Investigadores del Instituto Wellcome Sanger (Reino Unido), la Universidad de Helsinki (Finlandia) y colaboradores señalan en un estudio que intervenciones que se centren en erradicar dos cepas cocretas de E. Coli, como una vacuna, podrían ser enormemente eficaces en la lucha contra algunos tipos de cáncer como el colorrectal, de vejiga y de próstata, que están asociados a esas bacterias.
En concreto, los investigadores analizaron las diferencias en la incidencia de cáncer colorrectal, de vejiga y de próstata, y las compararon con datos globales de seguimiento de cepas de Escherichia coli (E. coli). Así, se centraron en dos cepas dominantes de E. coli que producen una sustancia que se ha identificado previamente como un factor de riesgo para el cáncer colorrectal.
Sus resultados se publican en la revista ‘Lancet Microbe’ y señalan que estas dos cepas de E. coli se encuentran con mayor frecuencia en los países industrializados, donde causan tasas elevadas de infecciones del tracto urinario (ITU) e infecciones del torrente sanguíneo. Estas cepas no causan intoxicación alimentaria. No obstante, los investigadores sugieren que la mayor tasa de ciertos tipos de cáncer en estos países podría estar relacionada, al menos en parte, con estas dos cepas de E. coli que producen una sustancia conocida como colibactina. Pese a ello, subrayan que se necesita más investigación.
La capacidad de producir colibactina es una característica poco común en algunas bacterias E. coli y se encuentra principalmente en dos cepas que se estima que tienen al menos 300 años de antigüedad. Por lo tanto, las intervenciones que aborden estas dos cepas, como una vacuna o un probiótico, podrían evitar que estas cepas bacterianas circulen y, a su vez, reducir el riesgo de cáncer.
Como estas cepas de E. coli también son las principales causas de infecciones urinarias e infecciones del torrente sanguíneo en los países industrializados, una intervención para eliminarlas también reduciría la carga de infección y el uso de antibióticos. La bacteria E. coli se encuentra comúnmente en el intestino humano. La mayoría de las cepas de E. coli son inofensivas; sin embargo, si la bacteria ingresa al torrente sanguíneo debido a un sistema inmunológico debilitado, puede causar infecciones, que van desde leves hasta potencialmente mortales.
Los investigadores, incluidos los de este equipo, han estado utilizando la vigilancia genómica para rastrear las diferentes cepas de E. coli en diferentes países, incluidos el Reino Unido, Noruega, Pakistán y Bangladesh. Esto les ha permitido identificar los factores que provocan la propagación de ciertas cepas y destacar nuevas formas posibles de detener las cepas que causan enfermedades.
En 2020, una investigación descubrió que la colibactina, una sustancia producida por ciertas bacterias, incluidas dos cepas de E. coli , provoca roturas del ADN en las células humanas. El equipo también encontró evidencia de daños causados ??por la colibactina en muestras de tumores de pacientes con cáncer colorrectal. Así, la evidencia preliminar sugiere que las cepas de E. coli productoras de colibactina también juegan un papel en el desarrollo de cánceres del tracto urinario, como el cáncer de vejiga y de próstata, ya que este es un sitio común de infección por E. coli .
En este estudio, los investigadores compararon las tasas de incidencia del cáncer con los datos de vigilancia genómica de E. coli. Descubrieron que las dos cepas de E. coli que producen colibactina se observan en países industrializados que también tienen niveles más altos de cáncer de intestino, vejiga y próstata. En comparación, en países con escasos recursos, como Bangladesh y Pakistán, las dos cepas productoras de colibactina son mucho más raras y la incidencia de cánceres de intestino, vejiga y próstata también es menor.
El equipo plantea la hipótesis de que la variación geográfica en la incidencia del cáncer se ve afectada por los distintos niveles de exposición de la población a estas dos cepas de E. coli . No obstante, se necesitan más investigaciones a gran escala, incluido un muestreo de tumores a gran escala, para aclarar el papel de la colibactina en el cáncer.
Por lo tanto, las intervenciones que se centren en erradicar estas dos cepas, como una vacuna, podrían ser enormemente eficaces. Otra vía podría ser el desarrollo de productos probióticos terapéuticos que ayuden a desplazar estas dos cepas de E. coli del intestino humano, con el objetivo de eliminarlas de la población.
El doctor Tommi Mäklin, primer autor del estudio, de la Universidad de Helsinki y el Instituto Wellcome Sanger, concluye que «la ‘E. coli’ se puede encontrar en todo el mundo, en muchas formas diferentes, y comprender cómo las cepas de esta bacteria afectan a los humanos de manera diferente puede brindarnos una imagen más completa de la salud y la enfermedad».
«Tener acceso a datos genómicos globales sobre qué cepas se encuentran en un área puede descubrir nuevas tendencias y posibilidades, como la posible vinculación de cepas en países industrializados con el riesgo de ciertos tipos de cáncer. También debemos seguir garantizando que los países y regiones de todo el mundo estén incluidos en la investigación de vigilancia genómica para que todos se beneficien de los nuevos descubrimientos», añade.
Fuente: infosalus.com