José Manuel Aguilar Yáñez, CEO del Instituto Gould-Stephano, asegura que hay interés de algunos empresarios del Grupo de los 10 de Monterrey para financiar el desarrollo, la producción y fabricación de la vacuna contra el Covid-19, conocida como Livion.vac.
“Hemos tenido reuniones con empresarios importantes a nivel nacional y creemos que ya es un modelo atractivo de negocios y vamos a tener ahora sí el financiamiento requerido para la vacuna contra el Covid-19”, señala a Forbes México.
“La idea es que nosotros tengamos la capacidad de producción y manufactura (de la vacuna contra el Covid-19), que no existe ahorita en México, y tienen una gama de aplicaciones muy altas”, expresa.
Según el investigador, la vacuna Livion.vac es desarrollada con la tecnología de ácidos nucleicos, la cual es muy segura, efectiva y no tiene los problemas de cadena de frío, es decir, se mantiene almacenada a temperatura ambiente o a 4 grados.
La vacuna Livion.vac puede estar lista este mismo año, así como se conseguirá una aprobación de emergencia de la Cofepris, que ya cubre a otras vacunas contra el Covid-19 en México.
El investigador recuerda que tardaron tres semanas en decidir qué vacuna contra el Covid-19 harían y dos meses después ya contaban con un estudio preclínico en animales.
“Pasaron seis meses con la vacuna contra el Covid-19 lista en el congelador hasta que obtuvimos el financiamiento para poder hacer los estudios en los animales”, cuenta el egresado de biología molecular en la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
La historia de este año no ha sido fácil en el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19, pero se obtuvieron los recursos económicos para hacer el estudio preclínico, añade.
“Ya sabemos que la vacuna contra el Covid-19 es segura y efectiva en animales y esperamos obtener el financiamiento para poder iniciar las pruebas en humanos en unos cuatro meses”, dice Aguilar Yáñez.
A partir de que se tengan los recursos iniciaremos la prueba en humanos, lo cual será importante porque el Covid-19 es un problema que llegó para quedarse y las vacunas no están llegando a México, comenta.
Señala que la vacuna contra el Covid-19 nace como parte de la iniciativa sin fines de lucro llamada Jonas Salk. Jonas Salk fue un investigador, que trabajó en 1953 en la vacuna contra la poliomielitis, que se hizo sin fines de lucro y fue un regalo de billones de dólares a la humanidad.
“Quisimos hacer eso aquí en México pensando, que era la única manera de hacer un proyecto grande en una situación tan difícil como la pandemia de Covid-19”, expone.
El plan fue que el gobierno, el sector privado y la academia trabajen de la mano en la creación de vacuna contra el Covid-19.
“Lamentablemente no pudimos reunir los recursos y hace muy poco tiempo hicimos una spin off desde el Instituto Gould-Stephano, que fundamos para coordinar el desarrollo clínico y armar un consorcio con los laboratorios privados, empresas de manufactura y gobiernos”.
Las spin off son iniciativas empresariales promovidas por miembros de la comunidad universitaria, en las que el producto o servicio procede del conocimiento adquirido en la propia universidad. Pero como en toda empresa, antes de lanzarse a la aventura es imprescindible comprobar si la idea de negocio es viable.
El investigador dice que la vacuna contra el Covid-19 tendrá el nombre Livion.vac, la cual será producida en la planta Livion.bio que será instalada en México.
José Manuel Aguilar Yáñez se graduó del doctorado en el Tec de Monterrey en 2009, cuando empezó la pandemia de influenza: “Cambié mi tesis y estaba trabajando con anticuerpos mono naturales, que también ahorita están de moda para otra aplicación para otras enfermedades. Cambié mi tesis y me puse a trabajar en un vacuna de nueva generación, en ese entonces una vacuna recombinante contra la influenza”.
“Eso lo patentamos a través del Tec en ese momento y se donó al gobierno. He publicado varios artículos, me invitaron a Canadá a un centro de investigación especializado en vacunas y ahí me especialicé mucho más en vacunas hasta que regresé a México”. “Estuve dos años en Canadá y empecé con esta empresa que te digo de las heridas y se vino la pandemia de Covid-19”.
—¿Qué empresarios están interesados en financiar la vacuna mexicana contra el Covid-19?
—Fíjate no estoy seguro si les guste a ellos hablar, pero hablamos con gente de Monterrey del G10 y bueno te puedo comentar mejor algo publico como Thomas Michael Hogg, director de TMH Consulting & Investment Group, es alguien que nos va apoyar en la captación de recursos con extranjeros. El directivo alemán hizo una crítica a los inversionistas mexicanos, porque no están acostumbrados a apostarle al riesgo y al desarrollo de alta tecnología con la vacuna contra el Covid-19.
—¿Entonces algunos empresarios del G10 están interesados en invertir en la vacuna contra el Covid-19 y apostar con ustedes de la mano en este desarrollo?
