Jorge Ameth Villatoro Velázquez, Marycarmen Noemí Bustos Gamiño, Clara Fleiz Bautista y María Elena Medina Mora Icaza
A poco más de 12 meses de iniciar el confinamiento por covid-19, nuestra vida ha cambiado sustancialmente. La incertidumbre de los efectos específicos de la enfermedad en cada uno de nosotros, el alto número de contagios y muertos de conocidos, amigos y familiares, la pérdida del empleo o de una parte del salario, entre otros, han sido detonantes importantes de estrés, ansiedad, depresión y violencia en las personas.
Así mismo, esta situación es aún más difícil para las mamás, de manera particular si tienen niñas o niños en edad escolar básica y si son mamás solteras; al juntárseles la necesidad de obtener un ingreso y el cuidado adicional de sus hijos e hijas en casa y con la necesidad de continuar sus clases vía remota.
Sin duda, no son las únicas desigualdades que ha mostrado la pandemia en estos tiempos.
La necesidad de confinarnos durante el segundo trimestre del 2020, también conllevó a cerrar o disminuir los servicios de atención para los usuarios de drogas, en particular aquellos que presentan síntomas de dependencia. En algunos casos se logró mantener su atención y tratamiento, pero en muchos otros casos se rompió la relación de atención que se tuvo con ellos, debido a lo inesperado de la situación y a la falta de acceso a tecnologías de la información para esta y otras poblaciones.
El impacto de esta situación, en términos de recaídas por el consumo de drogas, alcohol o tabaco, no se ha podido evaluar, por la dificultad que ello implica. Por supuesto, esta situación prevaleció no solo en México, sino en diversos países, aún en aquellos con mayor índice de desarrollo, aunque quizá, en menor medida.
Ante esta situación, algo muy positivo que pasó en nuestro país, fue la gran alianza que se estableció entre diversas instituciones (Sistema de Atención Psiquiátrica [SAP], Consejo Nacional de Salud Mental [CONSAME], Comisión Nacional Contra las Adicciones [CONADIC], Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz [INPRFM], Centros de Integración Juvenil [CIJ], la Facultad de Psicología de la UNAM, entre otros) relacionadas con la Salud Mental, que dio origen a una gran red de atención para la población y que seguramente seguirá funcionando como un importante apoyo comunitario. Ante esto, debemos seguir trabajando en promocionar los servicios a distancia y desarrollar acciones para que la mayor parte de la población cuente con el acceso a internet y telefonía celular y acceda a este tan importante servicio en salud mental.
También se ha contado con datos de las encuestas en línea o telefónicas sobre consumo de drogas en este período (Shamah et al., 2020; Tiburcio et al., 2020), que muestran que algunas personas aumentaron su consumo, pero en mayor proporción hubo un decremento en el consumo de la mayoría de las drogas. A nivel del Continente Americano (OPS, 2020), México ha sido de las zonas con mayor disminución del consumo de alcohol, en particular, del consumo excesivo. Estos estudios muestran adicionalmente una asociación importante del consumo de drogas con la presencia de estrés, ansiedad y depresión, particularmente cuando la droga está disponible en la casa.
En las personas que se inyectan drogas (PIDs) de la zona norte de Tijuana (PREVENCASA), se encontró que el consumo disminuyó debido a la falta de dinero de las y los usuarios (también ellos vieron afectada su actividad por el confinamiento), incluso a veces consiguieron la droga, principalmente heroína o cristal, en un menor costo y disminuyeron las dosis diarias para evitar el síndrome de abstinencia. Además, ante la escasez de naloxona en la zona, parece haber un incremento en las sobredosis de esta población, en especial después del confinamiento y por el incremento de la disponibilidad de fentanilo en las dosis de heroína y de cristal (Fleiz et al., 2020). Por ello, una tarea importante es tener disponible la naloxona con las PIDs, así como con las instancias de primer contacto (otros usuarios, familiares, personal médico de emergencia, Organizaciones de la Sociedad Civil, policías, etc) de las PIDs, ya que no genera dependencia y ayuda a revertir la sobredosis.
Al parecer, el factor económico ha sido un elemento importante para la elección de consumir; de manera que las personas con acceso a menos recursos posiblemente decidieron disminuir su consumo de sustancias, y gastar en lo necesario para sus familias, conforme sus ingresos. No obstante, es un elemento que debe seguir siendo estudiado ante la importancia de saber qué les hace decidir disminuir su consumo en comparación con quienes lo aumentaron. Los nuevos estudios que se están haciendo, previos al segundo confinamiento y durante el mismo, nos darán más luz sobre las elecciones de consumo, aunque este segundo confinamiento ha sido menos atendido por la población mexicana.
Finalmente, si bien el sistema educativo ha dado una respuesta ante la pandemia, sin duda debemos avanzar en mejorar la educación en nuestro país. Esta pandemia debe ayudarnos a reflexionar y actuar sobre la importancia de educar a nuestras nuevas generaciones y a las familias, más en cuestiones socioemocionales, y no solo en contenidos. En desarrollar y probar contenidos digitales que ayuden a mejorar las habilidades de convivencia social y familiar, que permitan apreciar las cosas importantes de esta vida y manejar los estresores cotidianos, sean por la pandemia o por las demandas que actualmente reciben las nuevas generaciones y las familias. Esta es una tarea impostergable, para lograr un desarrollo saludable en nuestra población, y para tener alternativas adecuadas ante situaciones como la actual.
Un aspecto muy relevante es el apoyo necesario a las mamás, particularmente de hogares uniparentales, que tienen una alta demanda: cuidar a sus hijos, apoyarlos con la escuela y tener que trabajar, elementos que llevan a una situación crítica que no ha sido motivo de regulación o apoyo alguno
Por supuesto, es un gran reto el que tenemos por delante, y debemos actuar en muchos niveles para mejorar como sociedad y como personas, sin dejar de lado a las poblaciones más vulnerables, en esta situación de pandemia mundial.
Referencias
Fleiz, C., Arredondo, J., Chavez, A., Pacheco, L., Segovia, L.A., Villatoro, J.A., Cruz, S.L., Medina-Mora, M.E., De la Fuente, J.R. (2020). Fentanyl is used in Mexico´s northern border. Current challenges for drug health policies. Addiction 115(4): 778-781.
Organización Panamericana de la Salud (2020). Encuesta Regional Alcohol y COVID-19. Recuperado de www.paho.org
PREVENCASA. Entrevista telefónica con el personal de la Organización de la Sociedad Civil Prevencasa de Tijuana, Baja California.
Shamah-Levy, T., Gómez-Acosta, L.M., Mundo-Rosas, V., Cuevas-Nasu, L., Gaona-Pineda, E.B., Avila-Arcos, M.A., Méndez-Gómez, I., Rivera-Dommarco, J.A. (2020). ENSARS-COV-2. Resultados de la evaluación basal de la encuesta nacional de las características de la población durante la pandemia de COVID-19. INSP, junio2020.
Tiburcio M et al. (2020). Consumo de alcohol, tabaco y otras sustancias durante la pandemia de coronavirus (COVID-19). En proceso.
Unidad de Encuestas y Análisis de Datos del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz (Jorge Ameth Villatoro Velázquez, Marycarmen Noemí Bustos Gamiño, Clara Fleiz Bautista, María Elena Medina Mora Icaza).