Reconocer la voz de nuestra mamá, la del compañero más cercano de la oficina o de nuestra pareja es algo que hacemos sin percatarnos. Sin embargo, hay una zona del cerebro encargada de “guardar” esas voces, para luego “decodificarlas” y reconocerlas cuando se vuelven a escuchar.
Científicos del Instituto Max Planck para la Cognición Humana y las Ciencias del Cerebro, en Alemania, se dieron a la tarea de averiguar cuál es esa zona, pues anteriormente, diferentes especialistas en neurociencias no habían logrado ponerse de acuerdo en su ubicación.
Reconocer la voz de nuestra mamá, la del compañero más cercano de la oficina o de nuestra pareja es algo que hacemos sin percatarnos. Sin embargo, hay una zona del cerebro encargada de “guardar” esas voces, para luego “decodificarlas” y reconocerlas cuando se vuelven a escuchar.
Científicos del Instituto Max Planck para la Cognición Humana y las Ciencias del Cerebro, en Alemania, se dieron a la tarea de averiguar cuál es esa zona, pues anteriormente, diferentes especialistas en neurociencias no habían logrado ponerse de acuerdo en su ubicación.
El estudio, publicado en la revista Brain, señaló que este “centro de información” se sitúa en el lóbulo temporal derecho, específicamente en el giro temporal superior, área que ya había sido relacionada con el habla.
Detalles de la investigación
¿Cómo llegaron a estas conclusiones? Los científicos analizaron neuroimágenes con resonancia magnética de 58 personas con una lesión cerebral.
El estudio incluyó una batería de preguntas de identificación voz-identidad de la persona.
Este examen mostraba a los participantes voces de personas que no conocían y nunca habían escuchado, otras muy familiares y voces catalogadas como “famosas” (de algún actor o político).
Además, contenía pruebas visuales para ver cómo se reconocían caras y un examen acústico con el fin de analizar si el individuo escuchaba bien y así poder comprender cómo su cerebro discriminaba los timbres de sonido vocal.
Los investigadores encontraron tres resultados clave: el primero es que hubo una asociación muy fuerte en el reconocimiento de voces en el Giro Temporal Superior (GTS) en el lóbulo temporal derecho, pero también se dio actividad en el lóbulo parietal derecho.
La segunda conclusión es que hubo asociación en los lóbulos temporales cuando se habló de identificar la cara con el nombre de la persona.
Finalmente, quienes tenían una lesión en el lóbulo parietal inferior tenían problemas con asociar voces y caras, pero no con asociar voces y nombre del sujeto con dicha voz.
Los científicos determinaron entonces que el GTS es un área obligatoria para reconocer la voz de las personas, y el lóbulo pariental funciona como un complemento, pero no es imprescindible.
En otras palabras, la primera vez que escuchamos una voz, el GTS primero busca en su base para ver si la identifica, de lo contrario, la “graba”.
Cada vez que escuchamos esa voz se vuelve a “grabar” y conforme más “grabaciones” tengamos de esta y menos espaciadas en el tiempo sean, será más fácil identificarla.
Si las voces tienen características específicas que las diferencian del estándar será aún más fácil recordarlas.
Los investigadores también vieron que a las personas con lesiones en el GTS o en sus cercanías les era imposible identificar una voz muy conocida, como la de su papá, mamá, hermano, esposo o la suya propia en una grabación.
Estos pacientes tenían la lesión en el lóbulo temporal posterior derecho. La mayoría de quienes tienen esta lesión sufrieron un derrame cerebral.
Ceguera vocal
El no reconocer voces es una afección conocida como “ceguera vocal” o agnosia auditiva.
Esto podría no solo volverse problemático para la persona a la hora de generar recuerdos, sino que quienes padecen ceguera vocal también podrían verse expuestos a mayor ansiedad e inseguridad por este motivo.
“Estos hallazgos mejoran nuestro conocimiento de cómo el cerebro identifica lo que tiene a su alrededor. También nos da herramientas para generar posibles terapias para tratar la agnosia auditiva”, comentó en un comunicado de prensa Claudia Roswandowitz, una de las investigadoras.
Y añadió: “En nuestros estudios el nueve por ciento de los pacientes tiene dificultad para reconocer voces, el problema es que esto es algo muy poco conocido por el sector médico, Por eso buscamos generar conciencia sobre ello”.
Fuente: nación.com