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SIDA ya existía en 1971, revela estudio

La investigación molecular del VIH ha rastreado su posible origen en seres humanos desde 1908 aproximadamente, y sus versiones modernas se habrían manifestado en los 20, mismas que habrían llegado a Nueva York a comienzos de la década de 1970.

Y así sucede con Gaëtan Dugas, un asistente de vuelo de Air Canada que murió en 1984 y poco después fue identificado por los medios como el “paciente cero” en la epidemia norteamericana de VIH/SIDA. El periodista Randy Shilts caracterizó a Dugas de esa manera en su libro de 1987 “And the Band Played On” (Y la banda siguió tocando). Aunque otros informes evitaron esa caracterización errónea, el apodo prendió.

Los científicos han vuelto sobre este episodio en un riguroso artículo nuevo de la revista Nature, el cual remonta el origen real de la epidemia de VIH/SIDA en Estados Unidos a comienzos de la década de 1970.

Los pacientes que sufrían de SIDA se describieron por primera vez en junio de 1981, en la revista del Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), y eventualmente se demostró que el VIH era su causa, hacia 1984.

La investigación molecular ha llevado su posible origen en seres humanos a 1908 aproximadamente, en lo que hoy es Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. Las versiones modernas del virus podrían haber surgido tan temprano como en los años 1920, y habrían llegado al Caribe en 1967, a Nueva York en 1971 y a San Francisco en 1976.

“La epidemia en la ciudad de Nueva York ya estaba relativamente madura y era diversa desde el punto de vista genético para 1979”, o tres años antes de que múltiples casos, declarados en Los Ángeles, fueran enumerados en una revista semanal de los CDC, señala el estudio.

Golpe de suerte

Los científicos tuvieron un golpe de suerte en sus investigaciones y trabajaron incansablemente en el laboratorio. Los autores, encabezados por Michael Worobey de la Universidad de Arizona, identificaron virus de la inmunodeficiencia humana degradados en muestras de pruebas de hepatitis B que se habían preservado en 1978 y 1979. Restauraron el material genético viral con notable precisión, lo cual les permitió encuadrar el brote estadounidense en el contexto más amplio de la historia evolutiva del virus.

Worobey, que ha dado charlas sobre los resultados publicados el miércoles, encabeza los estudios para desbrozar el “reloj molecular” del VIH. El virus muta a un ritmo constante conforme se reproduce, lo cual permite a los investigadores estimar su árbol genealógico evolutivo sobre la base de cambios observados en cualquier cepa en particular. La enfermedad probablemente saltó de los chimpancés a los seres humanos a través de la caza, cuando la sangre del animal se mezcló con la de los cazadores. Hace una década, el descubrimiento de muestras virales de 1960 le permitió fechar su origen en alrededor de 1908.

“No se debe culpar a nadie por la propagación de un virus de cuya existencia nadie sabía”, dijo Richard McKay, uno de los autores del artículo e historiador de Medicina y Salud Pública de la Universidad de Cambridge.

Fuente: Bloomberg

 

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