Poco después de que dos grandes inversionistas de Apple le pidieran con urgencia a la empresa abordar el tema de la adicción infantil a los teléfonos, tal vez muchos padres se preguntan: ¿cómo sé si mi hijo es adicto a su teléfono? ¿Cómo puedo prevenir problemas por el exceso de uso?
Hay razones para estar preocupados. Una encuesta de 2016 realizada en Estados Unidos por Common Sense Media descubrió que la mitad de los adolescentes se sienten adictos a sus aparatos telefónicos y el 78 por ciento revisa sus teléfonos al menos una vez cada hora. El 72 por ciento de los adolescentes se sienten presionados para responder inmediatamente a los mensajes de texto, las notificaciones y a los mensajes en redes sociales. Un informe de 2015 del Pew Research Center develó que 73 por ciento de los chicos cuyas edades oscilan entre los 13 y los 17 años poseían un teléfono inteligente o tenían acceso a uno, y el 24 por ciento dijo que permanecían conectados “casi todo el tiempo”.
He pasado los últimos quince años ayudando a adolescentes a organizarse y administrar su tiempo. Muchos de los padres de los chicos con los que trabajo están preocupados por la manera en la que sus hijos usan los teléfonos. Agradecen la comodidad de poder estar al pendiente de lo que los chicos hacen y de los posibles beneficios de seguridad que los dispositivos pueden ofrecer. Además, en la era de la socialización mediante redes virtuales, los adolescentes utilizan aplicaciones de mensajería para estar en contacto con sus amigos y hacer planes que muchas veces pueden ser positivos.
En lugar de estar obsesionado con el uso que los adolescentes en general hacen de sus teléfonos, es importante que reflexiones sobre “cuáles son las aplicaciones del teléfono y cómo tu hijo, en específico, utiliza las aplicaciones en ese teléfono”, dijo Katie Davis, profesora adjunta en la Universidad de Washington y codirectora del UW Digital Youth Lab, cuyas investigaciones analizan el papel de las nuevas tecnologías digitales en las vidas personales, sociales y académicas de los jóvenes.
Pero estas son algunas preguntas que te puedes hacer: ¿el humor de tu hijo adolescente cambia repentinamente y se vuelve excesivamente ansioso, irritable, enojado o incluso violento cuando le quitas el teléfono o no lo puede usar? ¿Tu hijo normalmente evita o no participa en eventos sociales porque pasa todo el tiempo en el teléfono? Otra llamada de atención es pasar tanto tiempo usando el teléfono que afecta la higiene personal y las actividades cotidianas diarias (la más común es el sueño).
Para los padres que están pensando en darles un teléfono a sus hijos, proveerles acceso que vaya aumentando paulatinamente y que se divida en periodos limitados puede ayudar a establecer buenos hábitos y prevenir los problemas de dependencia. A veces, los niños en primaria reciben como primer teléfono el viejo iPhone de uno de sus padres. Les recomiendo que mejor les den primero teléfonos con tapa, y que esperen hasta que hayan desarrollado buenos hábitos en general antes de darles un teléfono inteligente.
De la misma manera en que los niños aprenden a montar en bicicleta con rueditas de entrenamiento o reciben un permiso (antes de la licencia) cuando aprenden a conducir un auto, no deberíamos esperar que los niños manejen su primer teléfono inteligente solos. Afortunadamente, hay maneras para administrar el uso y ayudar a los niños a desarrollar mejores tendencias, lo que en su mayor parte requiere un equilibrio delicado de ejemplo e involucramiento de parte de los padres.
Elabora un plan
Lo ideal es tomarse el tiempo para discutir el uso apropiado, establecer normas y crear un acuerdo familiar “antes” de que los niños reciban un teléfono, porque puede ser más difícil tratar de imponer reglas después. Los acuerdos familiares pueden contener reglas sobre cuándo y cómo se puede usar el teléfono, así como las posibles consecuencias por romper las reglas. Los acuerdos tendrán más probabilidad de éxito si se siguen de manera constante y se revisan frecuentemente conforme los niños crecen y hay nuevas aplicaciones disponibles.
Monitorea el uso
Para los padres de adolescentes que tienen teléfonos inteligentes, es muy importante hacer el esfuerzo de entender cómo, dónde y por qué los chicos pasan el tiempo en su teléfono.
Puede ser útil pensar en desajustes a lo largo del tiempo en lugar de durante una sola tarde o un fin de semana. Después de todo, ver un maratón de series de televisión en un teléfono cuando estás enfermo o con el corazón roto no es lo mismo que mentir sobre el tiempo que pasas en el teléfono durante un largo periodo. Una aplicación como Moment puede ayudar a registrar el uso y mostrar el tiempo que pasas en cada aplicación.
Establece recesos
Family Sharing de Apple y Google Play se pueden configurar para asistir a los padres a monitorear el uso, y la mayoría de los proveedores de telefonía tienen sus propias opciones de control parental. Los dispositivos como Circle y las aplicaciones como OurPact permiten que los padres tengan acceso automático, eliminen el uso de ciertas aplicaciones después de una hora determinada e incorporen recesos estrictos para fomentar el descanso. El psicólogo Larry Rosen, quien ha investigado la relación entre la tecnología y el cerebro y es coautor de The Distracted Mind: Ancient Brains in a High-Tech World, dijo que una de las medidas más importantes es sacar el teléfono de la habitación durante la noche.
Conviértete en un ejemplo a seguir
Por supuesto, los padres que tratan de establecer límites saludables para el uso del teléfono pueden estar también batallando con problemas similares: la encuesta de 2015 del Pew Research Center encontró que el 46 por ciento de los adultos estadounidenses encuestados creen que no podrían vivir sin sus teléfonos. Los adolescentes no son los únicos por los que tenemos que preocuparnos cuando se trata de adicción al teléfono inteligente —también los adultos deberían tomar en cuenta sus hábitos—.
Fuente: The New York Times.es