Será un largo viaje. Aunque la órbita de Mercurio está un poco más lejos de la Tierra que la de Marte, y si a Marte se llega en siete meses, la nave BepiColombo que se lanza la próxima noche desde Kurú, en la Guayana francesa, va a necesitar siete años para llegar hasta el planeta Mercurio.
La diferencia se debe a que a Marte se puede ir directamente, sin escalas, ya que se despega en dirección contraria al Sol. Pero para ir a Mercurio sin ser engullida por la enorme gravedad del Sol, BepiColombo deberá completar dieciocho órbitas a la estrella en un viaje de 9.000 millones de kilómetros –o 60 veces la distancia de la Tierra al Sol- antes de dejarse atrapar por el minúsculo campo gravitatorio del planeta.
Es “uno de los viajes más complejos que se han dirigido en la historia del centro de control de misiones de la Agencia Espacial Europea (ESA)”, destaca la agencia en un comunicado del 12 de octubre.
La dificultad para llegar a Mercurio explica que sea el más desconocido de los planetas interiores del sistema solar. Un mundo de enigmas que BepiColombo intentará descifrar. Los astrónomos no tienen explicación para su enorme núcleo de hierro –que ocupa el 75% del diámetro del planeta– ni para su campo magnético –que le distingue de Venus y Marte pero lo equipara a la Tierra–. ¿Tal vez Mercurio, que ahora es el planeta más pequeño del sistema solar, fue mayor en el pasado pero perdió sus capas más externas en algún cataclismo y quedó reducido a poco más que su núcleo?
Tampoco tienen explicación para las moléculas volátiles que escapan actualmente de su superficie y que, estando tan cerca del Sol, hubieran debido agotarse hace miles de millones de años. ¿Tal vez Mercurio nació más lejos del Sol y alguna carambola cósmica acabó enviándolo junto a la estrella?
Tampoco se sabe cómo es que el hemisferio sur del planeta está lleno de cráteres antiguos mientras que el hemisferio norte está tapizado de minerales volcánicos que debieron aflorar a la superficie en un pasado más reciente.
El planeta es el más inexplorado de los rocosos: sólo otras dos sondas lo han visitado antes
“Es el planeta de los misterios”, resumió Johannes Benkhoff, del equipo científico de BepiColombo, en un encuentro con periodistas organizado por la ESA para presentar la misión.
Pese a estos misterios, que convierten a Mercurio en uno de los destinos científicos más atractivos del sistema solar, sólo dos misiones lo han visitado hasta ahora. La Mariner 10 de la NASA se situó en órbita alrededor del Sol para seguir el planeta y lo sobrevoló en tres ocasiones en 1974 y 1975. La Messenger, también de la NASA, partió en el 2004 y se situó en órbita alrededor de Mercurio en el 2011, donde permaneció cuatro años antes de estrellarse contra su superficie.
La BepiColombo europea y la Messenger de la NASA se empezaron a gestar en la misma época, a partir del momento en que se averiguó cómo se podía lanzar una nave hacia Mercurio y conseguir que se quedara en órbita a su alrededor.
El cálculo de la trayectoria, que se basa en sobrevolar Venus y el propio Mercurio varias veces y aprovechar la gravedad de los planetas para maniobrar, se deriva de las investigaciones del astrónomo italiano Giuseppe Colombo (1920-1984), a quien sus amigos y colegas llamaban Bepi y a quien la ESA ha homenajeado dando su nombre a la misión. También en la misma época, la agencia espacial japonesa (JAXA) se propuso enviar una nave a Mercurio.
De las tres propuestas, la Messenger de la NASA salió adelante. La BepiColombo europea, que en un principio era más ambiciosa y se debía lanzar en el 2009, empezó a verse frenada por dificultades técnicas y presupuestarias. La japonesa se canceló.
BepiColombo se había concebido inicialmente como una misión doble. Combinaría una sonda que aterrizaría en la superficie de Mercurio –un lander, en el argot del sector espacial– y un satélite que se situaría en órbita alrededor del planeta –un orbiter–. Pero en el 2003, viendo que no le llegaba el dinero, la ESA optó por sacrificar el lander e invitó a Japón a que se sumara al proyecto.
El resultado vuelve a ser una misión doble, pero esta vez formada por dos satélites, uno europeo y el otro japonés. El satélite europeo MPO (iniciales en inglés de Orbitador Planetario de Mercurio) va equipado con once instrumentos científicos para estudiar el interior, la superficie y la exosfera del planeta. El japonés MMO (Orbitador Magnetosférico de Mercurio) lleva cinco instrumentos para estudiar el campo magnético del astro y su interacción con el viento solar.
