Nada era fuera de lo normal cuando Melanie Pritchard comenzó el trabajo de parto de su segundo hijo, pero entonces algo salió mal, y fue declarada clínicamente muerta. Pero justo cuando parecía que todo estaba perdido, su hermano, que es médico, vio algo que cambió el desenlace de la historia.
“Su ginecoobstetra entró y vio que estaba progresando. Y le rompió la fuente para intentar acelerar este asunto. Melanie empezó a quejarse de que no se sentía bien. Entonces la vi como desplomándose hacia un lado. Sus ojos se hicieron hacia atrás y comenzó a tener convulsiones”, dijo Doug, el esposo de Melanie.
Doug observó los monitores, y la pantalla marcó cero. Un “código azul” fue anunciado por el personal, y Melanie fue inmediatamente llevada a la sala de operaciones para una cesárea de emergencia.
Los médicos descubrieron que Melanie tenía embolia del líquido amniótico (AFE), una rara afección en la que el líquido amniótico entra al torrente sanguíneo de la madre y produce un colapso cardiorrespiratorio y hemorragias masivas.
“Mi esposa estaba clínicamente muerta cuando dio a luz a mi hija”, dijo Doug a la cadena de televisión Christian Broadcasting Network. “Pensaron que no había manera de que ella pudiera volver”.
Fue trasladada a la unidad de cuidados intensivos donde yacía inconsciente. Durante ese tiempo, Doug vio a su saludable hija recién nacida por primera vez, y puso el nombre de Gabriella.
“Probablemente ese ha sido el momento más agridulce que he sentido en mi vida”, compartió Doug.
El hermano de Melanie, Orazio Amabile que es médico cirujano cardiotorácico, fue al hospital para tratar de ayudar con la condición de su hermana.
“La llevaron a la unidad de cuidados intensivos y estaba extremadamente mal. No estaba mejorando. Estaba empeorando”, dijo Orazio. “Estaba en un estado de colapso cardiovascular. No sobrevives a cosas así”.
Los médicos le dijeron a la familia que se preparara para despedirse, ya que los pronósticos para Melanie no eran buenos.
Orazio descubrió entonces que la presión arterial baja de Melanie era causada por una hemorragia interna, así que se apresuró para realizarle otra operación.
“Las posibilidades de que necesitara un trasplante de corazón, o de corazón y pulmón a la vez, eran muy altas. Pensaron que ella tendría algún tipo de daño neurológico grave”, dijo Doug.
Todos en la habitación rezaron por Melanie. Su familia y amigos enviaron mensajes en Internet pidiendo a la gente que ayudara a orar, y la comunidad en Internet respondió. “Oren por Melanie”, incluso fue tendencia en Twitter en 2010.
Al día siguiente, después de su última cirugía, Melanie pudo respirar por su cuenta y, al cabo de una semana, fue dada de alta para irse a casa.
La recuperación de Melanie sorprendió tanto a los médicos como a su familia. No hubo efectos secundarios, ni daños neurológicos, ni cardiacos; ella estaba completamente normal.
“Su recuperación es un milagro. El que haya sobrevivido fue un milagro”, dijo Doug. “Creo que es muy evidente que Dios responde a las oraciones”.
Melanie misma no recuerda los eventos que ocurrieron en el hospital. Sin embargo, recuerda haberse despertado y preguntarse qué había pasado. Cuando le contaron la historia, se sorprendió por todo el apoyo que recibió de todo el mundo.
“Creía en el poder de la oración, pero ahora que he vivido el poder de la oración, lo creo cien veces más”, dijo Melanie.
Fuente: lagranepoca.com