El sistema puede ser usado por enfermos que padecen tanto diabetes de tipo 2 como insuficiencia renal
Un equipo de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y del Inselspital – Hospital Universitario de Berna (Suiza) ha probado, por primera vez, en pacientes ambulatorios un páncreas artificial que puede utilizarse para ayudar a las personas que padecen diabetes de tipo 2 e insuficiencia renal. Los resultados del trabajo se han publicado en el último número de Nature Medicine.
Las pruebas han demostrado que este dispositivo externo puede ayudar a los participantes a gestionar de forma segura y eficaz sus niveles de azúcar en sangre y a reducir el riesgo de sufrir niveles bajos de los mismos, explican los autores.
Se trata de un pequeño dispositivo médico portátil diseñado para desempeñar la función de un páncreas sano en el control de los niveles de glucosa en sangre, y utiliza la tecnología digital para automatizar la administración de insulina.
‘Software’ integrado en un móvil inteligente
Según explica la universidad británica en un comunicado, el sistema está formado por tres componentes: un sensor de glucosa, un algoritmo informático para calcular la dosis de insulina y una bomba de insulina. Para su funcionamiento, se ha desarrollado un software que se puede integrar en un smartphone con el sistema operativo Android.
Este software envía una señal a una bomba de insulina para ajustar el nivel de insulina que recibe el paciente. A su vez, el sensor de glucosa mide sus niveles de azúcar en sangre y los devuelve al móvil para realizar más ajustes.
La diabetes es la causa más común de insuficiencia renal, y representa alrededor de un tercio (30 %) de los casos. A medida que aumenta la cantidad de personas con diabetes de tipo 2, también lo hace el número de pacientes que necesitan diálisis o un trasplante de riñón. La insuficiencia renal aumenta el riesgo de hipoglucemia e hiperglucemia —niveles anormalmente bajos o altos de azúcar en la sangre, respectivamente—.
En opinión de Charlotte Boughton, investigadora del Instituto de Ciencias Metabólicas de Cambridge y líder del estudio, “los pacientes que padecen diabetes de tipo 2 e insuficiencia renal constituyen un grupo especialmente vulnerable y el control de su enfermedad —que trata de evitar subidas o bajadas peligrosas de los niveles de azúcar en sangre— puede ser todo un reto. Por ello, son necesarios nuevos enfoques que les ayuden a gestionar su enfermedad de forma segura y eficaz”, subraya.
Los investigadores de Cambridge habían desarrollado previamente otro páncreas artificial con el fin de reemplazar las inyecciones de insulina en pacientes con diabetes tipo 1. En el nuevo trabajo, realizado en colaboración con el equipo de Suiza, han demostrado que el nuevo dispositivo sirve para ayudar tanto a los pacientes que padecen diabetes de tipo 2 como insuficiencia renal.
En los ensayos, el equipo reclutó a 26 pacientes que requerían diálisis entre octubre de 2019 y noviembre de 2020. De ellos, 13 fueron asignados al azar para probar primero el páncreas artificial y 13 para recibir en primer lugar la terapia de insulina estándar. Los autores compararon cuánto tiempo pasaron los voluntarios en el llamado rango de azúcar en sangre objetivo (5,6 a 10,0 mmol/L) durante un período de 20 días como pacientes ambulatorios.
Los participantes que utilizaron el páncreas artificial pasaron una media del 53 % de su tiempo en el rango objetivo, en comparación con el 38 % al usar el tratamiento de control. Esto equivale a unas 3,5 horas diarias adicionales en el rango objetivo en comparación con la terapia de control.
Además, los niveles medios de azúcar en sangre fueron más bajos con el páncreas artificial (10,1 frente a 11,6 mmol/L). El dispositivo también redujo el tiempo que los pacientes pasaban con niveles de azúcar en sangre potencialmente peligrosos.
Los investigadores señalan que la eficacia del dispositivo mejoró considerablemente a lo largo del periodo de estudio, a medida que el algoritmo se adaptaba. Así, el tiempo de permanencia en el rango objetivo de azúcar en sangre aumentó del 36 % el primer día a más del 60 % al vigésimo día.
“Este hallazgo pone de manifiesto la importancia de utilizar un algoritmo adaptable, que pueda ajustarse en respuesta a las necesidades cambiantes de insulina de un individuo a lo largo del tiempo”, indican estas fuentes.
Cuando se preguntó a los participantes por su experiencia con el páncreas artificial, todos los que respondieron dijeron que lo recomendarían a otras personas. Nueve de cada diez (92 %) declararon que pasaban menos tiempo controlando su diabetes con el dispositivo que durante el periodo de control, y un número similar (87 %) se mostró menos preocupado por sus niveles de azúcar en sangre al utilizarlo.
Otras ventajas del nuevo dispositivo destacadas por los voluntarios fueron la menor necesidad de controles de glucemia mediante pinchazos en el dedo y la reducción del tiempo necesario para controlar la diabetes, lo que se traduce en más tiempo y libertad personales, y una mayor tranquilidad y seguridad. Las desventajas apuntaban a la incomodidad de llevar la bomba de insulina y el teléfono inteligente.
El equipo está probando actualmente el páncreas artificial para uso ambulatorio en personas con diabetes de tipo 2 que no necesitan diálisis y explorando el sistema en situaciones médicas complejas como los cuidados perioperatorios.
Fuente: SINC