El síndrome del ‘burn-out’ es una de las más graves y frecuentes complicaciones por estrés en el trabajo. Se habla también del síndrome del ‘agotamiento emocional y profesional’ y, a menudo, se resume este síndrome en una de las formas más agudas del ‘sufrimiento en el trabajo’.
“Es resultado de un estrés demasiado intenso, es una enfermedad grave. Se trata de un agotamiento de los recursos del individuo, caracterizado por el malestar ligado al roce con el otro, y al desgaste de la relación que ello conlleva. Frente a este agotamiento, que jamás se ha sufrido, se aprecia una gran desigualdad individual ante la enfermedad, su evolución y su tratamiento. También se caracteriza por la ausencia de sentido, que el individuo busca constantemente”.
Así lo explica el doctor François Baumann, fundador de la Sociedad de Médicos Terapeutas, y profesor de la Universidad de París en ‘Cansados. Cómo luchar contra la fatiga y el agotamiento del día a día’ (Editorial Arcopress), quien sostiene que el ‘burn-out’ también es el primer tipo de agotamiento que se viene a la cabeza de la persona cuando se aborda el tema de la fatiga y de sus consecuencias en el marco laboral, del estrés, y del exceso de trabajo.
“El agotamiento comienza a menudo con esta reflexión, que es también una llamada de socorro: ‘Me rindo, estoy agobiado’. Con un grito de desesperación, la persona afectada ve cómo se deshace a su alrededor el sentido y el valor de lo que era su actividad esencial: el trabajo. El cual también era uno de los objetivos principales en su vida”, subraya.
De hecho, precisa que el término ‘burn-out’ significa ‘estar quemado’ y procede de terminología aeronáutica: un sobrecalentamiento con riesgo de ruptura, como un cohete que hubiera agotado su carburante. Aquí recuerda que un cuarto de los trabajadores europeos se dicen estresados en su trabajo.
El también miembro del comité científico internacional de la UNESCO, en su departamento de bioética, precisa que clínicamente lo que sucede es que el ‘burn-out’ se instala de forma progresiva. Los primeros signos son:
1.- Aparición de una fatiga que poco o nada mejora con el reposo.
2.- Dolores de cabeza, problemas digestivos o problemas para dormir.
3.- Infecciones rinofaringeas.
4.- Síndromes gripales prolongados o repetidos.
“No existen signos de alarma específicos, pero el conjunto de ellos consigue a menudo que se tenga la impresión de que el cuerpo ya no responde, lo cual viene acompañado de una sensación de gran dificultad ante el menor esfuerzo físico. Se le asocian también alteraciones alimentarias, con un aumento del consumo de tabaco y de alcohol, y problemas de sueño, que son indicios precoces”, añade.
Además, recalca que en el agotamiento por ‘burn-out’ la falta de motivación se centra desde el principio en el trabajo. Después, se convierte en una verdadera gangrena que ataca uno a uno todos los campos de la vida, aunque sus signos tarden en aparecer. “Hay que ser consciente, sobre todo, del riesgo de contagio siempre presente y destacar que en ocasiones se tardarán diez años en alcanzar el estadio terminal del ‘burn-out'”, afirma el doctor Baumann.
Por otro lado, destaca que con frecuencia hay un síntoma predominante, el atenuar las emociones. “Se consiguen así dificultades en la concentración, y una actitud construida sobre el cinismo y la omnipotencia que, con regularidad, acaba en conductas de riesgo para uno mismo y para los demás”, aprecia el experto.
Por ello, afirma que sólo a partir de sus síntomas clínicos y de cómo se suman se podrá definir la enfermedad. “El ‘trípode’ que la define consta de: agotamiento emocional; deshumanización de la relación, el cinismo; la disminución total de los logros personales, que termina en un agotamiento y desmotivación generalizados. El riesgo de suicidio se vuelve entonces importante”, precisa.
Sobre los grupos más expuestos, el experto del comité científico internacional de la UNESCO apunta a ciertas profesiones, principalmente aquellas profesiones dedicadas a asistir a los demás, a cuidarlos, siendo el profesional sanitario el que ocupa los primeros puestos. “Aunque hoy en día podemos decir que todas las profesiones están expuestas. Sólo es necesario que exista una relación asistencial o de apoyo hacia una persona, ya sea cliente, paciente o que, sin más, esté obligada a tener contacto con los demás intensamente”, señala.
En cuanto a las causas, el doctor Baumann señala a: excesivo individualismo, que acaba con el sostén moral y físico colectivo; la pérdida del vínculo colectivo, que es una de las consecuencias de esta situación, de hecho dice que se observa más en grandes empresas que en las pyme; la sensación de que el tiempo se acelera también tiene su parte en este fenómeno. “Uno de los ejemplos más flagrantes es que hoy en día muchas empresas aumentan la presión sobre sus trabajadores”, asegura.
Finalmente, el profesor en la Universidad de París indica que la visita al médico es el recurso más importante para determinar si se padece este síndrome, para posteriormente determinar el tratamiento: dejar de trabajar; medicamentos psicotrópicos de tipo antidepresivo, hiponóticos o ansiolíticos, que permitan al paciente “salir de su estancamiento”; y la psicoterapia de apoyo. Dice que también se puede emplear la hipnosis, por ejemplo.
Fuente: infosalus.com