Aunque varios países de América Latina tienen condiciones que los hacen vulnerables al cambio climático y posibles conflictos relacionados con él, son prácticamente inexistentes en la literatura académica.
África y Asia son los continentes más citados, con 77 y 45 menciones respectivamente, según un estudio que analizó la literatura publicada entre 1990 y 2017 que relaciona el cambio climático con conflictos violentos (un total de 124 artículos), con el objetivo de identificar si había algún sesgo en la forma en que los investigadores deciden el lugar de estudio.
América Latina y Oceanía, vulnerables tanto al conflicto como a los riesgos del cambio climático, “apenas se consideran”, afirma el estudio publicado en Nature Climate Change.
Los autores identifican un fenómeno conocido como “streetlight effect”, que significa que los investigadores tienden a enfocarse en lugares particulares más por razones de conveniencia que de relevancia científica.
Esa conveniencia se explica “porque hay más datos en ciertos países que en otros; o por el hecho de que hablen inglés, lo que propicia mayor facilidad de investigación. Además, los países que son ex colonias británicas aparecen más debido a que tienen mejores datos, como los registros históricos del clima”, afirman los autores en el artículo.
Para Tobias Ide, investigador de la Universidad de Melbourne, Australia, y uno de los coautores del artículo, la poca representación de los países latinoamericanos en la literatura sobre cambio climático y conflicto “es preocupante” por la alta vulnerabilidad de muchos países de la región a los impactos del cambio climático, dijo a SciDev.Net.
Según el Índice de Riesgo Climático Global, Honduras, Haití, Nicaragua y Guatemala figuran entre los 10 países más afectados por eventos climáticos extremos durante el periodo 1996-2015. Cada año, sin embargo, se suman otros países de la región. En 2015, por ejemplo, Dominica fue el número 2 y Chile el número 10 de la lista.
Pero la sobreexposición de investigaciones en ciertos países, como Kenia, Sudán y Egipto, no es necesariamente positiva. Por el contrario, dice Ide, propicia que esos lugares sean estigmatizados como más “naturalmente violentos” que otros y que se generen políticas públicas frente al cambio climático de tipo intervencionista con el fin de “mantener la paz”.
En contraste, los países poco representados en los estudios, como los latinoamericanos, “pueden parecer menos vulnerables en el discurso público y político, lo que dificulta la obtención de apoyo para medidas y fondos de adaptación ante cambio climático”, afirma Ide.
De hecho, los únicos países latinoamericanos que aparecen en la lista del Overseas Development Institute, que incluye a los 14 países que reciben mayor financiamiento para atender asuntos relacionados con el cambio climático son México, Brasil y Chile; ninguno de Centroamérica ni de El Caribe.
Para Augusto Castro, director del Instituto de Ciencias de la Naturaleza de la Pontificia Universidad Católica del Perú, el hecho de que no haya literatura académica en inglés vinculada a cambios climáticos y conflictos violentos en América Latina no quiere decir que no haya conflictos.
“No es un secreto el proceso brutal de deforestación de la selva amazónica, con un 25 por ciento ya destruida. Nadie puede negar el proceso del descongelamiento glaciar. Sólo en el Perú los glaciares se han reducido en un 40 por ciento. Tampoco es un secreto el proceso de extracción de minerales en América Latina y los terribles conflictos que esto genera”, dice Castro.
Fuente: Scidevnet