—Sí, digamos que estamos en pláticas con algunos y se mostraron interesados, estamos haciendo todo un plan de desarrollo que nos va permitir producir la vacuna contra el Covid-19. Nosotros estamos planteando una plataforma de respuesta rápida en México con la más alta tecnología y eso es lo que ofrece nuestra vacuna a diferencia de todas las que están en desarrollo. La vacuna de ácidos nucleicos, particularmente de AD, son las más nuevas y nunca habían existido, pero ya hay tres aprobadas Pfizer y Moderna, entonces la siguiente generación que están por aprobarse, lo vas a ver venir pronto son las de ADN.
—¿Los empresarios financiarán el desarrollo de la vacuna contra el Covid- y la planta que quieren instalar en México?
—Sí, justamente nosotros estamos desarrollando inversión en proyecto para ellos y cualquier grupo que se interese. Obviamente buscamos lo que se conoce como smart money, o sea un inversionista que además de su dinero ponga su experiencia en el ramo y conocimiento y pues lo más ideal sería como lo hizo en su momento BioNTech, que se unió con Pfizer, o estas compañías muy pequeñas que empezaron a fusionarse como incluso universidades: Oxford con AstraZeneca.
Las farmacéuticas van a buscar todas las ideas que hay por ahí y las adoptan y con sus recursos lo hacen. Entonces lo que estamos buscando es generar esa fuerza que puede ser de empresarios nacionales o puede ser del extranjero de grupos con esa experiencia.
—¿Utilizaste esta nueva estrategia de financiamiento, conocida como crowdfunding para el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19?
— Hicimos una página, hicimos y una fundación para recaudar fondos y poder extender recibos deducibles de impuesto, pero realmente no tuvimos éxito, o sea fue al final de cuentas con nuestros propios recursos que logramos hacer una compra inicial de los primeros insumos que necesitamos y así fue como lo logramos. El grupo somos cinco socios, los cinco lo sacamos adelante, lo de la vacuna contra el Covid-19. Tuvimos una donación pequeña (a fondo perdido) que hizo la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), a través de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Nuestro proyecto entró dentro de los proyectos nacionales a través de este consorcio que organizó la cancillería e invitó a científicos con experiencia que están trabajando en Covid-19.
— ¿Entonces invirtieron su dinero en este proyecto de desarrollo de la vacuna contra el Covid-19?
—Así es, tuvimos la esperanza y el idealismo de pensar que como lo hizo Jonás Salk, así es cómo financió uno de los proyectos más importantes en la historia en cuanto a vacunas, la de la polio. Pero no sé si es por la situación a nivel nacional que lamentablemente la credibilidad de los mexicanos es baja, tristemente, cuando tenemos mexicanos brillantes como el que inventó la televisión a color.
—¿Cuánto invirtieron en el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 y cuánto les dio la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
—Ahorita nosotros hemos invertido, una buena pregunta en dólares y pesos mezclado, pero es una cantidad mínima. La Secretaría de Relaciones Exteriores dio como 3.3 millones y nosotros hemos invertido como la tercera parte de eso más o menos. Nadie de nosotros está cobrando ni un peso, todos estamos trabajando full time y tenemos también mucho networking, así como mucha colaboración con muchos países. Ahora gracias a toda esta capacidad de conexión en el mundo nos permitió sin tener instalaciones propias generar toda una estrategia de outsourcing: Generamos el plan y dijimos bueno el punto ‘a’ se manufactura aquí, el punto ‘b’ se hace acá y el diseño, este se hace aquí, las pruebas preclínicas se hacen acá, las clínicas se hacen allá.
Como instituto pudimos armar todo un consorcio para ejercitar nuestro plan con una cantidad muy baja, como lo es comparado con lo que cuesta normalmente un desarrollo de una vacuna. El desarrollo clínico de la vacuna contra el Covid-19 es lo más costoso, porque es lo que sigue y es donde estamos ahorita y es lo que estamos esperando el financiamiento fuerte y estamos calculando más de 80 millones dólares para todo el desarrollo y para obtener la autorización de emergencia.
— ¿Tienen el respaldo de alguna universidad o son empresarios dedicados a desarrollar la vacuna mexicana contra el Covid-19?
—Somos cinco en el grupo: Tres de nosotros somos científicos, yo estoy en el Tec de Monterrey y soy desde hace 16 años profesor e investigador de tiempo completo. Tengo varias empresas y en algunas de ellas colabora gente del Tec y el desarrollo de la vacuna contra el Covid-19 fue algo que surge en una situación donde el Tec había cerrado las puertas por la misma contingencia y no podíamos acceder al laboratorio.
Yo estaba allá en Baja California, donde está mi familia. Entonces lo que hice fue generar un instituto para tener versatilidad, porque la burocracia de las instituciones grandes para hacer un convenio de colaboración con una empresa y con un laboratorio tarda varias semanas. Como un instituto de reciente creación rápidamente pudimos hablar con compañías de manufactura, diseño y análisis clínicos en Estados Unidos para hacer los convenios para la vacuna contra el Covid-19.
Fuente: forbes.com.mx