Un nuevo estudio del CS Mott Children’s de Salud de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, ha confirmado que dos de cada tres padres aseguran que su hijo de 5 a 12 años usa dispositivos de audio personales y, de ellos, la mitad dice que los niños pasan al menos una hora al día usándolos, mientras que uno de cada seis dice que un día típico para su hijo incluye al menos dos horas de uso, un hecho que puede hacer que aumenten los problemas de audición en los niños debido a este excesivo uso de auriculares.
«En los últimos años nos ha preocupado sobre todo el uso excesivo de los dispositivos de audio por parte de los adolescentes. Pero los auriculares se han vuelto cada vez más populares y prevalentes entre los niños más pequeños, exponiéndolos a ruidos más intensos de forma regular», explica la pediatra de Mott y codirectora de la encuesta de Mott, Susan Woolford.
En este sentido, la autora señala que, «históricamente, los riesgos de exposición al ruido para los niños pequeños han involucrado eventos singulares ruidosos como conciertos o fuegos artificiales», pero que ahora, «los padres pueden subestimar el daño potencial del uso excesivo de dispositivos de escucha» y «puede resultar difícil saber si la exposición de sus hijos al ruido es saludable».
Los niños son más propensos a utilizar estos dispositivos en casa, en la escuela y en el coche, según muestran los resultados del informe. Aproximadamente una cuarta parte de los padres también dice que los niños ocasionalmente usan dispositivos de audio en los aviones, mientras que menos del 10 por ciento dice que los usan en el autobús, afuera o en la cama. La mitad de los padres está de acuerdo en que los auriculares o audífonos ayudan a mantener entretenido a sus hijos.
La Academia Estadounidense de Pediatría emitió una declaración en 2023 sobre la necesidad de reducir los riesgos del ruido para los niños, con evidencia cada vez mayor de que los niños y adolescentes pueden estar más expuestos a través de dispositivos de escucha personales.
«La exposición prolongada o extrema a grandes volúmenes de ruido puede provocar problemas de salud a largo plazo, como pérdida de audición o tinnitus», apunta Woolford. «Los niños pequeños son más vulnerables a posibles daños por exposición al ruido porque sus sistemas auditivos aún se están desarrollando. Sus canales auditivos también son más pequeños que los de los adultos, lo que intensifica los niveles de sonido percibidos. Diminutas células ciliadas dentro del oído interno captan ondas sonoras para ayudarle a oír. Cuando estos se dañan o mueren, la pérdida auditiva es irreversible», añade.
Asimismo, la experta apunta que la exposición al ruido entre los niños también puede afectar su sueño, su aprendizaje académico, su lenguaje, sus niveles de estrés e incluso su presión arterial.
En este contexto, solo la mitad de los padres comparten que han intentado limitar el uso de dispositivos de audio de sus hijos, citando estrategias como pedirle al niño que se tome un descanso, establecer horas de uso y usar un cronómetro. Los padres cuyos hijos usan audífonos durante más de dos horas al día también son menos propensos a establecer límites de tiempo o volumen, en comparación con los padres que reportan un menor uso de audífonos por parte de sus hijos.
Monitorizar los niveles de volumen: la regla 60/60
Los padres pueden minimizar el impacto negativo del uso de dispositivos de audio monitoreando y ajustando el volumen y el tiempo que el niño pasa en los dispositivos, señala Susan Woolford.
Así, la autora recomienda que los padres sigan la regla 60/60: los niños deben limitarse a no más de 60 minutos de dispositivos de audio al día a no más del 60 por ciento del volumen máximo ya que es muy poco probable que el nivel de sonido de los dispositivos de escucha que sea inferior a 70 dBA (volumen relativo de los decibelios escuchados) cause daños relacionados con el ruido.
«Una buena manera de saber si un dispositivo de audio tiene demasiado volumen es si un niño que usa audífonos no puede escucharte cuando estás a un brazo de distancia», afirma. Los padres también pueden limitar el riesgo de sus hijos estableciendo horas específicas para el uso de dispositivos de audio o usando un temporizador para realizar un seguimiento.
Asimismo, los padres deben considerar el riesgo de exposición al ruido al comprar dispositivos de audio para sus hijos verificando la información en los paquetes de los dispositivos para identificar los productos que limitan el volumen. Y, además, los niños deben evitar el uso de dispositivos auditivos con cancelación de ruido en situaciones en las que la percepción de los sonidos es crucial para la seguridad.
«Los dispositivos de cancelación de ruido pueden ayudar a evitar que los niños aumenten el volumen a niveles demasiado altos», explica Woolford. «Pero estos dispositivos no deben usarse cuando un niño realiza actividades en las que es importante escuchar su entorno para su seguridad, como caminar o andar en bicicleta», añade.
Por otro lado, los padres deben ayudar intencionalmente a los niños a tener tiempo diario «libre de dispositivos», dice Woolford. Esto puede implicar guardar o bloquear los dispositivos de audio del niño cuando se acaben los límites de tiempo.
También pueden alentar a los niños a disfrutar de cosas como música a bajo volumen en sus habitaciones en lugar de usar auriculares para reducir la intensidad del ruido. Los dispositivos de audio personales también deben evitarse cuando los niños duermen o antes de acostarse, dice Woolford.
Si los padres sienten que su hijo puede correr riesgo de pérdida auditiva debido al uso de dispositivos de audio, Woolford recomienda consultar con un pediatra, un audiólogo o un otorrinolaringólogo (oído, nariz y garganta).
«Los primeros signos de pérdida auditiva pueden incluir pedir repetición, escuchar ruidos similares con frecuencia, hablar en voz alta con personas cercanas, retraso en el habla o falta de reacción ante ruidos fuertes», explica la pediatra.
Fuente: infosalus.com