médicas o, incluso, un diagnóstico para poder emitir una receta médica.
¿Qué problemas puede presentar?
Para que el personal sanitario pueda recibir más información, el paciente suela apoyarse en instrumentos como los relojes inteligentes, pues estos instrumentos pueden aportar información valiosa en materia sanitaria, pues miden el ritmo cardiaco o nivel de oxigenación de la sangre, pero ¿qué pasa si este instrumento falla o está defectuoso?
Por el otro lado, la instrumentación de la Inteligencia Artificial (IA) en materia sanitaria, así como su innovación y mejoramiento podrían tener avances notables para resolver de manera ágil a numerosos usuarios que requieran de su ayuda; sin embargo, la falta de regulación y exigencias de calidad abre la puerta a una atención inadecuada.
Alberto Campos, socio del Grupo de Industria de Ciencias de la Vida del despacho Sánchez Devanny, opina que existen retos y riesgos importantes en el ramo de salud “un reloj inteligente que me dé lectura del pulso o ritmo cardiaco, ¿es un dispositivo médico? Yo diría que no, el reloj, es un reloj con algunas funciones adicionales, y esto no está regulado en México”. Por ello exhortó a que el Poder Legislativo se ponga a trabajar en ese rubro.
“Qué va a pasar cuando un profesional de la salud utilice este tipo de información, y en ese caso el médico tiene una responsabilidad total, hasta dónde esa inteligencia artificial o ese software va a cubrir alguna falta de conocimiento por parte del médico, hasta dónde es ese médico responsable del uso de herramientas tecnológicas que pueden estar, no reconocidas o parcialmente reconocidas en México”, declaró el representante en relación a la laguna legal.
Por su cuenta, la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) exhortó a sus países miembro a legislar en materia bioética para el uso adecuado de la IA.
En el Informe de la Comisión de Ciencias Sociales y Humanas (SHS) 2023 de la UNESCO, la Conferencia contempla las aplicaciones de la IA en el ámbito de la salud y bienestar social. En el documento se especifica que se debe considerar, entre otras cosas, “las relaciones del paciente con su familia y con el personal sanitario”.
“Los Estados Miembros deberían garantizar que el desarrollo y el despliegue de los sistemas de IA relacionados con la salud en general y con la salud mental en particular estén regulados, de modo que esos sistemas sean seguros, eficaces, eficientes y probados desde el punto de vista científico y médico y faciliten la innovación y el progreso médico con base empírica”
Cabe destacar que el avance de la IA no ha llegado al grado de sustituir el trabajo del médico; sin embargo, ya existen aplicaciones como “Pregúntale a Zana”, un chat inteligente vía WhatsApp que proporciona respuestas especializadas en el sector salud basadas en la descripción de los síntomas o padecimientos de los posibles pacientes proporcionen.
En caso de que estas respuestas no satisfagan las necesidades del usuario, se le dirige con un médico o un terapeuta (en caso de tratarse de salud mental).
Fuente: publimetro.com.mx