Las condiciones ambientales adversas, especialmente en las primeras etapas de la vida, pueden tener efectos a largo plazo en la salud y la supervivencia de un animal, revela un nuevo estudio.
Por ejemplo, en los monos rhesus, los bebés que son separados de sus madres poco después del nacimiento son más susceptibles a enfermedades en el futuro. La idea de que tales diferencias surgen de cambios a largo plazo en la biología del animal se llama «incrustación biológica».
Se ha propuesto que los cambios en la metilación del ADN, una modificación «epigenética» de la secuencia del ADN, contribuyen a la incrustación biológica, particularmente porque estos cambios pueden ser estables y afectar la actividad genética y potencialmente otros rasgos. Sin embargo, los estudios sobre la adversidad en la vida temprana y el ADN La metilación en mamíferos salvajes es limitada.
Para investigar las asociaciones entre la metilación del ADN y la adversidad en la vida temprana, un equipo internacional de investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y la Universidad de Duke estudió una población de babuinos salvajes en Kenia.
«Nuestro estudio incluyó 256 babuinos (115 machos y 141 hembras) y combinamos datos de metilación del ADN con datos ecológicos, de comportamiento y de historia de vida recopilados durante los más de 50 años de la historia de este sitio de estudio», dice en un comunicado el primer autor Jordan Anderson, investigador doctoral de la Universidad de Duke: «Esta población era una buena candidata para el análisis porque ya sabemos que las hembras de babuino que experimentan muchas adversidades en sus primeros años de vida tienen niveles elevados de hormonas del estrés en la edad adulta, vínculos sociales más débiles y una menor supervivencia de la descendencia».
Sorprendentemente, el estudio demostró que la pérdida de una madre no estaba fuertemente asociada con la variación en la metilación del ADN, ni tampoco el estatus social o el aislamiento social en los primeros años de vida.
En cambio, los resultados más claros provinieron de observar la sequía y la mala calidad del hábitat, que limitan la disponibilidad de alimento para los babuinos. Los investigadores también encontraron que las exposiciones múltiples a la adversidad temprana dejaron huellas particularmente fuertes.
«La exposición a repetidas adversidades en los primeros años de vida parece tener efectos agravantes sobre la metilación del ADN. Por ejemplo, para aquellos nacidos en hábitats pobres en los primeros años de vida, el impacto de la sequía es mayor», dice la autora principal y líder del proyecto Jenny Tung, directora del Departamento de Comportamiento y evolución de los primates en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva: «Esto puede deberse a que diferentes tipos de adversidad pueden funcionar a través de mecanismos similares, como afectar la cantidad que tienen para comer».
Los autores enfatizan la importancia de examinar también si, como lo predice la incrustación biológica, las diferencias en la metilación del ADN también afectan la actividad genética.
«Hemos dado un paso en esta dirección mediante el uso de enfoques genómicos para probar si la metilación del ADN puede influir en la expresión genética en células aisladas, pero se necesita mucha más investigación para comprender cómo la adversidad en la vida temprana influye en la fisiología, la salud y la supervivencia de los animales, incluyendo, pero sin limitarse a sus efectos sobre la metilación del ADN», dice Tung.
Fuente: europapress.es