Mucha gente en el mundo padece de Mal de Alzheimer. Se estima que solo en Estados Unidos la cifra es de unos 5 millones de afectados. Las placas amiloides son la marca distintiva de la enfermedad de Alzheimer. Se trata acumulaciones de proteínas mal plegadas que desde el espacio que ocupan en el cerebro alteran el normal funcionamiento de las neuronas y acaban matándolas, provocando así el deterioro cognitivo progresivo característico de esta dolencia neurológica.
Las placas amiloides están compuestas por pequeños fragmentos de proteínas llamados péptidos beta-amiloides. Estos péptidos son generados por unas enzimas llamadas beta-secretasa y gamma-secretasa, que escinden secuencialmente una proteína llamada Proteína Precursora de Amiloide en la superficie de las neuronas para liberar fragmentos de beta-amiloide de longitudes variables. Algunos de estos fragmentos, como el beta-amiloide 42, son especialmente propensos a formar placas, y su producción es elevada en pacientes con mutaciones que predisponen a la enfermedad de Alzheimer de aparición temprana.
Se han hecho varios intentos para tratar o prevenir la enfermedad de Alzheimer utilizando fármacos que inhiben la beta-secretasa o la gamma-secretasa, pero muchas de estas sustancias han demostrado ser altamente tóxicas o inseguras en humanos, probablemente porque la beta-secretasa y la gamma-secretasa son necesarias para escindir otras proteínas en el cerebro y en otros órganos.
En cambio, el equipo de Steven L. Wagner, profesor en el Departamento de Neurociencias de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, investigó el potencial terapéutico de los fármacos conocidos como moduladores de gamma-secretasa, que en vez de inhibir la enzima gamma-secretasa, alteran ligeramente su actividad para que produzca menos péptidos beta-amiloides propensos a formar placas, pero continúe con su labor habitual escindiendo otras proteínas.
En el nuevo estudio, Wagner y sus colegas crearon un novedoso modulador de gamma-secretasa y lo probaron en ratones, ratas y monos macacos. Descubrieron que las dosis bajas pero repetidas del modulador de gamma-secretasa eliminaban la producción de beta-amiloide 42 en ratones y ratas, sin causar ningún efecto secundario tóxico. El fármaco también fue seguro y eficaz en macacos, reduciendo los niveles de beta-amiloide 42 hasta en un 70 por ciento.
A continuación, el nuevo modulador de gamma-secretasa se probó en un modelo de ratón de la enfermedad de Alzheimer de aparición temprana, tratando a los animales antes o poco después de que empezaran a formarse placas amiloides en sus cerebros. En ambos casos, el nuevo modulador de gamma-secretasa disminuyó la formación de placas y redujo la inflamación asociada a las mismas, que se cree que contribuye al desarrollo de la enfermedad.
Los resultados sugieren que el nuevo modulador de gamma-secretasa podría utilizarse para prevenir la enfermedad de Alzheimer, tanto en personas con mutaciones genéticas que aumentan su riesgo de contraer la enfermedad de Alzheimer, como en casos en los que mediante escaneos cerebrales ya se hayan detectado placas amiloides.
Aunque los resultados obtenidos hasta ahora son prometedores, serán los futuros ensayos clínicos los que determinarán si este modulador de gamma-secretasa es seguro en humanos y puede utilizarse para tratar o prevenir eficazmente la enfermedad de Alzheimer, tal como advierte Rudolph Tanzi, director de la Unidad de Investigación sobre Genética y Envejecimiento en el Hospital General de Massachusetts en Estados Unidos y coautor del estudio.
El estudio, titulado “Preclinical validation of a potent γ-secretase modulator for Alzheimer’s disease prevention”, se ha publicado en la revista académica Journal of Experimental Medicine (JEM).
Fuente: noticiasdelaciencia.com