Expertos de los Estados Unidos lo han demostrado en un experimento con ratones
Un medicamento indicado para reducir los niveles de azúcar en sangre en adultos con diabetes de tipo II actualmente en uso podría tener otra inesperada ventaja: parece ser que reduce la disfunción de los vasos sanguíneos por los efectos del envejecimiento. Se trata de la empagliflozina, perteneciente al grupo de los inhibidores del cotransportador de sodio glucosa 2.
Tal y como expone un artículo elaborado por autores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Missouri (Estados Unidos) y publicado en la revista científica GeroScience, al comparar la función de los vasos sanguíneos en adultos de dos edades muy diferentes (un grupo de alrededor de 25 años y otro de alrededor de 61), se observa que los segundos muestran un peor rendimiento del endotelio (el revestimiento interior de los vasos sanguíneos) y más rigidez.
Estos rasgos se relacionan directamente con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, que son actualmente la principal causa de muerte en el mundo.
Conociendo estos hechos, los investigadores decidieron replicar estas condiciones en modelos animales (concretamente, ratones) para poder probar en ellos los efectos de la empagliflozina y después alimentaron a un grupo de ellos con el medicamento durante seis semanas.
Pasado este plazo, los ratones que habían recibido el fármaco habían mejorado en los indicadores antes mencionados, mientras que los que no lo habían recibido continuaban con valores similares a los que marcaban al inicio del experimento.
Los autores señalan que, en todo caso, la mejor herramienta para minimizar el impacto de las enfermedades cardiovasculares es la prevención a través de los factores de riesgo modificables (el ejercicio físico, la alimentación, el uso de tabaco y alcohol…). Esta estrategia, específicamente, logra minimizar los efectos del envejecimiento en los vasos sanguíneos, como la rigidez de los vasos sanguíneos o la función endotelial.
Sin embargo, para las personas más mayores o con determinadas condiciones menos dependientes de este tipo de factores de riesgo, la actuación sobre el estilo de vida puede no ser suficiente. Es a estos pacientes a los que podría beneficiar este uso de la empagliflozina.
Aunque el experimento por ahora sólo se ha llevado a cabo sobre animales (y, por tanto, sus resultados no pueden considerarse aún extensibles a los humanos), el hecho de que la empagliflozina sea un fármaco ya aprobado para uso clínico puede acelerar los trámites de manera importante, con lo que el día en el que mejore la salud cardiovascular de las personas más mayores podría no ser tan lejano.
Fuente: diarimes.com