Los nuevos reactores de cuarta generación están a punto de entrar en funcionamiento en China. Se trata de los reactores HTR-PM, un diseño caracterizado por tener un núcleo compuesto por un lecho de bolas y por estar enfriado por gas. Su principal ventaja es que son inmumes a la fusión del núcleo, un fenómeno que puede provocar graves problemas de seguridad y que ha sido clave en accidentes históricos, como Chernóbil y Fukushima.
Sin embargo, un comentario que se acaba de publicar en Joule ha avisado de la necesidad de investigar más, preparar medidas de seguridad adicionales y de extender la fase de puesta en marcha de los reactores para monitorizar su funcionamiento. A pesar de que estos reactores son teóricamente más seguros que sus predecesores, el riesgo proviene de que representan una nueva tecnología y de que se han prescindido de medidas de seguridad adicionales básicas en reactores más antiguos.
“No hay razón para dejarse llevar por el pánico, pero la tecnología nuclear siempre supone un riesgo”, ha dicho en un comunicado el primer autor del comentario, Rainer Moormann, experto en seguridad nuclear. “Una comprensión realista de estos riesgo es esencial, especialmente para los operadores, así que instamos a tener precaución y a despertar el espíritu científico con la operación de los reactores HTR-PM”.
La Corporación de Ingeniería de Construcción Nuclear de China pronto habrá puesto en operación dos reactores gemelos de 105 megavatios cada uno. Ambos son reactores HRT-PM, y prometen convertirse en los primeros de este tipo construidos en el mundo a escala comercial.
En vez de contar con barras de contención para controlar las reacciones nucleares, como los reactores convencionales, usan granos de combustible (uranio) recubiertos por grafito y cerámica, capaces e soportar temperaturas muy altas. Esto, junto a sistema se refrigeración pasivos, es suficiente para evitar el fenómeno de la fusión del núcleo, en el que los operarios pierden el control sobre las reacciones nucleares y se pueden producir explosiones o fugas de radiación.
Esto ha llevado, tal como ha recordado Moormann, a que los creadores de los HRT-PM consideren que estos reactores son inmunes a las catástrofes. Sin embargo, también implica que han sido construidos sin vasijas de protección de alta presión y sin sistemas de refrigeración activos redundantes.
“Ningún reactor es inmune a los accidentes. La ausencia de la posibilidad de que haya accidentes de fusión del núcleo no implica que un hecho peligroso no sea posible”, ha dicho el experto. Moormann, junto a los expertos Scott Kemp y Ju li, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, EE.UU.), han coincidido en que, con una nueva tecnología, aumenta el riesgo de que los operarios cometan un error.
De hecho, han incidido en que en ocasiones pasadas los operarios se sorprendieron cuando trabajaban con prototipos de este reactor por la formación de puntos calientes, capaces de producir altos niveles de polvo radiactivo. Otro de los inconvenientes de estas máquinas es que producen mayores volúmenes de residuos radiactivos.
Por todos estos motivos, instan a llevar a cabo un monitoreo continuo y riguroso, instalar medidas adicionales de contención y refrigeración y extender la fase de arranque. Así mismo, creen que es recomendable investigar opciones más seguras a largo plazo para los residuos nucleares, que está previsto que se almacenen en vasijas almacenadas bajo tierra.
“Ya había alguna controversia en relación con estos reactores, pero tengo la impresión de que muchos de los problemas no se han sacado a la luz lo suficiente, y que son desconocidos por algunos de mis colegas”, ha dicho Moormann. “Espero que los pros y los contras se discutan ampliamente”.
Fuente: abc.es/ciencia