Científicos encuentran una potencial cura para la artrosis con un material que utiliza los movimientos del cuerpo para producir una pequeña corriente eléctrica que regenera el cartílago
Un grupo de investigadores de la Universidad de Connecticut, en EE.UU., ha dado con un ingenioso método para regenerar el cartílago desgastado en las articulaciones por la artrosis. La técnica ha funcionado en sus experimentos con conejos y podría abrir la puerta a tratar una enfermedad que por el momento no tiene cura.
Cuando el cartílago que sirve de amortiguador entre dos huesos se degenera, un simple movimiento como andar hace que esos huesos choquen entre sí causando dolor, inflamación y pérdida de movimiento de las articulaciones. Esta dolencia se llama osteoartritis o artrosis y se suele producir en personas mayores de 40 años. Según la Fundación Internacional de la Osteoartritis, hay 500 millones de personas que la sufren en el mundo y siete millones de ellas están en España.
La artrosis no tiene cura y los tratamientos antiinflamatorios solo sirven para aliviar los síntomas. Cuando el cartílago tiene mucho desgaste y el dolor de los pacientes es muy grande se les suele insertar una prótesis en las articulaciones que amortigüe el choque de los huesos, aunque estas prótesis se pueden acabar desgastando también.
Los investigadores de la Universidad de Connecticut hablan de otros tratamientos que consisten en sustituir el cartílago dañado por otro sano tomado de otra parte del cuerpo del paciente o de un donante. Aunque según comentan la cantidad de cartílago sano en el cuerpo de una persona es limitada y el autotrasplante podría dañar el lugar de donde se extrajo. Mientras que en el caso de recibirlo de un donante externo, puede suceder que el sistema inmunitario lo rechace.
Para estos científicos el mejor tratamiento sería hacer que crezca de nuevo. Pero las investigaciones que se han llevado a cabo en este sentido no han sido del todo satisfactorias. Algunos métodos han utilizado factores de crecimiento químicos para incitar al cuerpo a producir nuevo cartílago por sí mismo. Mientras que otros han intentado crear ‘andamios’ de bioingeniería que ofrezcan al cuerpo una estructura sobre la que hacer crecer nuevo tejido.
«El cartílago regenerado no se comporta como el cartílago original. Se rompe, bajo las tensiones normales de la articulación», dice Thanh Nguyen, profesor asistente del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Connecticut.
Cómo funciona el nuevo tratamiento
El equipo de científicos del laboratorio de Nguyen sí ha tenido éxito regenerando el cartílago en sus experimentos con animales. Los investigadores descubrieron que las señales eléctricas son fundamentales para recuperar su crecimiento normal y diseñaron un ‘andamio’ hecho de nanofibras de ácido poli-L láctico (PLLA), un polímero biodegradable que suele utilizarse para suturar heridas quirúrgicas, que tiene una propiedad muy interesante llamada piezoelectricidad.
Este material produce una pequeña corriente eléctrica cuando se aprieta. Según los investigadores, el movimiento normal de una articulación, como el de una persona que camina, puede hacer que la estructura de PLLA genere un campo eléctrico pequeño pero constante que anime a las células a colonizarlo hasta producir un cartílago resistente.
«La piezoelectricidad es un fenómeno que también existe en el cuerpo humano. El hueso, el cartílago, el colágeno, el ADN y varias proteínas tienen una respuesta piezoeléctrica. Nuestro enfoque de la curación del cartílago es muy aplicable desde el punto de vista clínico, y estudiaremos el mecanismo de curación correspondiente», afirma Yang Liu, investigador del grupo de Nguyen y autor principal del estudio que ha sido publicado en la revista Science Translational Medicine.
El nuevo método ha dado buenos resultados en sus pruebas con animales. El equipo probó recientemente la estructura hecha con PLLA en la rodilla de un conejo lesionado. Una vez aplicado el implante en la articulación, subieron al conejo a una cinta de correr para hacer ejercicio y observaron que el cartílago volvió a crecer con normalidad.
Aun así todavía queda mucha experimentación por hacer para saber si esta técnica funcionará también en humanos. «Es un resultado fascinante, pero tenemos que probarlo en un animal más grande», con un tamaño, un peso y una edad más parecidos a los de los seres humanos que padecen esta enfermedad, dice Nguyen.
Fuente: elconfidencial.com