Científicos de la Universidad de Texas en Austin (Estados Unidos) han probado con éxito en animales un fármaco que, a su juicio, algún día podría ayudar a bloquear el síndrome de abstinencia y los antojos que incesantemente persuaden a las personas con alcoholismo a beber.
Ya hay medicamentos en el mercado para ayudar a las personas a acabar su adicción al alcohol, pero para muchos pacientes no son muy efectivos y tienen numerosos efectos secundarios. Este nuevo medicamento, llamado JVW-1034, tiene como objetivo una vía molecular diferente y, hasta el momento, en animales no tiene efectos secundarios obvios. El hallazgo se ha publicado en la revista Neuropsychopharmacology y los investigadores han presentado una patente sobre el medicamento.
«Claramente existe una gran necesidad de algo diferente y mejor», explica James Sahn, investigador en la Universidad de Texas en Austin y coautor de este trabajo. «Ahí es donde nuestro fármaco brilla. Está perfilando un camino que no parece estar asociado con ninguno de los otros medicamentos que están disponibles», añade.
Si bien el medicamento es prometedor, los investigadores planean optimizar sus propiedades químicas para mejorar las posibilidades de que sea efectivo en humanos. Imaginan una píldora que podría tomarse para bloquear los síntomas de abstinencia de alcohol y las ganas de tomarlo, lo que ayudaría a las personas a evitar las recaídas.
Pero, pese a todo, no tienen claro si un fármaco así podría curar el alcoholismo. Esto se debe, detallan, a que existen fundamentos genéticos y reguladores del trastorno que todavía no comprenden por completo y que pueden no ser alterados permanentemente por este medicamento. «Si pudiéramos lograr un medicamento que sea efectivo para más personas y no tenga los efectos secundarios negativos que tienen algunos de estos medicamentos, cambiaría muchas cosas», explica uno de los coautores.
Ahora, los investigadores están desarrollando otros prometedores medicamentos que se dirigen al receptor Sigma-2 para tratar otros trastornos neurológicos, como lesiones cerebral traumática, el dolor neuropático y la enfermedad de Alzheimer.
Fuente: infosalus.com