Una proteína activada en células cancerígenas las protege frente al daño genético ocasionado por la quimioterapia y la radioterapia
Por qué algunos tumores responden muy bien a la quimioterapia y la radioterapia, mientras que otros, en cambio, no, se debe a numerosos factores -desde las propias características del tumor hasta el estado del paciente- muchos de los cuales aún se desconocen. Y, sin embargo, descubrir esos talones de Aquiles es crucial para poder seleccionar el tratamiento más adecuado para cada paciente, evitar efectos secundarios innecesarios, y mejorar su pronóstico y supervivencia.
En este sentido, investigadores del Institut d’Oncologia de Catalunya (ICO) y del Institut d’Investigació Biomèdica de Bellvitge, en colaboración con científicos de la Universidad de California San Francisco (UCSF), en los Estados Unidos, han identificado por primera vez un mecanismo de control de la reparación del ADN que poseen la mayoría de tumores sólidos y que permite predecir qué pacientes responderán a la quimioterapia y la radioterapia.
El hallazgo, que publican en Science Traslational Medicine, abre la puerta a buscar fármacos que actúen contra este mecanismo para así sensibilizar a los tumores y hacer que respondan a los tratamientos. Es un paso importante hacia la llamada medicina personalizada.
La radioterapia y la mayoría de quimioterapias, los dos tipos de tratamientos estándar en cáncer, funcionan provocando daños en el ADN. Como las células cancerígenas se caracterizan por dividirse muy rápido y por ser genéticamente inestables debido a la gran cantidad de mutaciones que acumulan, son más susceptibles a esos daños.
Ahora bien, los científicos han visto que cuando tienen activada una proteína llamada TFGb, ésta las ayuda a reparar el daño genético, lo que hace que los tumores sean más resistentes a los tratamientos.
El descubrimiento del papel que desempeña esta proteína en los mecanismos de reparación del ADN parte de una observación inicial que hicieron los investigadores en tumores de cabeza y cuello. Algunos de estos cánceres están asociados al virus del papiloma humano (VPH) y vieron que son los que, precisamente, responden mejor a la radioterapia.
“La quimio y la radio llevan a la remisión del 70% de los tumores de cabeza y cuello que son VPH positivos y de solo el 30% en los que son VPH negativos”, explica Mary Helen Barcellos-Hoff, investigadora de la UCSF y colíder de este estudio, que añade que comprobaron que en los tumores VPH positivos, TFGb estaba desactivado, por lo que las células tumorales eran incapaces de reparar el daño en su ADN y acababan muriendo.
A continuación, para saber si aquello también sucedía en otros tumores, utilizaron datos de más de 10.000 tumores primarios -los más frecuentes en la población, como pulmón, mama, ovarios o próstata-, así como información acerca de los tratamientos administrados y sus resultados procedentes de la base de datos americana Atlas del Genoma Humano. Y descubrieron que aquello que sucedía con los cánceres de cabeza y cuello VPH positivos, se repetía en prácticamente todos los tumores que analizaron: si tenían TFGb activado, lograban reparar mejor y respondían menos a los tratamientos.
Asimismo, los investigadores vieron que cuando esta proteína -que en las células sanas actúa reparando daños genéticos para evitar que se desarrollen tumores, precisamente- estaba desactivada, la célula ponía en marcha otro sistema de reparación del ADN alternativo, que es poco eficaz, produce muchos errores y acaba haciendo a las células tumorales aún más susceptibles al daño generado por la inmunoterapia y la radioterapia.
“Realizando un ensayo genético, podremos predecir en el futuro si un paciente se beneficiará o no de los tratamientos estándar y en qué medida. Si predecimos que no responderá, podríamos ofrecer una alternativa, basada en el uso de fármacos que se dirijan a inactivar TFGb”, explica a La Vanguardia Miquel Àngel Pujana, investigador del programa ProCURE ICO-IDIBELL.
En el estudio, realizado en líneas celulares y ratones, los investigadores también vieron que combinar la administración de moléculas que inhiben TFGb junto con terapias tóxicas para el ADN, como quimio y radio, incrementaba de forma significativa la respuesta a los tratamientos.
El siguiente paso será realizar un ensayo clínico para comprobar que en humanos inhibir TFGb resulta efectivo para convertir los tumores en respondedores. “Sería muy beneficioso para algunos cánceres, sobre todo glioblastoma, que tiene una supervivencia del 20%, para el que la radioterapia es el tratamiento estándar”, considera Pujana, que explica que el ICO ya está en conversaciones con centros de EEUU y de Reino Unido para, precisamente, realizar un ensayo clínico con diferentes tumores, “idealmente aquellos que se puedan beneficiar más, como ovario, pulmón, glioblastoma”, apunta este investigador.
Fuente: lavanguardia.com