En pocos meses, un selecto grupo de voluntarios ingerirá miles de millones de minúsculos devoradores de toxinas con la esperanza de quedar curados de una enfermedad devastadora. Ese ejército no ha sido fabricado con los componentes propios de una máquina: metal, cables o plástico. Son bacterias remodeladas desde su interior que protagonizarán un hito en el campo de la medicina.
Investigadores de Synlogic, una empresa biotecnológica de nueva creación afincada en Cambridge, Massachusetts, suministrarán a los pacientes dosis diarias de una píldora o de una bebida que contiene millones de bacterias Escherichia coli. Este microbio prolifera en nuestras entrañas, donde lleva una existencia inocua aunque puede causar alguna infección ocasional. Lo que hace distintas a esas E. coli es la remodelación de algunos segmentos de su ADN con el fin de transformarlas en diminutos ingenios prestos a absorber las dosis venenosas de amoníaco que se acumulan en el organismo del paciente.
Los enfermos sufren un trastorno en el ciclo de la urea (TCU) provocado por la deficiencia de una enzima hepática que llega a matar a los neonatos y hace enfermar a los adultos. Todos han nacido con un gen defectuoso que produce una enzima deficiente, incapaz de neutralizar el nitrógeno de los alimentos ricos en proteínas, como la carne, los huevos o el queso. La enzima normal convierte el nitrógeno sobrante en un compuesto denominado urea, que se expulsa con la orina. Pero en los afectados por dicho trastorno genético, el nitrógeno no abandona el organismo. En vez de ello, genera concentraciones tóxicas de amoníaco que se acumulan en la sangre y provocan el caos cuando alcanzan el cerebro.
Las bacterias genomodificadas en Synlogic absorberán ese amoníaco. La microflora intestinal ya asimila pequeñas cantidades de ese compuesto y aprovecha su nitrógeno para crecer. La transformación llevada a cabo por los científicos aporta a los microbios un nuevo “circuito” genético integrado por una serie de genes y de secuencias reguladoras de ADN (comparables al control del volumen y a los interruptores de encendido/apagado) que se interconectan del mismo modo que los transistores presentes en cualquier artefacto electrónico. El circuito, intercalado en el genoma de E. coli, sustituye el lento mecanismo normal que consume el amoníaco por una versión superacelerada: una bestia devoradora que se pone en marcha cuando detecta los reducidos niveles de oxígeno característicos del intestino humano.
Si los microorganismos genomodificados por Synlogic se atiborran de amoníaco de modo semejante a como lo han hecho en los ensayos con ratones, un trago diario del brebaje bacteriano permitiría a los pacientes con TCU llevar una existencia casi normal durante el resto de su vida, sin síntomas. Las bacterias transformadas curarán una devastadora enfermedad genética, que cada año afecta a más de 100 nuevos pacientes en Estados Unidos y para la cual no existe cura. “Hemos reemplazado una función fisiológica perdida por un tipo de terapia radicalmente nuevo”, afirma Paul Miller, director científico de Synlogic. “Es una estrategia sumamente potente para atacar la enfermedad.” La empresa está confeccionando circuitos similares contra enfermedades más frecuentes, como el síndrome del intestino irritable, trastornos inflamatorios e inmunitarios o incluso el cáncer.
Fuente: investigacionyciencia.es