La afección es llamada el “ladrón silencioso” porque va “robando” el campo visual de quien la padece progresivamente con escasa sintomatología
Una novedosa microválvula desarrollada por investigadores mexicanos podría reducir la presión intraocular y evitar que el glaucoma se convierta en una condición más grave como la ceguera, indicaron este martes sus creadores.
El dispositivo, creado en conjunto por investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Fundación Markoptic, está inspirado en un motor de combustión interna de un avión y su principal función es expulsar el humor acuoso del ojo, liberando la presión ocular.
Los investigadores explicaron que la microválcula utiliza un resorte para controlar el flujo constante y la presión intraocular de manera similar a la válvula de admisión de un motor de gasolina.
Esto, aseguraron, podría cambiar la vida de millones de personas que padecen esta condición.
El dispositivo consta de tres componentes: una estructura de válvula con salida de líquido, un resorte flexible y la carcasa de la válvula que mantiene unidas las partes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que el glaucoma es la segunda causa de ceguera a nivel mundial, solo después de las cataratas.
Del mismo modo, se estima que 4,5 millones de personas en el mundo son ciegas debido a esta condición, que en algunos casos es causada por el aumento de la presión en el ojo, lo que ocasiona un daño al nervio óptico.
Es justo ese nervio el encargado de enviar las señales que percibe el ojo hasta el cerebro, por lo que si el daño perdura por mucho tiempo puede causar gradualmente la pérdida de visión.
Es una enfermedad muy prevalente, ya que entre el 2,5 y el 3% de la población general puede estar afectado por ello.
En mayores de 70 años, el porcentaje asciende entre un 8% y un 12%.
En tanto, otros 60 millones la padecen en sus etapas tempranas. De acuerdo con estimaciones de la OMS se proyecta que para 2020 la cifra aumente a 80 millones de pacientes.
La idea de este dispositivo surgió de Manuel Gallardo, socio fundador de la Fundación Markoptic, quien nació con glaucoma y perdió la vista hace 13 años a pesar de haber sido sometido a cinco transplantes de córnea.
El Laboratorio Nacional de Soluciones Biomiméticas para Diagnóstico y Terapia (LaNSBioDyT) de la UNAM colaboró en la fabricación de este dispositivo, aportando su experiencia y prestando sus instalaciones para la microfabricación de la válvula.
Cómo reconocer las señales tempranas de glaucoma
La afección es llamada el «ladrón silencioso» porque va «robando» el campo visual de quien la padece progresivamente con escasa sintomatología.
Y es dado su carácter de progresiva y asintomática para conocer sobre esta patología de la que poco se habla.
Para su diagnóstico se requiere un examen completo del ojo que incluye una tonometría (estudio que detecta la presión ocular del paciente) y un fondo de ojos (para evaluar el nervio óptico).
«Actualmente se cuenta con una serie de exámenes complementarios que ayudan a la confirmación del diagnóstico de glaucoma, tales como campo visual computarizado, tomografía confocal del nervio óptico y tomografía de coherencia óptica de fibras nerviosas, entre otros», detalló Taverna.
Aunque la pérdida de fibras nerviosas en los pacientes afectados de glaucoma es irreversible; el diagnóstico precoz, basado en la detección temprana mediante chequeo oftalmológico y estudios complementarios, puede prevenir la pérdida de fibras nerviosas y mejorar el pronóstico de los pacientes afectados.
Actualmente afecta a 4,5 millones de personas en el mundo y según proyecciones podría alcanzar a una población de 11 millones para 2020.
«Este daño suele asociarse al aumento de la presión intraocular con el consecuente daño de sus fibras. La pérdida de la visión y la gravedad del cuadro depende de dónde ocurra el daño del nervio óptico, ya que esto puede afectar a uno o ambos ojos», explicó Taverna.
Fuente: infobae.com