El Ginkgo biloba es una planta milagrosa, según dicen sus valedores, capaz de vacunarnos contra la demencia, de mejorar la memoria, de protegernos de los ataques al corazón y de curar desde el cáncer gástrico hasta el tinitus, pasando por el glaucoma, la esclerosis múltiple, la disfunción sexual y el vitíligo. Desgraciadamente, los médicos no se van a librar de su trabajo tan fácilmente, porque esta planta milenaria de origen japonés no sirve para devolver la salud de los enfermos. Sus virtudes solo tienen un aval firme: el de la pseudociencia.
Una tras otra, la ciencia viene tumbando en los últimos años todas las propiedades, sobre todo asociadas a las capacidades cognitivas, atribuidas a esta planta extraordinaria. Porque el ginkgo es un árbol de museo, dado que se le considera un fósil viviente, única en su especie de forma literal: división Ginkgophyta, clase Ginkgopsida, orden Ginkgoales, familia Ginkgoaceae, género Ginkgo. Pero de ahí a que sane enfermos hay un trecho que los estudios científicos no le dejan recorrer.
Sólo el último mes, este árbol se ha llevado los tres últimos palos. Para empezar, un trabajo francés con 2.800 septuagenarios con problemas de memoria concluyó que no sirve para evitar el alzhéimer. Después de cinco años, los 1.400 ancianos tratados con ginkgo desarrollaron la enfermedad en la misma proporción que los otros 1.400 que fueron tratados con placebo. Este estudio, publicado en The Lancet, confirma las conclusiones de otro anterior publicado en 2009 en JAMA: comparado con el placebo, el uso de Ginkgo biloba (120 mg. dos veces al día) no evitó deterioro cognitivo en ancianos sanos.
Más. La revista Neurology publicó un estudio que rebatía otro preliminar de corto alcance que aseguraba que mejoraba las capacidades cognitivas de enfermos de esclerosis múltiple, que suelen consumir preparados derivados del ginkgo para combatir el deterioro mental. Nada de nada: ”Desgraciadamente, no hemos visto ninguna mejora gracias al ginkgo”, zanjó Jesús Lovera, responsable del estudio.
Más recientemente, la revisión de toda la literatura científica publicada sobre la relación entre la planta japonesa y la memoria mostró que tampoco sirve en este sentido. Los comprimidos de ginkgo se venden para estudiantes en exámenes para que mejoren la retención de su temario, pero según el estudio las pastillas “no tienen ningún impacto a ninguna edad, y pueden ser una pérdida de tiempo y dinero”.
El responsable de este estudio, Keith Laws, explica a Materia que no sólo no tiene un impacto positivo, sino que incluso en algunos estudios, la planta perjudicó las capacidades de algunos de los miembros de los grupos de control. “No sirve para funciones cognitivas como la memoria, la atención o la resolución de problemas en personas sanas de todas las edades”, zanja.
Potencialmente mortal para epilépticos
El problema de esta planta es que se usa como medicina sin tener reconocida esa categoría, denuncia Laws. “No está regulada como un producto medicinal, por lo que la gente se puede permitir hacer todo tipo de afirmaciones grandilocuentes sobre sus propiedades, por lo general bastante vagas e imprecisas, con expresiones como que mantiene o ayuda a la memoria”, critica este profesor de la Universidad de Hertfordshire.
Por si fuera poco, el ginkgo puede ser incluso gravemente perjudicial en algunos casos, como en los enfermos de epilepsia, según ha demostrado el profesor Eckhard Leistner. En su estudio, alerta de que deben tenerse muy en cuenta estas graves contraindicaciones para evitar sustos con pacientes propensos a las convulsiones.
“Estos medicamentos pueden ser peligrosos para las personas predispuestas para las convulsiones, como los epilépticos. Hasta el 1% de todas las personas sufre de ataques epilépticos al menos una vez en su vida”, explica Leistner. “Es especialmente peligrosa si se comen semillas crudas o tostadas, porque contienen ginkgotoxina, una sustancia tóxica que provoca convulsiones e incluso la muerte, según varios casos registrados en Asia”, advierte este investigador de la Universidad de Bonn.
Curiosamente, el único estudio que avala la mejora de facultades gracias al ginkgo están avalados por una firma que los comercializa en Alemania, explica Leistner: “Nadie ha podido reproducir sus resultados”. Según un estudio de 2007 realizado por la Comisión Europea, el 13% de los alemanes que consumen medicina natural usa el ginkgo, solo por detrás de los franceses y su 29%. Entre Francia y Alemania suman más de 130 de los 171,5 millones de euros que movieron los preparados de ginkgo en la Unión Europea en 2005.
“El dinero es lo que explica que se siga recomendando esta planta”, denuncia Laws. “Se calcula que las ventas de estos preparados en EEUU generan 500 millones de dólares al año”. Tanto en Europa como en EEUU, el ginkgo se atiene a las leyes de seguridad alimentaria, que no son tan estrictas como las de los medicamentos, y que no obligan a comprobar los reclamos de manera tan estricta.
La Agencia Europea del Medicamento inició a finales del pasado año un proceso de consultas a científicos e interesados (PDF) para poner en orden la consideración de esta planta y sus derivados. En este momento, la Agencia está analizando la información para determinar qué hacer de ahora en adelante con el ginkgo.
Eso podría cambiar el actual mosaico regulador europeo, donde son 12 los países de la Unión que prohibían su uso o restringen seriamente su consumo mientras el resto permiten su compraventa. En España, se pueden comprar cajetillas de comprimidos con los principios activos del Ginkgo Biloba por unos seis euros en adelante, como medicamento y sin receta.
El Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa de EEUU ya ha tomado nota de que el ginkgo no sirve ni contra la hipertensión, ni contra el cáncer, ni contra la pérdida de facultades asociadas a la edad. Sin embargo, el 11% de los norteamericanos que consume medicinas naturales compra ginkgo.
El árbol Ginkgo es una planta poco común desde el punto de vista botánicos. Contiene unos compuestos -ginkgoloides- con una estructura inusual que no se dan en ninguna otra parte de la naturaleza, muy usados en la medicina tradicional china y japonesa para el tratamiento de diversas dolencias porque mejora la circulación sanguínea.
Con ese pretexto se comercializa en España contra mareos, vértigos o mala circulación en las piernas “basado exclusivamente en su uso tradicional”, según reza en su prospecto. Sin embargo, los preparados de ginkgo se recomiendan para tantas cosas que es casi imposible ponerle coto: depresión, demencia, dolor de cabeza, problemas de vejiga, hipertensión, mareos…, contra los que poco ha demostrado en el laboratorio.
Fuente: esmateria.com