Los inhibidores de punto de control inmune están revolucionando el tratamiento del cáncer, pero una nueva investigación desafía el dogma central de cómo funcionan estos medicamentos. Esta investigación, publicada en ‘Journal of Clinical Investigation’, muestra por primera vez que las células inmunes a menudo ignoradas llamadas células Natural Killer (NK) juegan un papel crucial en la respuesta a los inhibidores de punto de control.
“Los inhibidores de punto de control funcionan al despertar el propio sistema inmunológico del cuerpo y desencadenar un ataque inmunológico contra las células cancerosas”, explica el coautor principal, el doctor Michele Ardolino, científico del Hospital de Ottawa y profesor asistente de la Universidad de Ottawa, Canadá.
“Durante muchos años, todos supusieron que los inhibidores de punto de control atacaban las células inmunes llamadas células T. Pero nuestra investigación muestra que también se dirigen a las células Natural Killer y estas células desempeñan un papel clave en la forma en que funciona este tratamiento”, añade.
El doctor Ardolino dirigió el estudio junto con el doctor David Raulet, profesor de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos. “En el campo de la inmunoterapia contra el cáncer, se ha prestado especial atención a la movilización de células T antitumorales –explica Raulet–. Creemos que las células NK tienen un lugar importante en la mesa. La terapia de punto de control combinada con otras inmunoterapias dirigidas a NK puede permitirnos centrarnos en muchos tipos de tumores que actualmente no responden a las terapias disponibles”.
Las células T y NK pueden reconocer y destruir células cancerosas, pero lo hacen de maneras muy diferentes. Las células NK reconocen patrones de cambios en las células cancerosas y son la primera línea de defensa del sistema inmunológico. Una célula T, por otro lado, reconoce una sola molécula anormal en una célula cancerosa e inicia un ataque más centrado.
Reducción de los tumores en ratones sin células t anticancerígenas
En el estudio actual, los doctores Ardolino y Raulet y sus colegas investigaron el efecto de los inhibidores de punto de control en varios modelos de cáncer de ratón. Descubrieron que los inhibidores de punto de control podían reducir los tumores incluso en ratones sin células T anticancerígenas, lo que significa que algún otro tipo de célula debe responder a los inhibidores de punto de control.
Cuando agotaron las células NK de los ratones, redujeron o eliminaron en gran medida el efecto anticancerígeno de los inhibidores de punto de control. También mostraron que las células NK producen las mismas moléculas receptoras de punto de control que las células T, lo que significa que pueden responder directamente a los inhibidores de punto de control.
“Esta investigación ayuda a resolver un misterio que se ha visto en la clínica, donde ciertos cánceres son muy susceptibles a los inhibidores del punto de control a pesar de que sus células T no parecen estar activadas”, afirma el coautor Jonathan Hodgins, estudiante de doctorado en el Hospital de Ottawa y la Universidad de Ottawa. “Si tenemos razón, es probable que las células NK se estén activando en estos pacientes”, añade.
Los investigadores ahora están investigando enfoques para mejorar aún más la capacidad de matar el cáncer de las células NK. “Mi sueño es que cuando las personas lleguen al hospital con cáncer, seamos capaces de tomar una biopsia y determinar no solo las mutaciones en su cáncer, sino también cómo su sistema inmunológico está interactuando con su cáncer –apunta Ardolino–. Entonces, daríamos al paciente los tratamientos de inmunoterapia que es más probable que funcionen para ellos”.
Fuente: infosalus.com