El científico dice que se identificó una bacteria presente en la boca que induce la producción de un tipo de proteínas que confunde al sistema de defensas y éste ataca a células y tejidos sanos, como las articulaciones. “No es la respuesta final al origen del padecimiento”
El médico mexicano Felipe Andrade Tapia, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y quien actualmente es profesor e investigador en la Universidad Johns Hopkins, en Baltimore, Estados Unidos, es el líder del grupo científico que en diciembre de 2016 reportó lo que hasta hoy se considera el mayor avance para explicar el origen de la artritis reumatoide (AR); enfermedad inflamatoria que paulatinamente destruye las articulaciones.
Aunque el científico mexicano aclara que todavía no han encontrado la respuesta final al origen del padecimiento que afecta a millones de personas en todo el mundo, sí comparte el orgullo de haber identificado una bacteria que está presente en la boca e induce la producción de un tipo de proteínas que confunde al sistema de defensas y provoca que éste lance un ataque contra células y tejidos sanos, como las articulaciones.
El sistema inmune protege al cuerpo contra infecciones, pero se llega a equivocar y ataca partes sanas. Esos errores provocan las enfermedades autoinmunes como lupus, esclerosis múltiple, psoriasis y artritis reumatoide, entre otras. En el caso de la AR la causa de la enfermedad es un anticuerpo específico que ataca a las proteínas citrulinadas.
El doctor Andrade y otros investigadores, como Maximilian F. Konig, demostraron que una bacteria llamada Aggregatibacter actinomycetemcomitans que participa en la enfermedad inflamatoria de las encías llamada periodontitis crónica e induce la producción de proteínas citrulinadas. Éstas también se encuentran en grandes cantidades en las articulaciones, por ello les llega un ataque sin control del confundido sistema inmune.
La identificación de la bacteria y sus productos fue publicada el 14 de diciembre de 2016 en la revista Science Translational Medicine.
En entrevista exclusiva con Crónica, el médico mexicano explicó el hallazgo, pero también habló sobre su camino académico: “Yo aplico bien para el término chilango”, bromeó antes de contar que su papá, Felipe Andrade Cervera, fue un sastre originario de Yucatán que viajó a la Ciudad de México porque era compositor y buscó, sin suerte, dar a conocer sus canciones. Gracias al oficio conoció a su mamá, Julia Tapia, quien fue costurera y había llegado desde Michoacán. Juntos lucharon por proveerles a sus tres hijos: Felipe, Elena y Julio, todo lo necesario para terminar sus estudios.
El médico internista, reumatólogo e inmunólogo se describió como un orgulloso egresado de escuelas públicas, desde la primaria hasta el posgrado y recomendó apoyar a los talentos mexicanos, no sólo por sus diplomas u origen, sino por su hambre de aprender y ayudar.
“Yo siempre quise ser médico e investigador, desde que tengo memoria. A los nueve años una tía me regaló un microscopio y desde niño me interesaba conocer al organismo humano. Yo no sabía que llegaría a la Universidad Johns Hopkins, pero recuerdo bien que escuché por primera vez este nombre en la Facultad de Medicina de la UNAM, ya que el autor de mi libro favorito de Bioquímica era Albert Lehninger, quien laboró precisamente en Johns Hopkins. Con el apoyo de la Facultad de Medicina, tuve la oportunidad de explorar de manera temprana el ámbito de la investigación. Al mismo tiempo que estudiaba Medicina, invertía las tardes para trabajar en el Departamento de Inmunología y Reumatología del Instituto Nacional de la Nutrición con el doctor Julio Granados Arreola, a quien considero como mi primer tutor en investigación. Años después uno de mis mejores amigos en la Facultad de Medicina, quien realizó su doctorado en genética en la Universidad Johns Hopkins, el doctor Gerardo Jiménez Sánchez, me alentó para que continuara mis estudios de inmunología en esta Universidad”.
“Pero nos tuvimos que brincar al Conacyt para poder llegar aquí”, agrega con sentido del humor, después de narrar que la primera vez que solicitó una beca Fulbright para estudiar su doctorado en Johns Hopkins, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), de México, le negó la oportunidad porque su nivel de inglés era insuficiente. A pesar de esto, viajó a Baltimore para presentarse a una entrevista que su amigo Gerardo Jimenez le había conseguido en la Universidad. Llevó sus respuestas escritas en inglés. Su voluntad y buena preparación convencieron a los evaluadores de la prestigiada universidad fundada en 1876. El mismo día lo aceptaron. Ante ese resultado, Conacyt sí le dio beca.
Felipe Andrade contó que en los días de incertidumbre sobre su futuro salió adelante gracias a su novia, Laura Gutiérrez Alamillo, quien pagó su boleto de avión para poder ir a la entrevista a Baltimore y también le pagó un curso de inglés. Hoy Laura es médico hematóloga; es su esposa y madre de sus hijas: María José, Ana Laura y Victoria.
DUDAS CENTENARIAS.
Desde fines del siglo XIX se sospechó que existe un vínculo entre la periodontitis crónica y la artritis reumatoide, pero no existían las capacidades científicas y técnicas para probar ese vínculo. Ahora, el equipo de investigadores del doctor Andrade superó limitantes gracias al trabajo en equipo de expertos en microbiología periodontal, periodontitis y AR.
“La artritis reumatoide causa inflamación, daño y destrucción de las articulaciones. La enfermedad puede ser grave y causar incapacidad por dolor y destrucción hasta desarrollar una invalidez”, explicó Andrade.
“Pensamos que si es posible entender cómo se producen de manera anormal estas proteínas citrulinadas, podremos comprender cómo controlar y tratar a la enfermedad”, agregó.
En la boca existen más de 500 tipos de bacterias; algunas causan enfermedades y otras son necesarias y saludables. En el estudio de Andrade y su equipo la pregunta clave fue saber cuáles bacterias activan el proceso de citrulinación en las encías de pacientes con periodontitis crónica. Entre las bacterias más importantes que participan en la enfermedad periodontal crónica, el equipo pudo identificar a la Aggregatibacter actinomycetemcomitans como la única bacteria con capacidad de inducir la producción de proteínas citrulinadas.
“Hallamos exclusivamente a una bacteria que causa periodontitis crónica y que es capaz de desencadenar el proceso de citrulinación. Esta bacteria tiene un nombre casi imposible de pronunciar, Aggregatibacter actinomycetemcomitans, por lo que la llamamos por sus iniciales: Aa. Esta bacteria ataca a un tipo especial de células del sistema inmune, conocidas como neutrófilos, como un mecanismo de lucha contra el sistema inmune para defenderse y sobrevivir. Para esto la bacteria produce una toxina y por eso produce la muerte y citrulinacion de neutrófilos, lo cual activa al sistema de defensas. La pregunta que todo mundo hace es cómo el problema de la boca se disemina a las articulaciones. Ésa es la pregunta que todavía tenemos que resolver”, dijo el médico que también realizó estudios de especialidad en Medicina Interna en el Centro Médico Nacional Siglo XXI y Reumatología en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ).
Fuente: La Crónica