Investigadores del CIBER de Cáncer (CIBERONC), dirigidos por Javier Oliver, han descubierto, en un estudio publicado en ‘Cell Death and Differentiation’, cómo se ‘disfraza’ una célula tumoral de una ‘vascular’ en los cánceres más agresivos.
Las células tumorales con alta agresividad son capaces de adquirir características de células vasculares (endoteliales) para ‘imitar’ una red de vasos en el interior de un tumor y, así, aportar nutrientes y oxígeno en ausencia de vasos sanguíneos.
Según explican los investigadores, este mecanismo por el cual las células cancerígenas se ‘disfrazan’ responde a una propiedad denominada mimetismo vasculogénico (VM). “Los tumores que presentan este mimetismo tienen mal pronóstico y resistencia a la terapia antitumoral, de ahí el interés que tenemos en conocer los cambios que tienen que sufrir las células tumorales para convertirse en pseudoendotelio”, ha dicho el doctor Oliver.
Para explicar este mecanismo, el estudio se ha fijado en la expresión de un marcador que siendo exclusivamente endotelial, está también presente en algunas células tumorales altamente agresivas, la cadherina endotelial VE-cadherina. Al contrario de lo que sucede en las células endoteliales, la VE-cadherina asociada al mimetismo vasculogénico está modificada por fosforilación de manera permanente a través de una quinasa de adhesiones focales (FAK).
Gracias a esta modificación permanente VE-cad, que está asociada a una proteína implicada en la regulación de la expresión de un tipo de genes, migra al núcleo celular y permite la transcripción de genes que aumentan la capacidad del mimetismo vasculogénico.
“A través de mutaciones en el sitio de fosforilización de VE-cadherina demostramos la importancia de este proceso en el desarrollo del mimetismo y además, definimos una nueva diana terapéutica para evitar esta transformación y la adquisición de características metastásicas a través de la inhibición de la quinasa FAK”, ha explicado Oliver.
Este tipo de comportamiento anómalo se ha descrito en tumores muy agresivos incluyendo el melanoma metastásico, cáncer hepático, de ovarios y gliomas, por lo que la quinasa FAK se muestra como una diana farmacológica “prometedora” para las terapias contra el cáncer porque está directamente relacionada con la progresión y la agresividad del tumor.
“Sus inhibidores están siendo ya utilizados en ensayos clínicos y, basándose en los resultados aportados por nuestro trabajo, de su uso se podrían beneficiar un mayor número de pacientes y con una situación clínica más adversa”, ha zanjado el investigador del CIBERONC y del CSIC.
Fuente: infosalus.com