La ESA, que lidera el proyecto, aporta también la nave para llegar hasta Mercurio y un escudo para proteger el módulo japonés de la radiación solar durante el viaje. En conjunto, Europa invierte 1.300 de los 1.650 millones de euros de la misión, o casi un 80%. De ellos, unos cien millones provienen de las aportaciones de España a la ESA.
El mayor reto ha sido diseñar una nave capaz de resistir 450 grados al sol y 180 bajo cero a la sombra
La industria espacial española se beneficia de esta aportación con la participación de siete empresas que han obtenido contratos para participar en BepiColombo (Alter, Casa, Crisa, Iberespacio, Rymsa, Sener y TAS-ES). En el conjunto de Europa, 83 empresas de 16 países han participado en la construcción del satélite, en un consorcio coliderado por Airbus Defence and Space y por Thales Alenia Space.
El rediseño de la misión a partir del 2003, con la renuncia al lander y la incorporación del módulo japonés, obligó a retrasar hasta el 2008 la firma del contrato para construir el módulo MPO. En aquel momento, se fijó el lanzamiento de la nave para el 2013. Sin embargo, las dificultades técnicas surgidas a lo largo del proyecto, sobre todo para evitar daños en los paneles solares, han acabado retrasando el lanzamiento otros cinco años.
“El gran reto para BepiColombo es el entorno térmico extremo en que deberá trabajar”, explica Ulrich Reininghaus, director del proyecto BepiColombo en la ESA. “Volamos a un horno de pizzas”. A una distancia de menos de 60 millones de kilómetros del Sol, recibirá una radiación solar unas diez veces más intensa que la que llega a la Tierra. Las partes de la nave expuestas al sol deberán soportar temperaturas de 450 grados Celsius, suficientes para fundir plomo. Cuando estén a la sombra bajarán a 180 bajo cero. Los instrumentos científicos, por su parte, deberán mantenerse siempre a temperaturas moderadas para poder funcionar. “Esto nos ha causado varios retrasos. Nos ha costado mucho más de lo que esperábamos”, explicó Reininghaus en el encuentro con periodistas que organizó la ESA.
Pero 25 años después de que astrónomos europeos propusieran por primera vez enviar una misión a Mercurio y 18 años después de que la ESA la aprobara, BepiColombo está por fin montado sobre un cohete Ariane 5 en la base espacial de Kurú esperando a zarpar esta próxima noche.
El lanzamiento está programado para las 22h45, hora local de Kurú, que serán las 3h45 de la madrugada en España. La ESA ofrecerá una retransmisión del lanzamiento en directo a través de su web (www.esa.int/live) desde las 3h15 hasta las 4h30. Tras el lanzamiento, BepiColombo volverá a pasar junto a la Tierra en abril del 2020 para desviar su trayectoria y dirigirse hacia la órbita de Venus. Después sobrevolará Venus dos veces, en octubre del 2020 y agosto del 2021, lo que aprovechará para obtener nuevos datos de la atmósfera y la estructura interna del planeta, antes de poner rumbo a Mercurio. Deberá sobrevolar Mercurio seis veces en los cuatro años siguientes para frenar lo suficiente y poder situarse en órbita en diciembre del 2025.
Una vez en Mercurio, el módulo europeo MPO y el japonés MMO se separarán para trabajar en órbitas distintas. La parte europea de la misión está programada para durar un año, aunque la ESA tiene previsto prorrogarla un segundo año si la nave se encuentra en buen estado a finales del 2026. En el mejor de los casos, podría durar tres o cuatro años como la Messenger de la NASA. Después se le acabará el combustible para controlar su trayectoria y quedará en órbita alrededor de Mercurio durante siglos. El módulo japonés acabará su misión estrellándose contra el planeta.
La secuencia del lanzamiento
A las 03:45h
Será un lanzamiento nocturno. Está programado a las 22h45, hora local (3h45 de la madrugada en España). El Ariane 5 inicia el ascenso impulsado por los boosters (propulsores laterales)
3’09”
Al llegar a unos 105 km de altitud, la nave ya no será dañada por las partículas de las capas bajas de la atmósfera. Se desprende del peso de la cofia protectora.
26’47”
A unos 1.500 km de altitud, a 37.000 km/h de velocidad, la nave se desprende de la última etapa del cohete y empieza a viajar sola hacia Mercurio
1h14’
Los paneles solares que darán a la nave la energía necesaria para la misión están completamente desplegados 74 minutos después del despegue
Fuente: lavanguardia.com