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¿Por qué las mujeres sufren más casos de síndrome del intestino irritable?

Desde el estrés crónico hasta las hormonas, los científicos han identificado algunos culpables que explican por qué las tasas de SII son tan elevadas en las mujeres

«Las tías buenas tienen SII». Esta declaración se convirtió por primera vez en un improbable grito de guerra en las redes sociales en 2019, y su atractivo no ha hecho más que crecer.

La salud intestinal ha ocupado un lugar destacado en un reciente informe de McKinsey sobre el mercado mundial de bienestar (una industria de 1800 millones de dólares), y se espera que la demanda de suplementos intestinales para aliviar los síntomas del colon irritable o síndrome del intestino irritable (SII) se dispare de 9000 a 19 000 millones de dólares para 2033.

Pero «las tías buenas tienen SII» [“hot girls have IBS”, en inglés] es más que un hashtag de moda: es un indicio de un problema muy real y creciente: el SII afecta a 45 millones de personas en Estados Unidos y al 8% de la población española. Y aproximadamente dos de cada tres personas que lo padecen son mujeres.

¿Qué es el SII?

El SII no es una enfermedad, sino un síndrome o trastorno funcional caracterizado por una serie de síntomas como estreñimiento, diarrea, dolor abdominal crónico, hinchazón y cambios en los hábitos intestinales.

No existe una prueba específica para el SII, pero sí criterios específicos en torno a sus distintos subtipos, así como a la frecuencia y duración de los síntomas. Por eso se denomina diagnóstico de exclusión, ya que los médicos descartan primero otras posibilidades.

Roshini Raj, gastroenteróloga del NYU Langone en Estados Unidos, suele hacer primero pruebas de celiaquía, intolerancia a la lactosa o incluso Crohn o cáncer de colon. «Una vez que hemos descartado cualquier cosa que pudiera compartir síntomas similares, entonces se diagnostica a alguien con SII», dice Raj, que también es fundadora de la marca de suplementos de fibra Yayday.

Un estudio a escala nacional en Estados Unidos realizado por Cedars-Sinai en diciembre de 2023 descubrió que el SII es incluso más frecuente de lo que se estimaba anteriormente. Y en Parsley Health, una práctica médica funcional con sedes en Nueva York y Los Ángeles, los problemas intestinales y gastrointestinales son una de las principales afecciones que tratan, y la mayoría de esos pacientes son mujeres, dice Robin Berzin, fundadora y directora ejecutiva de Parsley.

«Casi el 70% de las personas que padecen algún síntoma o afección gastrointestinal son mujeres», dice Berzin, y añade que la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), que incluye trastornos autoinmunes como la enfermedad de Crohn y la colitis celíaca, alcanza el 80%.

¿Por qué el SII es peor entre las mujeres?

Hay muchas teorías que explican por qué las mujeres se llevan la peor parte de los diagnósticos de SII, pero una de las principales es que puede ser hormonal.

Los síntomas tienden a ser más agudos durante la fase menstrual del ciclo, dice Georgia Close, gastroenteróloga del Hospital Putnam de Carmel, Estados Unidos. Después de la menopausia, añade, las mujeres con SII presentan un empeoramiento de los síntomas, además de más fatiga, ansiedad, depresión y peores puntuaciones en calidad de vida.

No se han realizado muchos estudios que relacionen directamente el SII con los niveles hormonales o que examinen qué hormonas están en juego, desde las hormonas tiroideas hasta el estrógeno y la progesterona, pasando por las hormonas relacionadas con la fertilidad. Pero hay algunas pruebas que sugieren que las diferentes hormonas pueden desempeñar un papel.

Chelsea McCallum, dietista acreditada de Dietitians Australia, afirma que las fluctuaciones de estrógeno y progesterona pueden influir en la motilidad intestinal (o la rapidez con que se mueven las cosas) y provocar un aumento de la hinchazón, dolor abdominal y cambios en los hábitos intestinales. Los estudios también sugieren que el hipotiroidismo, que es más común en las mujeres, puede conducir a un sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) y, a su vez, puede desempeñar un papel en el SII.

«Hay investigaciones que demuestran que cuidar la salud intestinal puede resolver los síntomas relacionados con la disfunción tiroidea y que la salud intestinal influye en la autoinmunidad tiroidea», dice Berzin.

Las mujeres en la menopausia que toman terapia hormonal sustitutiva (THS) a menudo encuentran que no afecta a los síntomas del SII, pero puede afectar al microbioma intestinal, dice Mark Pimentel, director ejecutivo del Programa de Ciencia y Tecnología Médicamente Asociada del Cedars-Sinai (Estados Unidos). «Recientemente publicamos un estudio según el cual las mujeres en la menopausia tienen un microbioma intestinal diferente al de las mujeres premenopáusicas y, curiosamente, al añadir THS su microbioma parecía más joven», afirma.

