Una nueva cápsula que envía un mensaje a un smartphone a medida que recorre el tracto gastrointestinal podría convertirse en una una forma de rastrear si los pacientes siguen correctamente los tratamientos recetados. El problema de la falta de adherencia a las instrucciones de medicamentos causa aproximadamente 125.000 muertes al año, sólo en Estados Unidos y al menos el 10% de las hospitalizaciones, de acuerdo a un cálculo.
Pronto, esta tecnología de rastreo ingerible también podría ser utilizada para garantizar que los pacientes no tomen dosis excesivas de medicamentos como los opioides, que son altamente adictivos (ver En busca de un fármaco que alivie el dolor del mundo sin crear drogadicción). Unos investigadores de un hospital de Boston (EEUU) creen que estas píldoras altamente tecnológicas también podrían ayudar a los médicos a recetar la cantidad correcta, lo que ayudaría a los pacientes a evitar tomar más de lo que necesitan.
A medida que crece la epidemia de opiáceos en EE. UU., los médicos de urgencias y toxicólogos del Hospital Brigham y de Mujeres en Boston Edward Boyer y Peter Chai querían analizar cómo los pacientes toman opioides cuando se los recetan por primera vez.
Chai afirma que ser capaz de detectar un patrón de cómo los pacientes toman las píldoras puede ayudar a los médicos a intervenir si se produce un cambio en ese patrón: si los pacientes toman más píldoras, por ejemplo, o las toman antes de acostarse por la noche, la hora más peligrosa para tomar opioides.
Ambos médicos se asociaron con EtectRx, una compañía con sede en Florida (EEUU), que está desarrollando una cápsula de gel ingerible que integra un sensor inalámbrico. La cápsula de gel envuelve pastillas comunes y, al ser ingerida, se disuelve por los ácidos digestivos del estómago. En ese momento, emite una señal de radio captada por un pequeño dispositivo que el usuario lleva colgado del cuello. El lector detecta el mensaje enviado desde la píldora y lo envía a la aplicación de un médico por Bluetooth.
Boyer y Chai probaron la tecnología en 15 pacientes de urgencia con fracturas óseas a los que se les recetó oxicodona, un tipo de opioide. La tecnología registra cuántas píldoras toma cada paciente y con qué frecuencia las toma. Si un paciente toma demasiados opiáceos porque el dolor persiste, el médico puede intervenir.
La primera píldora equipada con un sensor fue aprobada por la Agencia de Medicamentos y Alimentos de EEUU en noviembre. Su objetivo era encapsular Abilify, un fármaco antipsicótico utilizado para tratar la esquizofrenia y el trastorno bipolar. Estos pacientes a menudo no toman sus medicamentos de manera regular, algo que puede tener graves efectos secundarios.
En este momento, la tecnología todavía es algo torpe. La píldora digital que se combina con Abilify requiere que los pacientes usen un parche colocado en el torso cuando toman su medicamento. La tecnología desarrollada por EtectRx utiliza un lector electrónico del tamaño de un iPod, que se lleva al cuello. Pero la compañía está trabajando en aumentar la potencia de la señal de la píldora.
Chai explica: “Esperamos que algún día el lector se integre en dispositivos portátiles que la gente usa todos los días, como la correa de un Apple Watch o la carcasa de un smartphone. Eso realmente permitiría que el lector comience a integrarse en la vida cotidiana de los pacientes”.
Y hay más desafíos por delante. No todos los pacientes querrán ser rastreados, y los que acepten querrán saber cómo se utilizan sus datos personales.
Boyer y Chai han entrevistado a pacientes de urgencias que consumen heroína y les han preguntado si estarían dispuestos a usar la tecnología. Alrededor del 83% dijo que lo haría. Ahora, están probando la tecnología en pacientes con dolor crónico que llevan largo tiempo tomando opioides.
La directora de la Clínica de Adicción a la Medicina de la Universidad de California en Los Ángeles (EEUU), Larissa Mooney, considera que tecnología es emocionante, pero aún no está convencida de que las píldoras digitales sirvan para prevenir o tratar la adicción. La médica afirma: “Esto solo funcionará si las personas aceptan y consientan ser monitorizadas. Alguien que no quiera que se registren todas sus dosis podría rechazar este medicamento, por lo que siempre habrá limitaciones”.
También hay mucha variabilidad en las necesidades de analgésicos opiáceos de cada persona, añade, por lo que estas píldoras tendrán que ser probadas en más pacientes con diferentes tipos de dolor.
Fuente: MIT Technology Review