Firmas rusas han comenzado a desarrollar experimentalmente municiones electrónicas de radio capaces de inhabilitar los sistemas electrónicos enemigos con un impulso electromagnético. Esto, según la agencia RIA Novosti, que cita al director general del Consorcio Radio-Electronic Technologies JSC (KRET), Vladimir Mikheev, se están creando varios tipos de munición nueva, incluyendo proyectiles, bombas y misiles equipados con generadores magnéticos explosivos.
En el siglo XX, surgió la idea en Estados Unidos y en Rusia de desarrollar armas capaces de acabar con la fuerza viva del enemigo, sin dañar su infraestructura, para aprovecharla durante la ocupación de territorios capturados. Una expresión de ello fue una bomba de neutrones, capaz de destruir con su radiación a las tropas y sin afectar edificios. No obstante, el radio de destrucción de su onda expansiva era apenas menor que el de una bomba atómica, además de que su radiación deja inhabitables por años las zonas afectadas.
Otra forma de derrotar al enemigo con la máxima preservación de la infraestructura se considera un arma electromagnética capaz de interferir con las comunicaciones, deshabilitando dispositivos electrónicos. Tales armas de guerras electrónicas deberían causar daño remotamente, a través de una intensa radiación electromagnética que interfiera con el funcionamiento del equipo electrónico del enemigo o lo desactive del todo.
Hoy en día, el arma radio-electrónica más eficaz son los rifles de pulsos electromagnéticos cortos y de alta frecuencia. Los primeros prototipos ya probados son relativamente pequeños y de bajo consumo de energía, capaces de producir una radiación direccionada que dé en el blanco.
Según Mikheev, el nuevo diseño experimental aún está clasificado y se ha desarrollado sobre la base de los resultados obtenidos en el marco del proyecto Alabuga completado entre 2011 y 2012. “Se realizó una evaluación teórica muy seria y un trabajo práctico sobre modelos de laboratorio y rangos especializados, durante los cuales se determinó la nomenclatura de las armas electrónicas y el grado de su impacto en la tecnología”, dijo Mikheev, señalando que tal impacto podría ser interferencia electrónica o “daños destructivos a los elementos electrónicos principales”.
“Alabuga” consistió en un módulo con un generador y circuitos de control, que pueden ser instalados en pequeños cohetes. El generador se encendió a una altitud de 200-300 metros y podía “quemar” la electrónica dentro de un radio de 3,5 kilómetros. En 2013, “Alabuga” fue probado, para luego iniciar el diseño de armas con esta tecnología. En particular, los expertos comenzaron a trabajar en la reducción de las dimensiones del equipo.
Fuente: RIA Novosti