Donante de órganos de 98 años marca un hito en la medicina
Orville Allen vivió una vida al servicio de los demás y, cuando murió a los 98 años, tenía una última cosa que dar: su hígado.
Allen, veterano de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Corea y educador durante muchos años en una zona rural del sureste de Missouri, es el estadounidense de más edad que ha donado un órgano, según las organizaciones de trasplantes. Murió el 29 de mayo y su hígado fue trasplantado con éxito a una mujer de 72 años, según Mid-America Transplant.
Allen gozaba de buena salud hasta que sufrió una caída mientras recogía escombros de una tormenta en su casa de Poplar Bluff, Missouri, el 27 de mayo, según declaró su hija, Linda Mitchelle. Se golpeó la nuca y fue trasladado en avión al Centro Médico St. Francis, en Cape Girardeau.
La inflamación que rodeaba el cerebro de Allen no podía curarse. Mientras la familia se preparaba para despedirse, el personal del hospital les hizo una pregunta: ¿Considerarían la posibilidad de donar su hígado?
Dada la edad de Allen, la pregunta tomó por sorpresa a los familiares. Pero los cirujanos le habían examinado y habían determinado que el órgano era aceptable para un trasplante.
Conociendo el carácter de su padre —siempre el primero en visitar a la gente, siempre a la puerta de un vecino en apuros_, los hermanos no lo dudaron.
“Pasó de ser una pérdida tan triste de nuestro padre a ser un pequeño rayo de alegría porque estaba haciendo lo que había hecho toda su vida”, dice Mitchelle. “Estaba haciendo un regalo más”.
Anteriormente, Cecil Lockhart, de Virginia Occidental, fue la persona de más edad en donar un órgano al morir, según el Center for Organ Recovery & Education, que coordinó la recuperación de su hígado. Tenía 95 años cuando murió en 2021, y su hígado fue trasplantado con éxito a una mujer.
Más personas que nunca están recibiendo nuevos órganos, según datos de la United Network for Organ Sharing (UNOS), una organización sin ánimo de lucro que ha gestionado el sistema de trasplantes bajo un contrato gubernamental durante casi cuatro décadas. El año pasado se batió el récord de donaciones de personas fallecidas (más de 16.000) y de trasplantes de órganos (más de 46.000), según la UNOS. Los trasplantes de hígado superaron los 10.000 por primera vez en la historia.
Aun así, más de 100.000 personas están en la lista nacional para recibir un nuevo órgano y muchas morirán esperando. La necesidad es tan grande que los científicos trabajan en alternativas para paliar la continua escasez. A principios de año, Richard “Rick” Slayman se convirtió en Massachusetts en el primer receptor de un riñón de cerdo modificado genéticamente. Murió dos meses después del trasplante.
Según Kevin Lee, presidente y director general de Mid-America Transplant, cada vez más personas mayores pueden donar órganos tras su fallecimiento.
“A medida que avanzaba la ciencia médica, en los últimos cinco años hemos ido formando al personal de enfermería y hospitalario para que no piensen en la edad a la hora de remitir pacientes, sino que permitan a nuestro equipo médico y a los médicos de trasplantes evaluar la idoneidad médica de cada persona”, explicó Lee.
Hace dos años, se obtuvo un hígado de un donante de 90 años de la región en donde opera Mid-America, que incluye el este de Missouri, el sur de Illinois y el noreste de Arkansas, explicó Lee. El otoño pasado, los hígados fueron donados por una persona de 88 y otra de 84 años.
El hígado “es resistente. Vemos donaciones de hígado a todas las edades”, afirmó Lee.
Alrededor del 12% de los donantes de órganos fallecidos en los cuatro primeros meses de este año eran personas de 65 años o más, según Anne Paschke, representante de la UNO
“La donación de órganos a edades avanzadas puede tener éxito y salvar la vida de los receptores”, afirmó en un comunicado David Klassen, director médico de la UNOS. Pero el impacto del envejecimiento varía según el órgano. De hecho, muchos centros de trasplantes no aceptan corazones de donantes de edad avanzada.
Allen residió toda su vida en el sureste de Missouri. Fue piloto del Cuerpo Aéreo del Ejército en la Segunda Guerra Mundial y luego sirvió en comunicaciones de artillería en la 1ª División de Caballería del Ejército en la Guerra de Corea. Tras las guerras, pasó 27 años en la Reserva del Ejército y se jubiló como teniente coronel.
También se dedicó a la agricultura y enseñó agricultura vocacional en Neelyville High School, cerca de Poplar Bluff, durante casi cuatro décadas. Él y su esposa de 70 años, Geraldine, que murió en 2019, tuvieron tres hijos, tres nietos y seis bisnietos.
Nunca llegó a registrarse como donante de órganos, pero la familia afirmó que esperaba que su historia animara a más personas a registrarse.
De hecho, dijeron, ya lo ha hecho.
“En el velatorio y el funeral, un montón de antiguos alumnos y amigos dijeron: ´¿Sabes qué? Voy a poner donante en mi carné de conducir ahora mismo´”, relató Mitchelle.
Greg Allen, uno de los hijos de Orville, dijo que la posibilidad de donar el órgano de su padre era edificante en un momento triste.
“Para mí, es algo maravilloso poder ayudar a otra persona, a cualquiera, a prolongar su vida para su familia”, afirmó Greg Allen.
Fuente: AP