La clase política no pasa por sus mejores momentos. Una mayor exposición mediática les obliga a lanzar discursos cada vez más huecos, promesas demagógicas y otras hierbas de la lengua de madera. Es decir, que la retórica política se está simplificando porque cada vez hay más democracia, no menos, y la clase política parece cada vez más formada por gañanes.
Por todo ello, quizá, no deberían sorprendernos los resultados de una reciente encuesta a propósito de la viabilidad de reemplazar a los políticos por inteligencias artificiales.
66 % de españoles a favor
La encuesta, realizada por investigadores del IE Center for the Governance of Change, indica que la mayoría de las personas apoyarían la sustitución de los miembros de sus respectivos parlamentos por sistemas de inteligencia artificial. Los investigadores entrevistaron a 2.769 europeos que representaban diferentes grupos demográficos. Las preguntas iban desde si preferirían votar a través de un smartphone hasta si reemplazarían a los políticos existentes con algoritmos si existiera tal posibilidad. Según la encuesta:
El 51% de los europeos apoya la reducción del número de parlamentarios nacionales y la asignación de esos escaños a un algoritmo. Más del 60% de los europeos de 25 a 34 años y el 56% de los de 34 a 44 años están entusiasmados con esta idea.
El estudio también encontró que la idea era particularmente popular en España, donde el 66% de las personas encuestadas la apoyaba. En otros lugares, el 59% de los encuestados en Italia estaban a favor y el 56% de la gente en Estonia. En el Reino Unido, el 69% de las personas encuestadas estaba en contra de la idea, mientras que el 56% estaba en contra en los Países Bajos y el 54% en Alemania. Fuera de Europa, alrededor del 75% de las personas encuestadas en China apoyó la idea de reemplazar a los parlamentarios con IA, mientras que el 60% de los encuestados estadounidenses se opuso.
El problema es que la IA está intrínsecamente sesgada, también. Cualquier sistema diseñado para sacar a la luz conocimientos basados en datos que se apliquen a las personas automáticamente acarreará un sesgo integrado en su núcleo. La cuestión sereía determinar si es mejor un sesgo algorítmico que la demagogia de algunos políticos. Al menos, la inteligencia artificial sí que es capaz de identificar algunos de nuestros sesgos, incluso algunos muy sutiles, hasta el punto de que nuestra cara se puede correlacionar con nuestra orientación política:
Fuente: xatakaciencia.com