Cada año Facebook cuenta con diez millones de dólares para proteger a su CEO. El presupuesto se reparte entre una serie de medidas preventivas que tratan de evitar atentados con coche bomba, disparos o las iras de algún empleado de Facebook especialmente cabreado.
Aparentemente Mark Zuckerberg mantiene una actitud despreocupada en el trabajo. Su mesa se encuentra en una oficina abierta, sin paredes que lo separen del resto de los empleados de esa planta. No es una costumbre que guarden muchos CEOs de grandes compañías, ni siquiera en las modernas tecnológicas y open-minded de Silicon Valley.
Sin embargo, Zuckerberg también tiene una sala de reuniones junto a su mesa. Una sala que no solo sirve para sentarse a discutir el nuevo algoritmo del timeline, el crecimiento de Instagram o el de las fake news. También sirve como sala de refugio, en caso de un ataque inesperado. Un ataque de poca broma, porque la sala tiene cristal antibalas.
En la sala hay un botón del pánico, para que Zuckerberg lo pulse y avise a su equipo de seguridad. El espacio se encuentra junto a su mesa, según ha determinado Business Insider, que publica estos detalles a partir de una investigación propia. Y bajo su mesa, más bien bajo toda la planta donde Zuck trabaja, hay un parking. Pero justo bajo la mesa del CEO está prohibido aparcar: una forma de evitar el daño de un posible coche bomba.
En las apariciones públicas del CEO de Facebook su seguridad es primordial, como es evidente. Para garantizarla, cuando Zuck reúne a sus empleados para hablarles de algo, entre los trabajadores hay repartidos agentes de seguridad. Son personas disimuladas como otros empleados de Facebook, solo que en lugar de saber de programación saben de artes marciales y placajes. Se trata de evitar que un trabajador molesto pueda acercarse a su jefe con ominosas intenciones tras un arrebato de ira (o tras un plan premeditado; da lo mismo).
Públicamente, si Zuck quiere ir a tomarse una copa a un bar, a comer a un restaurante o a pasar el rato en cualquier establecimiento del mundo, su personal de seguridad lo conduce hasta el lugar y entra para revisarlo. Cuando garantizan que está limpio, Mark Zuckerberg puede pasar.
Incluso se rumorea –Business Insider no ha podido comprobar este extremo– que dentro de esa sala de reuniones-refugio existe una vía de escape. Nada menos que un túnel secreto desde el que se podría sacar al CEO de aquella planta en caso de ataque.
Son medidas que pueden parecer exageradas, pero quizás solo hasta que la compañía revela que Zuck recibe un buen número de amenazas de muerte cada semana.
Fuente: Agencias