Un aumento de casos, así como las primeras muertes confirmadas a causa del virus trasnmitido por la picadura de mosquito han levantado alerta en América del Sur
Oropouche no solo es el nombre de un río ubicado en la cuenca del Amazonas, sino también el de un virus que en los últimos años ha comenzado a captar la atención de organismos internacionales luego de extenderse por Latinoamérica.
Se detectó por primera vez en 1955: un trabajador forestal de Trinidad y Tobago enfermó al ser infectado por el microorganismo.
El virus que provoca la ‘fiebre del perezoso o de la pereza’ parecía tener sus límites en la Amazonía, de donde es endémico, sin embargo, en fechas recientes cambió su comportamiento: se ha adentrado a regiones de Sudamérica que anteriormente eran ajenas a su presencia.
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), antes del 2000 solo se habían reportado brotes en Brasil, Panamá y Perú (así como algunos animales infectados en Colombia y Trinidad y Tobago). No obstante, 25 años después Colombia, Ecuador y la Guayana Francesa notificaron brotes.
En 2014 alcanzó a Haití, para 2023 nuevas áreas en América del Sur, en junio de este año se reportaron casos en Cuba que incluso han llevado a mantener a los servicios de salud de Estados Unidos en alerta.
Ante su paso por el continente ¿qué se puede prever para México? ¿podría presentar próximamente sus primeros casos? Para responder a estas y otras preguntas MILENIO consultó a Mauricio Rodríguez Álvarez, profesor en el Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM y vocero del Programa Universitario de Investigación sobre Riesgos Epidemiológicos y Emergentes (PUIREE).
¿Cómo se transmite el Oropouche?
Actualmente la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha confirmado poco más de 8 mil casos, así como dos muertes por esta enfermedad. La mayoría de las infecciones se contabilizan en Brasil, hay 356 en Bolivia, 290 en Perú, 74 en Colombia y 74 en Cuba.
Los brotes no llegaron solos, sino que requirieron de un intermediario: los mosquitos, pero no de cualquier especie, sino de dos en particular, el Culex quinquefasciatus y el Culicoides paraensis (mejor conocido como jején en México).
Así, las personas que viajan a regiones en las que se han reportado casos son propensas a una infección por la picadura de un mosquito y presentar un cuadro clínico al regresar a su lugar de origen.
Por otro lado, quienes ya portan el virus y se desplazan a regiones en donde hay presencia de jejenes se convierten en eslabones de una cadena de transmisión: al recibir una picadura de mosquito, el vector se vuelve a su vez portado.
“No es tanto que se vayan a mover los mosquitos de sus países —puede ocurrir con el movimiento de mercancías o contenedores, pero no es lo más habitual—, lo que yo veo más factible es que personas que tengan el virus vayan a zonas en donde están los mosquitos y que al picarles se empiece a instalar el virus en el ciclo de los mosquitos locales”, explica.
Aunque aún no se ha confirmado, se sospecha que la enfermedad también se puede transmitir durante el embarazo. Esto luego de que en Brasil se detectaran muertes fetales y anomalías congénitas.
Qué se espera en México
Tomando en cuenta los diferentes brotes que se han presentado, seguramente se reportarán casos en el país, como asegura el Dr. Mauricio.
“Seguramente va a llegar. No hay que descartarlo. Tenemos un intercambio cotidiano con los países en los que está ocurriendo: Brasil Colombia, Cuba. Hay intercambio con ellos prácticamente a diario, en diferentes partes del país”.
Los primeros brotes podrían ocurrir en regiones en donde hay un gran intercambio turístico, así como en las ciudades más conectadas, como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y León. “Sitios con una gran movilidad y conectividad”, detalla el especialista.
Y es que, el hogar de los mosquito que ‘llevan’ la enfermedad es amplio. Los jejenes se pueden localizar en diversos puntos de México, especialmente en la costa o regiones en donde hay mucha agua templada, como Jalisco, Michoacán, Colima, Sinaloa, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, por mencionar algunos.
Hasta el día de hoy no se han registrado infecciones en territorio mexicano, el último aviso emitido por las autoridades sanitarias se dio el 04 de junio de este 2024: un boletín preventivo dirigido a las personas que plenean visitar Bolivia, Brasil, Colombia, Cuba o Perú.
“La posibilidad de enfermar por este evento es medio, y existen medidas médicas específicas contra esta enfermedad”, se lee en el documento.
Aún cuando la posibilidad de que el Oropouche haga su aparición en México es latente, el médico advierte que el proceso de introducción sería lento y paulatino.
¿Cómo identificar al jején?
Aunque tienen comportamientos similares, los jejenes no son los mismos mosquitos que transmiten el dengue. En este caso, se trata de una especie que pica principalmente cuando se pone el sol, por lo que resultan más molestos cuando cae la tarde.
