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La Casa Blanca ahora usa Starlink, el internet por satélite de Elon Musk

Los expertos dudan de la fiabilidad y la seguridad de la tecnología de conexión a Internet por satélite de la empresa propiedad de Elon Musk

La Casa Blanca, hogar de Donald Trump desde que tomó posesión del gobierno estadounidense el pasado 20 de enero, ha dado un paso sorprendente en su infraestructura de comunicaciones: ha decidido incorporar Starlink, el servicio de internet satelital de SpaceX, la empresa de Elon Musk. Esta instalación, que se suma a la red Wi-Fi ya existente en el complejo gubernamental, plantea interrogantes sobre sus motivos y sus implicaciones, especialmente dada la relación de Musk con la administración Trump.

Aunque no se ha especificado la fecha exacta de la instalación tras la llegada de Trump a su segundo mandato, la presencia de Starlink en la Casa Blanca se justifica oficialmente por la necesidad de mejorar la disponibilidad de internet. Se argumenta que algunas áreas del recinto sufren de mala cobertura móvil y que la infraestructura Wi-Fi actual se encuentra sobrecargada. En lugar de instalar terminales directamente en los edificios, el sistema Starlink se estaría canalizando a través de un centro de datos remoto, utilizando la infraestructura de fibra ya existente, tal y como habrían revelado fuentes cercanas a la Casa Blanca a The New York Times.

Sin embargo, esta iniciativa no está exenta de polémica. Elon Musk, quien ahora ejerce como asesor no remunerado y «empleado gubernamental especial» en la Casa Blanca, controla tanto Starlink como otras empresas con intereses regulatorios o que han firmado contratos con el gobierno federal. Esta situación ha suscitado durante semanas preguntas sobre posibles conflictos de interés.

Un episodio peculiar añade más intriga al asunto. En febrero, Chris Stanley, ingeniero de seguridad en SpaceX y X, ambas empresas de Musk, intentó instalar un terminal Starlink en la azotea del Edificio Eisenhower, alertando al Servicio Secreto.

Aunque la administración Trump insiste en que la instalación de Starlink fue una «donación» y que se ha seguido el protocolo ético adecuado, antiguos funcionarios han expresado dudas sobre la viabilidad de este tipo de donaciones y la necesidad de una supervisión más rigurosa para garantizar la seguridad de los sistemas. Por su parte, expertos en ciberseguridad advierten que la introducción de una nueva red, cuya encriptación no está clara, podría representar un punto de ataque adicional para la infraestructura de comunicaciones de la Casa Blanca.

Si bien Starlink ha demostrado ser una red fiable en situaciones de emergencia y en ubicaciones remotas, su utilidad como reemplazo o ampliación de la infraestructura de fibra existente en un edificio gubernamental en Washington es menos evidente. La llegada de Starlink a la Casa Blanca parece ser una decisión inusual que plantea más preguntas que respuestas sobre la estrategia tecnológica de la administración y la influencia de Elon Musk en las altas esferas del gobierno.

Fuente: larazon.es

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