Cuando vas a operarte por una apendicitis, lo último que quieres escuchar a los médicos es que han encontrado otra cosa creciendo en tu interior, y mucho menos que esa cosa tiene tejido cerebral. Afortunadamente, en este caso todo ha terminado bien para la paciente, una japonesa de 16 años.
Lo que los médicos encontraron creciendo en su interior es desagradable, pero no del todo desconocido. Se trata de un teratoma, un tipo de tumor benigno en el que las células afectadas crecen formando órganos o tejido semifuncionales. Este tipo de malformaciones no deben confundirse con un gemelo parasitario, pero pueden llegar a formar dientes, ojos, huesos y, en casos raros, pequeñas extremidades. El doctor Masayuki Shintaku ha explicado a New Scientist, que lo que ya es especialmente inusual es que lleguen a formar estructuras cerebrales complejas.
Un análisis posterior de este teratoma en concreto reveló que contenía tejido graso, pelos, parte de un pequeño cráneo a medio formar y un diminuto cerebro con un cerebelo capaz incluso de registrar impulsos eléctricos. Pese a su sofisticación, los investigadores han desechado completamente la posibilidad de que el tumor tuviera la más mínima capacidad de pensar o sentir.
Los teratomas de ovario suelen ser congénitos, y se producen cuando un óvulo aún no maduro se enquista formando un tumor. El problema es que, cuando presentan tejido cerebral, son causa de problemas psicológicos como paranoia, confusión, ataques o pérdida de memoria. La razón de esto es que el organismo reacciona contra el tejido extraño de una manera que también afecta a su propio cerebro.
Por fortuna, la joven no había llegado a experimentar ninguno de estos síntomas. Tras detectar el tumor, los médicos lo extirparon junto al apéndice y la paciente se ha recuperado sin mayores complicaciones.
Fuente: Neuropathology vía New Scientist