En 1793, Francisco de Goya contrajo una enfermedad que daría un vuelco tanto a su vida como a su carrera. Estaba de viaje en Andalucía cuando comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza, alucinaciones, vértigos o dificultades para caminar, entre otros síntomas que terminaron por provocarle una completa sordera.
Apenas hay datos sobre el mal que aquejó al pintor, por lo que se ha especulado mucho sobre sus causas, que pudieron marcar el inicio de su serie negra y de las obras en las que la imaginación del artista se plasman de forma más libre.
Un nuevo estudio presentado este viernes en la Conferencia de Clinicopatología Histórica, que se celebra estos día en la Escuela de Medicina de la Universidad de Maryland (EEUU), apunta que el motivo de la pérdida permanente de audición de Goya podría haber sido una enfermedad autoinmune, denominada Síndrome de Susac. Este trastorno, muy poco frecuente, afecta a los pequeños vasos que riegan el cerebro, la retina o la cóclea. Provoca encelopatía (puede dar signos de trastornos neurológicos o psiquiátricos, además de migrañas) y déficits visuales y auditivos, lo que, a grandes rasgos, puede encajar con la descripción de los padecimientos del pintor.
Para Ronna Hertzano, especialista en audición de la Universidad de Maryland y autora de la investigación, la causa de la sordera de Goya es “un misterio médico fascinante” cuyo estudio ha requerido un auténtico “trabajo de detectives”, según ha señalado en una nota distribuida por el centro educativo.
Los pocos datos que se tienen de la enfermedad de Goya hacen que “haya múltiples explicaciones plausibles”, reconoce la investigadora, que también apunta a la sífilis como posible causa de la sordera.
La enfermedad de transmisión sexual es una de las razones médicas que con más frecuencia se han señalado como posibles ‘culpables’ de los males del pintor (también debido a los tratamientos que se utilizaban en la época), aunque, en 2013, un estudio de Gudrun Maurer, conservadora del departamento de Pintura Española del siglo XVIII y Goya en el Museo del Prado, señalaba que es difícil que el artista hubiera alcanzado una edad avanzada (murió a los 82 años) si padeciese una infección por sífilis.
Maurer apuntaba a un posible accidente cerebrovascular en su estudio, en el que narra cómo el pintor trató de curarse la sordera sometiéndose a una primitiva electroterapia. Según sus datos, que se basan en una carta fechada en 1794 y que figura en el Archivo General de Palacio, el pintor solicitó “una máquina eléctrica” a Pierre François Chavaneuro, químico, físico y director de la Real Casa de la Geografía y Gabinete de Historia Natural.
Esta curiosa máquina había sido inventada por el alemán Otto von Guericke en el siglo XVII y fue el único generador de electricidad disponible hasta que Alejandro Volta desarrolló la pila eléctrica en 1800. Se utilizaba de forma experimental contra problemas como la sordera, aunque en el caso de Goya no surtió efecto.
Otros estudios también han señalado como posibles causas de las lesiones de Goya los métodos utilizados en la elaboración de sus pinturas (podría haberse producido, por ejemplo, un envenenamiento por el uso de plomo) o incluso una psicosis.
Sea como fuere, la enfermedad no impidió a Goya crear alguna de sus obras más reputadas y seguir pintando hasta el fin de sus días.
Fuente: elmundo.es