A día de hoy no existe ningún antídoto o tratamiento que logre cargarse por completo el complejo y mutante virus del sida. Sin embargo, y que se sepa hasta ahora, existen al menos tres pacientes a los que no se les encontró ni rastro del VIH tras ser sometidos a un trasplante para intentar curarles el cáncer que padecían
Hablamos en primer lugar del ya conocido como “paciente de Berlín”, sobrenombre de Timothy Ray Brown, que consta como el primer ser humano de la historia en el que el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) se convirtió en indetectable. Todo esto ocurrió en 2017.
Pero hay otros dos pacientes más, un hombre en Londres, y una mujer en Nueva York, con historias muy parecidas.
Así lo explica a EFEsalud Santiago Roura Ferrer, profesor asociado de la Facultad de Medicina, Universitat de Vic – Universitat Central de Catalunya.
¿Es posible vencer al sida?
El paciente de Berlín
El conocido como paciente de Berlín era un estadounidense afincado en Alemania, que fue diagnosticado de sida en 1995 y recibió un trasplante de médula ósea con células madre hematopoyéticas para tratarle una leucemia que padecía.
Esta intervención se le practicó doce años después de que le diagnosticaran que tenía VIH..
El resultado fue que tras el trasplante desaparecieron los síntomas de inmunodeficiencia. Incluso pudo abandonar los medicamentos antirretrovirales, bajo estricto control médico, porque no había ni rastro de VIH en su organismo.
Meses después le fue detectada una leucemia mieloide aguda y murió en 2020.
El paciente de Londres
En 2019, se dio a conocer el segundo caso, el de Adam Castillejo, un venezolano residente en Reino Unido, que pasó a ser denominado como el «paciente de Londres» y que padecía un linfoma de Hodgkin.
Los firmantes del estudio, coordinado por el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa y el University Medical Center de Utrecht (Holanda), refirieron que tras el trasplante de células madre para tratar de librarle del cáncer, el virus del VIH no sólo despareció de su organismo sino que continuaba indetectable en sangre, líquido cerebro-espinal, tejido intestinal y semen 29 meses después.
La paciente de Nueva York
En 2022, investigadores estadounidenses presentaron el tercer caso conocido de remisión, una mujer que fue atendida en Nueva York.
La mujer, de la que se desconoce su nombre, fue diagnosticada primero con VIH y después con leucemia, y para tratarle esta última dolencia recibió células madre procedentes de un cordón umbilical , suplementado con células de un familiar con una mutación genética que las hace resistentes al virus.
Esta mutación lleva el nombre de CCR5.
Según lo último publicado, la paciente de Nueva York sigue sin experimentar rebote vírico. Es seronegativa en la prueba de anticuerpos del VIH y su leucemia continúa remitiendo.
¿Qué tenían en común estos tres pacientes?
Pues los tres recibieron un tratamiento con células que son resistentes a la infección por VIH, debido a una mutación muy específica y poco frecuente.
«Por eso algunos expertos consideran que estas tres experiencias demuestran que el sida, que es la etapa final de la infección por VIH, podría convertirse en una enfermedad curable si se consigue generalizar esta terapia, pero todavía hay mucho camino que recorrer», apunta Roura.
A la luz de lo publicado por los investigadores, este profesor de medicina considera que el trasplante celular no puede ser, a día de hoy, la solución al sida.
En primer lugar porque se trata de una estrategia muy agresiva, con una mortalidad alta que no se puede aplicar alegremente a todos los pacientes.
Y luego porque aún queda mucho por investigar.
Sin ir más lejos, explica Roura, en 2014 se reportó el caso de otro hombre conocido bajo el pseudónimo de “el paciente de Essen” que, a pesar de recibir un trasplante similar, experimentó un rápido efecto rebote o de subida del virus del VIH mientras estuvo sin tratamiento antirretroviral.
Finalmente, el paciente sucumbió a la recurrencia del linfoma que padecía.
Sida: esperanza en el futuro
No obstante, los investigadores no pierden la esperanza.
Se trataría, para empezar, de esclarecer los mecanismos que hay detrás de la eliminación del virus en estos pacientes trasplantados.
Luego habría que reproducir los resultados mediante intervenciones de menor riesgo pero más eficaces y sostenibles en el tiempo, como vacunas con agentes revertidores de latencia, anticuerpos neutralizantes y edición génica, entre otras.
Así, explica Roura, en el campo de las vacunas se habla de anticuerpos neutralizantes de gran amplitud que vayan contra el virus en diferentes puntos, y que son las que podrían funcionar.
Pero actualmente las vacunas que se están ensayando son vacunas de neutralización poco amplia y no funcionan demasiado bien.
Hay que tener en cuenta, explica, que este virus genera una cubierta de protección que impide el acceso de estos anticuerpos neutralizantes..
También se están probando técnicas de edición génica en ratones y se ha podido destruir la parte del virus que se integra en el genoma de la célula infectada. Ahora se está probando esta técnica combinada con terapia de retrovirales.
Pero estas técnicas aún no han salido de los laboratorios y tendrán que ser muy específicas para ser aplicadas en un organismo humano.
El quid de la cuestión sería reproducir el mecanismo subyacente de estas células con la citada mutación tan particular.
Desde la pandemia, la tecnología de los anticuerpos, ha avanzado muchísimo y en un futuro próximo se podrían ver avances en los resultados, pero de momento no se puede vencer al sida, concluye Roura.
Y cumplidos ya cuarenta años de la irrupción de los primeros casos en el mundo, el sida sigue suponiendo, aún hoy, un problema de salud pública de primera magnitud que ha causado la muerte a más de 37 millones de personas desde 1981 (60.000 en España) y que sigue lastrada por el estigma y la discriminación.
En España, concretamente se siguen registrando una media de 3.500 nuevos casos anuales, de los cuales, un 13 % ni siquiera saben que están infectados de VIH y por lo tanto no están tratados y aquí radica uno de los principales problemas.
No obstante, la nueva generación de medicamentos ha convertido esta dolencia, que fue mortal, en una enfermedad crónica.
Fuente: EFE