Investigadores de la Universidad Internacional de Florida (FIU) desarrollaron una inteligencia artificial (IA) capaz de detectar anomalías cardíacas escuchando los latidos. Este avance, que ya mostró un 95 por ciento de efectividad en ratones, podría convertirse en una herramienta clave para reducir la principal causa de muerte en el mundo: las enfermedades del corazón.
El proyecto liderado por Joshua Hutcheson, profesor asociado de FIU, nació de una observación poco común. Al convivir con una cantante de ópera, descubrió que los nódulos que afectan a las cuerdas vocales son similares a los que aparecen en la válvula aórtica del corazón. Esa coincidencia lo llevó a preguntarse si las anomalías cardíacas también podían escucharse en los latidos.
A partir de esa hipótesis, junto a la investigadora Valentina Dargam, comenzaron a utilizar inteligencia artificial para analizar señales sonoras del corazón. El algoritmo fue entrenado para diferenciar entre latidos sanos y enfermos, con resultados prometedores.
Aunque la investigadora ve difícil que su algoritmo pueda ser integrado directamente en hospitales de Estados Unidos, dado que considera complicado que vayan a facturar la simple escucha de los latidos del corazón, desveló que esta tecnología puede ser empleada de otras formas mucho más cotidianas y al alcance de la gente común.
Mencionó la posibilidad de que los pacientes puedan adquirir un estetoscopio digital o descargar una aplicación para grabar los sonidos del corazón, tras lo que el algoritmo les diría si los resultados son normales.
“Ahora hay muchas pruebas de electrocardiografía que se pueden hacer en casa”, señaló Dargam, haciendo alusión concreta a las pulseras deportivas que miden, entre otras cosas, la frecuencia cardíaca de sus portadores.
La posibilidad de contar con un algoritmo capaz de identificar problemas cardíacos en etapas tempranas podría transformar el panorama sanitario en varios aspectos:
- Prevención accesible: dispositivos como estetoscopios digitales o aplicaciones móviles podrían acercar el diagnóstico inicial a la población, incluso en zonas con limitada infraestructura médica.
- Reducción de costos hospitalarios: detectar la enfermedad antes de que avance significaría menos intervenciones quirúrgicas y menos gastos en tratamientos de alto costo.
- Apoyo al personal médico: en un país con déficit de cardiólogos en relación a la demanda, la IA serviría como un filtro inicial que complemente el trabajo de los especialistas.
La inteligencia artificial, lejos de reemplazar a los médicos, se perfila como un aliado estratégico para mejorar la precisión y la prevención en la atención sanitaria. En un contexto donde las enfermedades cardiovasculares son un desafío nacional, el acceso a estas tecnologías marcaría un antes y un después en la calidad de vida de los pacientes con afecciones cardiacas.
Fuente: elheraldodesaltillo.mx