Roland Ebel, del Programa de Sistemas Alimentarios Sostenibles de la Universidad Estatal de Montana (Estados Unidos), ha llevado a cabo un proyecto de investigación para determinar en qué medida una antigua técnica agrícola azteca podría beneficiar las necesidades hortícolas del siglo XXI.
En concreto, Ebel examinó el uso de “chinampas” con la esperanza de descubrir su utilidad moderna. Una chinampa es una pequeña isla artificial construida en un lago de agua dulce (generalmente rodeado de canales y zanjas), donde se pueden producir vegetales durante todo el año. Las necesidades de riego de las chinampas son bajas y la productividad extremadamente alta.
Las chinampas pueden proporcionar productos frescos a una megaurbe como Ciudad de México y son concebibles en muchas de las áreas urbanas en crecimiento, según los hallazgos de Ebel recogidos en un artículo de acceso abierto publicado en la revista online ‘HortTechnology’.
El sistema chinampa, comúnmente llamado jardines flotantes, todavía se practica en ciertas áreas suburbanas de Xochimilco, en el valle sur de la Ciudad de México. Estos campos elevados se construyen cavando canales y amontonando la tierra desplazada sobre plataformas. También se pueden encontrar sistemas de huertos elevados similares en América del Sur, Asia, Oceanía y partes de África.
En una chinampa, el agua del canal sube por acción capilar a las raíces de las plantas, lo que reduce la demanda de riego. Las rotaciones permiten hasta siete cosechas en un año. Las chinampas también brindan servicios ecosistémicos, particularmente el secuestro de gases de efecto invernadero y fomentan la biodiversidad. Además, los beneficios recreativos son enormes: hoy en día, las chinampas generan aún más dinero del turismo que de la producción hortícola.
El investigador descubrió que las chinampas son uno de los sistemas de producción más intensivos y prolíficos jamás desarrollados, y altamente sostenibles. Se pueden mantener cultivos casi continuos, y el microclima es favorable para muchos cultivos hortícolas, incluidos los ornamentales, que juegan un papel cada vez más importante en Xochimilco. Incluso animales pequeños pueden criarse en las chinampas.
Durante el período azteca (1325-1521), el desarrollo de las chinampas se relacionó con una alta densidad de población regional y un considerable crecimiento en las comunidades urbanas locales. Este tipo de cultivos proporcionó a los agricultores precolombinos un mejor drenaje, aireación del suelo, retención de humedad durante la estación seca y una mayor fertilidad del suelo a más largo plazo que la producción convencional.
“Hoy en día, muchas ciudades enfrentan desafíos muy similares a los de la Ciudad de México hace 700 años: una población en rápido crecimiento y cada vez menos tierras cultivables disponibles para la producción de alimentos. Los sistemas de producción altamente intensivos con baja demanda de recursos son, por lo tanto, un objetivo estratégico en la agricultura urbana. De este modo, si bien la mayoría apuesta por soluciones de alta tecnología como granjas verticales complejas, creo que vale la pena aprender de los logros de nuestros antepasados “, concluye Ebel.
Fuente: dicyt.com