Una de sus características principales es su tamaño: son muy pequeños, incluso pueden pasar entre los mosquiteros.
“Eso lo hace lo hace más difícil de controlar con los mosquiteros habituales (…) por eso habría que reforzar con otras medidas para evitarlos los piquetes”, comenta el especialista.
Los retos que representa
Al provocar una enfermedad muy parecida a otras transmitidas por mosquitos, como el dengue, zika o chikungunya, su diagnóstico se vuelve todo un reto.
“Podría ser que incluso ya haya casos [en México] pero no los vamos a diferenciar porque el cuadro clínico es muy parecido (…) es prácticamente el mismo en la etapa inicial, ahí también se nos pierde porque no es una enfermedad con un cuadro clínico específico, sino que se parece a las demás enfermedades”
Además, pese a su avance, el Oropouche aún no se encuentra dentro de los lineamientos para la vigilancia epidemiológica de las arbovirosis (es decir enfermedades transmitidas por mosquitos).
“Hasta una de las últimas ediciones no está incluido el virus dentro de los que se busca. México tiene la capacidad de buscar el virus del oeste del Nilo, el de la fiebre amarilla, dengue, etc. Pero este no lo tenemos en la búsqueda sistemática”, detalla el profesor en el Departamento de Microbiología y Parasitología.
De hecho, uno de los principales objetivos de la OPS (en colaboración con los países de la región) es ampliar la capacidad de búsqueda de los pacientes sospechosos. Por ahora ya se vigila el comportamiento del virus, especialmente en los países afectados, a la par, se mantiene el llamado de precaución a los viajeros.
Cuáles son los síntomas y tratamiento
Los primeros síntomas se presentan de manera repentina entre 3 y 12 días después de la picadura. La forma en que el virus hace evidente su presencia en el cuerpo es muy similar a la de otros agentes infecciosos transmitidos por mosquitos con molestias como:
- Dolor de cabeza
- Dolor muscular y articular
- Escalofríos
- Náuseas
- Vómito
- Sensibilidad a la luz
En algunos casos la piel puede cambiar de textura o color (exantema), además los pacientes pueden presentar sangrado de encías o de la nariz e incluso el paciente puede llegar a desarrollar meningitis o encefalitis.
“Desde luego, a los primeros días no va haber manera de diferenciar la enfermedad de otras, a menos de que se hagan algunas pruebas de laboratorio específicas”, alerta el especialista.
Por lo general, los síntomas duran menos de una semana (2 a 7 días). Sin embargo, los CDC señalan que en hasta el 60 por ciento de los pacientes, los síntomas pueden volver a aparecer unos días o incluso semanas después.
Así como en el caso del dengue o el zika, el Oropouche no tiene un tratamiento ni vacunas específicas.
“Lo que se hace es vigilar a los pacientes para que no tengan dolor, para controlar la fiebre y vigilar la evolución en caso de que se compliquen”.
Para atender el malestar se recomienda el reposo, consumo de líquidos y uso de analgésicos y medicamentos para bajar la fiebre. Cuando el paciente empieza a presentar síntomas severos es necesaria la hospitalización.
¿Quienes están en riesgo?
En Brasil, dos mujeres de entre 21 y 24 años de edad fallecieron debido a esta enfermedad. De acuerdo con Rodríguez Álvarez, se contagiaron durante un brote ‘fuerte’ dentro del noreste del país.
“Eran personas que tenían enfermedades crónicas preexistentes, al tener todo el proceso inflamatorio su cuerpo se descompensó y comenzaron a tener complicaciones: falla del hígado, alteraciones en la coagulación”
El doctor Mauricio considera que un punto clave para que la enfermedad derivara en muerte es que las infecciones ocurrieron en regiones apartadas, lejos de los servicios de salud, lo que incrementó el riesgo de complicaciones.
Por ahora se siguen realizando más investigaciones para conocer más sobre el virus. Según la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud mexicana, quienes viajan “por motivos turísticos a la región del Amazonas o para trabajar en la agricultura o silvicultura” se encuentran en mayor riesgo de contagio.
Las recomendaciones
Tanto organismos internacionales como la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud mexicana recomiendan diversas medidas para mantenerse a salvo del virus como:
Usar prendas que cubran brazos y piernas, además del uso de repelentes para protegerse de las picaduras de mosquitos o jejenes
Asegúrese de que las áreas interiores, especialmente las áreas para dormir, estén completamente cerradas o bien protegidas.
Usar mosquiteros
Tomar medidas de prevención en actividades al aire libre como acampar, el senderismo o deportes al aire libre
Fuente: milenio.com