En el mundo de la medicina se está produciendo un misterioso cambio de paradigma. Y la buena noticia es que es positivo.
Las principales causas de muerte de los últimos años están en declive. Un estudio indica que la tasa de mortalidad de enfermedades como cáncer de colon, demencia y cardiopatías están decreciendo aceleradamente en los países más desarrollados. Además, ahora es más común que aparezcan en una edad avanzada, por lo que es posible vivir más tiempo con buena salud.
Sin embargo, esta buena noticia está envuelta por un aura de misterio, ya que no hay tratamientos, ni diagnósticos que hayan podido explicar el porqué. Y, a pesar de su decrecimiento, estos trastornos todavía son los que arrebatan más vidas.
1. “Cáncer”:
La tasa de muerte por cáncer se ha reducido desde principios de los noventa y, en especial, en el caso de cáncer de colón. Según han destacado los doctores H. Gilbert Welch y Douglas J. Robertson, de la Facultad de Medicina Geisel en Darmouth, en un análisis reciente, el número de muertes por cáncer de colon ha caído casi un 50% desde su punto más álgido en los ochenta.
Actualmente, la detección de esta enfemedad es cada vez mayor y en mejores condiciones, lo cual contribuye a este decrecimiento. Pero esto no es suficiente, hay más causas, por el momento desconocidas, que participan en ello: “la magnitud de los cambios por sí misma sugiere que debe haber otros factores implicados”, indican los autores.
2. “Demencia”:
En cuanto a la demencia, los datos apuntan en el mismo sentido. Un último informe publicado en The New England Journal of Medicine confirma que ha disminuido significativamente: un 20% por década desde 1977. A pesar de que en la actualidad hay más ancianos que en el pasado, los números no han aumentado. Entre 1986 y 1991, la incidencia en personas de más de 60 años fue del 3,6% y entre 2004 y 2008 del 2%.
En este caso, los factores que han participado en su reducción son más obvios: un mayor cuidado de la alimentación que ha provocado que los niveles de presión arterial y los de colesterol sean más bajos. Los pequeños accidentes cerebrales asociados a enfermedades vasculares pueden causar demencia, y es sabido que los factores de riesgo cardiovascular también inciden en el riesgo de Alzheimer, por lo que tener la presión arterial controlada seguramente ha influido en la disminución de demencia.
3. “Cardiopatías”:
Las cardiopatías aún son la primera causa de muerte en el mundo, siendo responsable de los 17,5 millones de víctimas en 2012, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero este escenario está cambiando de forma significativa, ya que la mortalidad se ha reducido un 60% desde su punto más alto.
Se desconocen todos los factores que han contribuido a esta caída, pero investigadores cardiólogos apuntan a que en parte es gracias a un mejor tratamiento, una mayor prevención mediante el uso de medicamentos y un notable decrecimiento del consumo de tabaco.
Los tiempos cambian y las principales causas de muerte también. En el siglo XIX, ocurrió con la tuberculosis, que fue una de las enfermedades que más vidas se llevó por aquel entonces. Tiempo más tarde, empezó desaparecer de forma inexplicable, ya que ocurrió antes de que se desarrollaran medicamentos para combatirla.
“Las cardiopatías aún son la primera causa de muerte en EE. UU., pero la mortalidad se ha reducido un 60% desde su punto más alto”
Por esta razón, aún hoy los expertos difieren acerca de su extinción: algunos opinan que se debió a mejoras en la salud pública y a una menor presencia de gérmenes, otros creen que fue por los cambios en la atención médica y unos cuantos sostienen que fueron las dos cosas.
Ante esta serie de transformaciones, en los próximos años, la cardiopatías dejarán de ser la primera causa de muerte en el mundo y, en su lugar, lo será el cáncer, aunque la tasa de mortalidad de éste también esté cayendo.
Para el Dr. Cummings, la respuesta a este misterio podría estar en el interior de las células, un lugar que, a menudo, se obviado por los investigadores. Según él, el proceso celular de envejecimiento podría estar cambiando.
Y ello podría acabar dándonos más años de vida.
Fuente: Science Daily