Un péptido conocido como hemopresina –encontrado naturalmente en el organismo humano y en el de otros mamíferos– ha surgido como una alternativa prometedora en el tratamiento de la neuropatía diabética en experimentos con ratones realizados en el Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de São Paulo (ICB-USP), en Brasil.
Los primeros resultados de esta investigación, realizada con el apoyo de la FAPESP, se dieron a conocer el pasado 30 de agosto en la localidad de Foz do Iguaçu (estado brasileño de Paraná), durante la 31ª Reunión Anual de la Federación de Sociedades de Biología Experimental (FeSBE).
“Aparte de eliminar el dolor en los animales, este tratamiento promovió la regeneración parcial de la capa de mielina, un tejido membranoso que recubre las neuronas y actúa como aislante eléctrico, ayudando en la propagación de los impulsos nerviosos”, comentó Camila Squarzoni Dale, docente del Departamento de Anatomía del ICB-USP y coordinadora del estudio.
Tal como explicó la investigadora, la neuropatía diabética es una de las complicaciones crónicas más comunes e incapacitantes de la diabetes. Cuando la enfermedad no está adecuadamente controlada, el exceso de glucosa presente en la sangre provoca la oxidación de la vaina de mielina y lesiona la estructura de nervios periféricos. Aparte de causar dolor, este proceso degenerativo perjudica la comunicación entre las neuronas y puede incluso derivar en la amputación de extremidades.
Se estima que aproximadamente la mitad de los diabéticos presenta alguna forma de neuropatía, y en la actualidad no existe un tratamiento capaz de revertir este cuadro: sólo están disponibles opciones paliativas para el dolor.
El grupo de Squarzoni Dale decidió testear en animales el potencial analgésico de la hemopresina tras observar que la estructura química del péptido es similar a la de sustancias clasificadas como opioides –como la morfina–, bastante utilizadas en el combate contra el dolor.
Este péptido fue descrito por primera vez en 2013 por el investigador Emer Ferro, del ICB-USP, quien lo aisló en el cerebro de ratones. Desde entonces, diversos grupos han venido investigando sus efectos biológicos.
En el organismo humano, la hemopresina integra la cadena polipeptídica que forma la hemoglobina, la proteína que le imprime el color rojo a la sangre. En estudios anteriores realizados en el ICB-USP, Squarzoni Dale había demostrado que la molécula es capaz de conectarse con receptores canabinoides (de tipo CB-1) existentes en las células del sistema nervioso central.
En los experimentos más recientes, se utilizaron péptidos idénticos a los naturales sintetizados en laboratorio y administrados por vía oral a los animales.
Para inducir en los ratones sanos una condición similar a la de la diabetes tipo 1, los investigadores les inyectaron una droga llamada estreptozotocina (STZ). Esta sustancia destruye las células beta del páncreas, que son las encargadas de la producción de la insulina. Unos 14 días después, los animales presentaban síntomas de neuropatía.
Para medir el umbral de dolor de los roedores se empleó un método conocido como filamentos de von Frey, que consiste en un conjunto de hilos de nailon con diversos espesores que se presionan sobre la pata del animal.
“Cada filamento representa una fuerza en gramos (g). Empezamos con uno tan fino como un cabello –que en animales sanos no induce dolor–, hasta llegar a uno con un espesor equivalente al de una carga de bolígrafo”, explicó la investigadora.
Mientras que los animales sanos muestran una reacción de malestar solamente con una presión superior a 1g, los que habían desarrollado neuropatía aguantaron a lo sumo 0,2 g.
“Sin embargo, luego del tratamiento con hemopresina, los ratones diabéticos pasaron a responder como los animales sanos, es decir que sólo con una presión de 1 g o más manifestaron señales de sentir dolor”, comentó Squarzoni Dale.
Análisis histológicos de los nervios periféricos revelaron que la diabetes provocó una reducción del 30% de la capa de mielina de los animales a los que se les aplicó la inyección de STZ. En el grupo tratado con hemopresina, el 50 por ciento del total de mielina que se había sido perdido se recuperó.
Los investigadores del ICB-USP aún no saben mediante qué mecanismos la hemopresina promovió la regeneración de los nervios en los ratones diabéticos. Sin embargo, Squarzoni Dale planteó una hipótesis para explicar el efecto analgésico observado.
“Sabemos que la hemopresina es capaz de conectarse con receptores CB-1. Creemos que esto lleva a que esos receptores canabinoides se unan a receptores opioides tipo Mu, y esto a su vez produce el efecto analgésico. Es un mecanismo bastante nuevo de inhibición del dolor éste que estamos proponiendo”, explicó la investigadora.
A juicio de Squarzoni Dale, el potencial terapéutico de la hemopresina también podrá explorarse en estudios futuros, apuntando al tratamiento de otras enfermedades degenerativas de la vaina de mielina.
Una parte de los resultados obtenidos hasta el momento salió publicada en la revista Peptides, y en Journal of Diabetes & Metabolism.
Fuente: AGÊNCIA FAPESP/DICYT