Ciertos pigmentos cotidianos presentan propiedades ópticas excepcionales, mejores incluso que las de los agentes de contraste usados en la práctica clínica
La detección temprana del cáncer resulta esencial para aumentar el éxito de la estrategia terapéutica y mejorar el pronóstico de la enfermedad. Sin embargo, hallar compuestos capaces de «colorear» las células tumorales y diferenciarlas de los tejidos sanos es una tarea compleja. ¿O no?
Ahora, un artículo, publicado por la revista Biomaterials Science, señala que el uso de colorantes tan habituales como la tinta usada en los tatuajes, o ciertos aditivos alimenticios, mejoraría la sensibilidad y especificidad de las técnicas de diagnóstico mediante imagen.
Cristina Zabaleta y su equipo, de la Universidad del Sur de California y el Centro para las Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, caracterizaron los pigmentos y los compararon con los agentes de contraste empleados en la práctica clínica. Por sus propiedades ópticas, que incluso superaban las de estos últimos, concluyeron que el colorante alimenticio denominado verde 8 (G8) y la tinta para tatuajes naranja 16 (O16) constituían los mejores candidatos para proseguir con los experimentos.
Con el objeto de transportar los colorantes hasta el tumor, los investigadores diseñaron nanopartículas liposomales biocompatibles y biodegradables. Los liposomas son vesículas esféricas formadas por una doble capa lipídica, similar a las membranas celulares, capaces de encapsular los pigmentos.
De forma interesante, las partículas atravesaron los vasos sanguíneos y penetraron el tejido tumoral, donde permanecieron retenidas, en distintos modelos animales de linfoma, cáncer colorrectal y cervical. Las moléculas de los colorantes administradas en su forma libre, es decir no encapsuladas, también se acumulan en la neoplasia; mas son rápidamente excretadas, hecho que limita el tiempo disponible para tomar las imágenes de diagnóstico.
Asimismo, las nanopartículas no tiñeron el tejido sano que rodeaba el cáncer. Por consiguiente, los autores postulan que administrarlas durante las cirugías de extirpación ayudaría a los cirujanos a identificar los límites del tumor y eliminarlo, así, en su totalidad.
Para Zabaleta y sus colaboradores, los resultados de su trabajo constituyen el primer paso para el desarrollo de agentes de contraste basados en colorantes de uso cotidiano combinados con nanovesículas. La aprobación por parte de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos garantiza la seguridad de los pigmentos. Además, las excepcionales propiedades ópticas de los compuestos contribuirán a detectar el cáncer durante exámenes rutinarios y, por consiguiente, mejorar el cuidado de los pacientes.
Fuente: investigacionyciencia.es