Las mujeres también lo tienen peor en lo que se refiere al dolor si además padecen un trastorno ginecológico. «Hay algunos datos preliminares nuevos que muestran que las mujeres con SII y SOP (síndrome de ovario poliquístico) y endometriosis tienden a tener un dolor pélvico más intenso», dice Close; «muchas pacientes jóvenes están recibiendo consejos contradictorios y no están seguras de si su problema es ginecológico o genital urinario o GI».

Por último, un estudio de 2017 encontró que el sistema inmune puede tener un papel en el desarrollo del SII, y se sabe que las mujeres son más susceptibles a las enfermedades autoinmunes.

El estrés y el eje intestino-cerebro

El estrés crónico y la ansiedad son probablemente otro factor importante en el aumento del número de SII entre las mujeres. Las mujeres son más propensas que los hombres a sufrir estrés, y éste les afecta de forma diferente, incluso en el intestino.

«Cuando estás en un estado constante de lucha o huida, tu intestino deja de moverse de forma consistente», dice Berzin de los efectos descendentes del estrés en el intestino, y eso puede resultar en estreñimiento, hinchazón, reflujo ácido y SIBO (una causa frecuente de SII, que también puede manifestarse en la piel como rosácea).

El SII y nuestra salud mental están tan entrelazados debido al eje intestino-cerebro, esencialmente un sistema de mensajes que va y viene entre los dos.

«Cuando se diagnostica un SII, está demostrado que la ansiedad, la depresión y los factores estresantes en general desencadenan los síntomas», afirma Rabia de Latour, gastroenteróloga de NYU Langone, y añade que el revestimiento intestinal es uno de los mayores productores de serotonina; «también están surgiendo muchos datos sobre la disbiosis y la desregulación dentro del intestino que exacerban los problemas de salud mental de alguien».

Cómo tratar el SII

Dado que el SII se expresa de forma diferente en cada persona y tiene sus propios desencadenantes, tratarlo adecuadamente suele requerir un enfoque personalizado por parte del gastroenterólogo, el médico especialista en medicina funcional o el nutricionista.

Pero aunque no existe una solución única para todos los casos, hay algunos consejos que resultan muy útiles. Dormir bien y reducir los niveles de estrés se consideran esenciales para la salud intestinal. «Dormir mal puede afectar a las hormonas del hambre y empeorar los síntomas digestivos», dice McCallum, y añade que encontrar una técnica para controlar el estrés, ya sea la meditación, la terapia cognitivo-conductual o el ejercicio, es clave para mantener a raya los síntomas.

Raj dice que los antidepresivos, administrados en dosis bajas, han demostrado ser útiles porque los mismos neurotransmisores están en juego con la depresión y el trastorno intestinal.

Luego está la cuestión de lo que estás poniendo en tu cuerpo. Los expertos consideran que seguir una dieta baja en FODMAP es un enfoque eficaz. «Consiste en eliminar ciertos hidratos de carbono de cadena corta (FODMAP) que se absorben mal en el intestino delgado y pueden ser fermentados rápidamente por las bacterias intestinales», explica McCallum.

Una de las primeras preguntas que de Latour hace a los pacientes con problemas gastrointestinales es muy sencilla: ¿cuánta agua bebes? La mayoría no bebe lo suficiente (aconseja vigilar la orina para asegurarse de que es clara, no oscura) y eso puede tener un efecto dominó en la salud, sobre todo en el estreñimiento. «La gente está muy ocupada y hay mucha disonancia cognitiva en lo que respecta a la hidratación», añade.

La otra gran laguna de nuestra dieta es la fibra. «Tenemos una epidemia en nuestro país de gente que no ingiere suficiente fibra en su dieta», dice de Latour. Las mujeres deberían ingerir entre 25 y 30 gramos diarios, pero la mayoría apenas llega a los 10″. Berzin señala como culpables a las dietas con alto contenido en azúcar y alimentos refinados y procesados. «No hay mucha fibra ni fitonutrientes en esos alimentos, que son importantes para mantener la motilidad intestinal», dice Berzin.

Sin embargo, para los que no quieran estar pensando activamente en la cantidad de fibra de su dieta, ha surgido una oleada de marcas con suplementos que tienen poco en común con los Metamucils de antaño.

Parte de la razón puede ser que se trata de una solución fácil para optimizar la salud intestinal. Pero estas marcas también están desestigmatizando una conversación antes considerada tabú.

«Muchas mujeres experimentan molestias, pero viven con ellas», dice Berzin. Insta a las pacientes a que se hagan la prueba; después de todo, añade, el intestino alberga el segundo cerebro y el 70% del sistema inmunitario: «Nuestro sistema digestivo es realmente inteligente, y tenemos que escucharlo».

Fuente: nationalgeographic.es

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