Icono del sitio INVDES

Un virus ‘desaparecido’, similar a la polio, detectado en docenas de niños paralizados

Un virus 'desaparecido', similar a la polio, detectado en docenas de niños paralizados

Investigadores de la Universidad de California San Francisco ha detectado restos inmunológicos de un virus estacional común en el líquido cefalorraquídeo de docenas de pacientes diagnosticados con mielitis flácida aguda (MFA), una enfermedad similar a la polio que causa parálisis permanente y a veces es potencialmente mortal en niños pequeños.

Los hallazgos, publicados en la revista ‘Nature Medicine’ proporcionan la evidencia más clara hasta la fecha de que la MFA es causada por un enterovirus (EV) que invade y deteriora el sistema nervioso central.

La mielitis flácida aguda, que comienza con síntomas similares al resfriado y avanza creando debilidad de las extremidades y parálisis en cuestión de días, se documentó por primera vez en 2012. Desde entonces, se han producido brotes cada dos años, con más de 500 casos confirmados registrados hasta ahora. Pero debido a que los científicos han tenido problemas para identificar una causa, la MFA ha sido objeto de un debate polémico dentro de la comunidad médica.

La evidencia creciente implicaba a los enterovirus como el probable culpable, específicamente las cepas D68 y A71 del virus. Los brotes de EV son comunes y normalmente no causan nada más grave que los síntomas parecidos al resfriado o la enfermedad de manos, pies y boca, que produce erupciones.

Sin embargo, los científicos comenzaron a notar que los brotes de EV coincidieron con picos en MFA. También encontraron que las muestras respiratorias de niños diagnosticados con MFA a menudo dieron positivo para EV. Además, los estudios de laboratorio encontraron que estas cepas causaron parálisis en ratones.

Pero muchos expertos se mostraron escépticos respecto de la hipótesis del enterovirus y, en cambio, propusieron que la MFA es un trastorno autoinmune o que es causada por algún otro virus aún no descubierto.

Estos escépticos argumentaron que la evidencia que vinculaba el virus con MFA era circunstancial, porque no se podía encontrar el virus en el 98 por ciento de los pacientes con MFA a los que se les hizo una prueba de líquido cefalorraquídeo. Sostuvieron que hasta que hubiera una amplia evidencia de que el virus invade el sistema nervioso humano, el vínculo entre EV y MFA no se ha comprobado.

“La gente estaba obsesionada con el hecho de que los enterovirus rara vez se detectaban en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes con MFA. Querían saber cómo alguien podría tener síntomas neurológicos sin virus detectables en su sistema nervioso central –explica Michael Wilson, profesor asociado de Neurología, miembro del Instituto de Neurociencias de la UCSF Weill y autor principal del estudio–. Si pudiéramos detectar algo específico de un virus en el líquido cefalorraquídeo de los pacientes con MFA, nos sentiríamos más seguros al afirmar que los síntomas neurológicos de la enfermedad están mediados por virus”.

Para encontrar evidencia del virus perdido, Wilson trabajó con investigadores del Chan Zuckerberg Biohub, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el Departamento de Salud Pública de California, la Universidad de Colorado, el Boston Children’s Hospital y la Universidad de Ottawa.

Utilizaron una versión mejorada y personalizada de una herramienta de búsqueda de virus llamada ‘VirScan’, desarrollada por primera vez en la Facultad de Medicina de Harvard en el laboratorio de Stephen J. Elledge.

“Cuando hay una infección en la médula espinal, las células inmunitarias productoras de anticuerpos viajan allí y producen más anticuerpos. Creemos que encontrar anticuerpos contra el enterovirus en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con MFA significa que el virus realmente va a la médula espinal”, señala Ryan Schubert, miembro clínico del Departamento de Neurología de la UCSF, miembro del Laboratorio de Wilson y autor principal del estudio.

Los investigadores crearon bibliotecas moleculares que consisten en casi 500.000 pequeños trozos de cada proteína que se encuentra en los más de 3.000 virus que se sabe que infectan a los vertebrados (incluidos los humanos), así como a aquellos que infectan a los mosquitos y las garrapatas, en un esfuerzo para descartar la transmisión de enfermedades a través de sus picaduras.

Luego expusieron estas bibliotecas moleculares al líquido cefalorraquídeo obtenido de 42 niños con MFA y, como control, 58 que fueron diagnosticados con otras enfermedades neurológicas. Cualquier fragmento de proteína viral que reaccione de forma cruzada con cualquier anticuerpo presente en el líquido cefalorraquídeo proporcionaría evidencia de una infección viral en el sistema nervioso central.

Se encontraron anticuerpos contra el enterovirus en el líquido cefalorraquídeo de casi el 70 por ciento de los pacientes con MFA. Menos del 7 por ciento de los pacientes sin MFA dieron positivo para estos anticuerpos. Además, debido a que el líquido cefalorraquídeo de pacientes no contenía anticuerpos contra ningún otro virus, cualquier otro virus conocido podría eliminarse como posible culpable.

“La fuerza de este estudio no es solo lo que se encontró, sino también lo que no se encontró –precisa Joe DeRisi, profesor de bioquímica y biofísica en la UCSF, copresidente del Chan Zuckerberg Biohub y coautor del estudio–. Los anticuerpos contra enterovirus fueron los únicos enriquecidos en pacientes con MFA. Ninguna otra familia viral mostró niveles elevados de anticuerpos”.

Aunque el estudio proporciona la evidencia más sólida hasta ahora de que los enterovirus causan AFM, quedan aun muchas preguntas sin respuesta. Para la coautora del estudio, Riley Bove, responder a estas preguntas es una misión profundamente personal. Bove, profesora asistente de Neurología y miembro del Instituto de Neurociencias Weill de la UCSF, es la madre de un niño que fue diagnosticado con MFA.

En el verano de 2014, toda la familia de Bove contrajo lo que parecía ser un resfriado severo. Todos se recuperaron excepto el hijo de Bove, que entonces tenía cuatro años. Apenas unos días después del inicio de los síntomas parecidos al resfriado, comenzó a experimentar dificultad para respirar. Pronto, quedó paralizado de pies a cabeza y tuvo problemas para respirar solo.

Hoy, el hijo de Bove es un próspero niño de nueve años, pero ella dice que los efectos físicos y emocionales de MFA estarán con él el resto de su vida. Ahora espera que el nuevo estudio conduzca a un consenso científico sobre el enterovirus como la causa de la MFA, ya que este es un paso clave en el camino hacia mejores diagnósticos y el desarrollo de una vacuna para la enfermedad.

“La educación en salud pública es importante, pero no es suficiente para prevenir la infección –señala Bove–. El virus es demasiado común para evitarlo. Una vacuna es la única forma de prevenir la enfermedad de manera significativa”.

Por ahora, no hay forma de prevenir o tratar la AFM. Pero si sigue el patrón bienal establecido por primera vez después del brote de 2012, los casos pueden aumentar nuevamente el próximo año. “Todos estamos conteniendo la respiración para 2020”, asegura Schubert.

Fuente: infosalus.com

Salir de la versión móvil