En el primer estudio que examina sistemáticamente las inversiones públicas en vacunas de ARNm, los investigadores descubrieron que el gobierno de Estados Unidos invirtió considerablemente para COVID-19, décadas antes de la pandemia.
El gobierno invirtió USD 31,900 millones en vacunas y tecnologías de ARNm entre 1985 y 2022, de los cuales al menos USD 337 millones se invirtieron antes de la pandemia, reveló el estudio publicado en el British Medical Journal el 3 de marzo.
El gobierno pagó USD 31,600 millones durante la pandemia para la investigación y producción de vacunas para todos los estadounidenses, así como para las donaciones mundiales.
La enorme cantidad de fondos ha supuesto para Moderna y Pfizer más de USD 100,000 millones en ingresos por las ventas de las vacunas contra COVID-19, desde su lanzamiento, una cantidad 20 veces superior al presupuesto total de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para 2020-21.
En conjunto, los investigadores identificaron 34 subvenciones de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) que estaban directamente relacionadas con las vacunas contra COVID-19 de ARNm.
También identificaron contratos dictados por la Biomedical Advanced Research and Development Authority (BARDA) y el Departamento de Defensa.
“Se trata de la mayor inversión pública jamás realizada en una enfermedad”, afirmó Hussain Lalani, investigador de la Facultad de Medicina de Harvard y autor principal del estudio.
Dado que no se incluyeron las ayudas de otros países, fundaciones o empresas, es probable que el estudio subestimase la inversión total previa a la pandemia. No obstante, los investigadores creen que proporciona una estimación sólida aunque conservadora.
En una editorial vinculada, el Dr. Victor Roy, sociólogo y médico de la Facultad de Medicina de Yale, afirma que el desarrollo de la vacuna “sirve de ejemplo de un sistema en el que los riesgos de la innovación se socializaron, mientras que la mayor parte de las recompensas se privatizaron en beneficio de los accionistas de las empresas”.
En su lugar, recomendó estrategias de innovación alternativas como la direccionalidad, la condicionalidad y las opciones públicas.
“Estas alternativas permitirían a los gobiernos poner más plenamente las inversiones públicas al servicio de la salud pública, una prioridad fundamental a la hora de examinar nuestra respuesta a esta pandemia y prepararnos para la próxima”, concluye el Dr. Roy.
Dudas sobre las vacunas
Aunque la OMS ha informado de que las vacunas de ARNm cumplen los criterios necesarios de seguridad y eficacia, cada vez se plantean más dudas sobre la tecnología utilizada, los efectos adversos, la naturaleza de la “terapia génica” de las inyecciones de ARNm y la persistencia de la proteína de la espiga (proteína spike).
Inversionistas como Bill Gates retiraron recientemente su apoyo a las empresas que están detrás de las vacunas contra COVID-19 de ARNm.
En 2019, Bill Gates invirtió USD 55 millones en Biotech, compañía que desarrolló la vacuna contra COVID-19 para Pfizer. Ahora valen USD 550 millones. Como un importante defensor de la tecnología de ARNm, Gates llamó a las vacunas de ARNm “cambiadores de juego”.
Después de que sus beneficios se multiplicaran, Gates vendió parte de las acciones a fines de 2021, al tiempo que criticó las vacunas contra COVID-19, afirmando que no bloquean la infección, no son eficaces contra las variantes y tienen una “duración muy corta”.
“Las vacunas actuales no bloquean la infección”, declaró Gates a The Hill.
“Estas no son amplias —por lo que cuando aparecen nuevas variantes, se pierde la protección— y tienen una duración muy corta, sobre todo en las personas que importan, que son los ancianos”.
Fuente: The Epoch Times en español