Siempre se ha pensado que la creatividad dependía del hemisferio derecho del cerebro, pero un nuevo estudio ha determinado que en realidad depende de la comunicación entre ambos hemisferios.
El término hemisferio cerebral designa cada una de las dos estructuras que constituyen la parte más grande del encéfalo. Cada una de esas dos estructuras se denomina hemisferio izquierdo y hemisferio derecho. Las diferencias funcionales entre hemisferios son mínimas y sólo en algunas pocas áreas se han podido encontrar diferencias en cuanto al funcionamiento.
El hemisferio izquierdo se considera el centro de la facultad de expresión. Es la parte motriz capaz de reconocer grupos de letras formando palabras, frases, tanto en lo que se refiere al habla, la escritura, la numeración, las matemáticas y la lógica, como a las facultades necesarias para transformar un conjunto de informaciones en palabras, gestos y pensamientos.
El hemisferio derecho gobierna tantas funciones especializadas como el izquierdo. Pero su forma de elaborar y procesar la información es distinta a la del hemisferio izquierdo. Es un hemisferio integrador, centro de las facultades viso-espaciales no verbales, especializado en sensaciones, sentimientos, prosodia y habilidades especiales como las visuales y sonoras, por ejemplo las habilidades artísticas y musicales.
Un estudio publicado ahora en la revista Bayesian Analysis, del que informa la Universidad de Duke en un comunicado, analizó la red de conexiones cerebrales en la sustancia blanca del cerebro, que abarca 68 regiones cerebrales diferentes, de jóvenes estudiantes con buena salud.
La sustancia blanca del cerebro es el conjunto de fibras neuronales que conectan las diferentes regiones del cerebro y desempeña un importante papel en la inteligencia. Se encuentra situada debajo de la materia gris externa. Se compone de haces de cables, o axones, que conectan billones de neuronas y llevan señales eléctricas entre ellos.
Mapas 3D del cerebro
Los científicos utilizaron una técnica particular de la imagen por resonancia magnética (IRM) que permite observar el cerebro de una persona en directo, así como dibujar los caminos de los axones. A continuación, los ordenadores convertían los escáneres cerebrales en mapas 3D del cerebro.
Durante el experimento, los investigadores utilizaron diversos test para medir la creatividad, utilizando para ello la solución de problemas de pensamiento divergente, un proceso de pensamiento necesario para generar ideas creativas mediante la exploración de muchas posibles soluciones.
Se pedía a los alumnos que aportaran un máximo de respuestas a cuestiones abiertas, que realizaran el mayor número posible de diseños geométricos en cinco minutos y que encontraran otros usos a objetos corrientes.
Asimismo, los participantes rellenaron un cuestionario sobre sus realizaciones en diez dominios diferentes que comprendían las artes visuales, la música, la escritura, la danza, la cocina y la ciencia. Combinando todos estos datos, los científicos le otorgaban a cada uno una específica capacidad creativa.
Algoritmos para la creatividad
Por último, los investigadores crearon algoritmos capaces de analizar estas informaciones, de identificar las diferencias entre las estructuras cerebrales de los jóvenes del experimento y de integrar en este informe los niveles de creatividad.
Analizando los datos, no encontraron diferencias estadísticas en la conectividad entre los hemisferios, ni entre hombres y mujeres. Pero cuando compararon a las personas que obtuvieron una puntuación de más de un 15 por ciento en las pruebas de creatividad con aquellas que estaban por debajo del 15 por ciento, descubrieron que las personas con mejor puntuación en creatividad alta mostraron más conexiones entre los hemisferios derecho e izquierdo. Las diferencias estaban principalmente en el lóbulo frontal del cerebro.
Según los investigadores, este descubrimiento puede usarse para predecir la probabilidad de que una persona sea altamente creativa basándose simplemente en la estructura de su red cerebral. «Quizás al escanear el cerebro de una persona podríamos decir en qué es probable que sean buenos», señalan.
Según los investigadores, este estudio forma parte de la conectómica. Un conectoma es un mapa de las conexiones entre las neuronas del cerebro. La producción y el estudio de los conectomas se conocen como conectómica. En este caso, se refiere a la probabilidad de calcular la creatividad de una persona a través del análisis de la estructura de su cerebro.
Los investigadores se proponen ahora profundizar en este descubrimiento desarrollando métodos estadísticos para estudiar también las conexiones cerebrales y el coeficiente intelectual.
De momento, las aplicaciones terapéuticas del descubrimiento sobre la creatividad son notables. Comparando las interconexiones entre cerebros sanos y enfermos, la conectónica podría ayudar a entender mejor la demencia, la epilepsia, la esquizofrenia y otras circunstancias neurológicas, como los traumatismos craneanos o el coma.
Fuente: tendencias21.net